Las siete generaciones de este compacto clásico han puesto a disposición de expertos y profanos un tremendo potencial con el que dar rienda suelta a su espíritu creativo, aunque con resultados muchas veces dudosos. Estos «Golfs malotes» se dan cita todos los años en el famoso encuentro GTI celebrado cerca del lago Wörthersee (Austria). El escenario perfecto para la presentación de la nueva apuesta del preparador de automóviles de Volkswagen con sede en Kempten ABT. No es ningún secreto que el Golf estándar procedente de Wolfsburgo resulta demasiado aburrido para los chicos de ABT, por lo que no nos ha sorprendido el trabajo que se han tomado en modificarlo estéticamente con infinidad de piezas adicionales. Un spoiler delantero acerca ópticamente al VW más al suelo, la parrilla es mucho más estrecha y las pestañas de los grupos ópticos le confieren un aspecto más fiero. A esto cabe añadir unas taloneras laterales bastante agresivas y unas tapas de efecto carbono en los retrovisores de las que se podría prescindir sin problemas.
Mucho por fuera, poco por dentro
Algo que no puede faltar es un faldón trasero con cuatro enormes tubos de escape y, por supuesto, un prominente spoiler trasero sobre el borde del techo. En cambio, la inserción de carbono en el portón trasero entra de nuevo en la misma categoría que la decoración de los espejos y parece no encajar muy bien en el conjunto. Aparentemente en el interior no hay ningún motivo de queja. Aparte de un juego nuevo de alfombrillas, molduras embellecedoras iluminadas en las puertas y un adhesivo distintivo de ABT los de Kempten no han tocado mucho el puesto de conducción del Golf –ya de por sí ergonómico y de una calidad casi perfecta.
Lo que naturalmente no han podido dejar a un lado ha sido el motor, aunque éste tampoco parece encajar del todo en una carcasa tan agresiva. Su llamativa carrocería nos sugiere un potente gasolina, pero en definitiva no alberga otra cosa que un inofensivo diésel de dos litros como el que podríamos encontrar en cualquier modelo familiar.
Entre la versión de serie y el GTD
Al menos ABT obtiene de este popular diésel un 14% más de potencia, aunque sea de forma puramente electrónica con la ayuda de una centralita adicional. Dicho de otro modo, el conductor disfrutará de 20 CV más. De esta forma, con sus 170 caballos de potencia el Golf de ABT cierra la brecha existente entre el modelo de serie y el potente GTD de 184 CV. Su par motor de 360 newtons/metro también le sitúa en un punto intermedio entre los 320 y los 380 Nm de los modelos de fábrica.
En comparación con la versión básica en la versión de ABT la potencia está disponible un poco después, entre las 2.000 y las 3.200 vueltas, en lugar de a 1.750 r.p.m. Sin embargo, hablar de una debilidad en el arranque sería ir demasiado lejos; más bien podría decirse que el DSG de 6 velocidades es capaz de esconder bien un posible efecto turbo. En comparación con su gemelo de grupo, el A3, que también ha pasado por las expertas manos de los ingenieros de ABT y el cual pudimos probar con cambio manual, la variante automática se muestra mucho más mansa en lo que respecta a la progresión.
El DSG resta potencia
Ese extra de potencia que anuncian los de Kempten se pierde en su mayor parte debido al cambio de doble embrague y, a diferencia del A3 modificado, el Golf no resulta más brioso que con el motor de serie. En todo caso la propulsión no parece estar acorde con lo que promete su imagen exterior. Sobre todo al intentar arrancar acelerando a tope se nota que el Golf tiene problemas para trasladar la fuerza a la carretera a través de las ruedas delanteras.
Todo esto hace que la transformación sufrida por el Golf apenas se refleje en las prestaciones: la aceleración de 0 a 100 km/h es unas décimas más corta (8,3 segundos), mientas que la velocidad máxima tan solo supera en cinco km/h (221 km/h) la del modelo de serie. Sin embargo, como suele ser habitual en el mundo del tuning, para aquellos que se gastan 2.200 euros en la mejora del motor no se trata de llegar antes a la meta, sino de tener el modelo más potente en la siguiente reunión de «golfistas».
Más dinámica transversal
Por este mismo motivo tampoco sabemos muy bien si lo que moverá a los compradores a elegir los amortiguadores del tren de rodaje de la casa ABT (aproximadamente 1.000 euros) –que acercan al Golf 35 mm más al piso– serán únicamente razones estéticas o si realmente sabrán apreciar la mejora en la dinámica transversal. Su configuración más rígida permite al Golf realizar trazadas más deportivas, algo que además de una mayor aceleración longitudinal también trae consigo un mayor consumo.
De esta forma, si bien el diésel de dos litros es un as de la eficiencia con un consumo de tan solo 4,4 litros, ya en la versión de serie las cifras aumentan hasta los 6 litros, y eso conduciendo de forma prudente. Por este motivo, los 6,5 litros que registró el ordenador de a bordo de nuestra unidad de prueba tampoco parecen ser el resultado del aumento de la potencia. En Kempten calcularon un consumo 0,1 litros superior al del modelo estándar.
Paquete completo
Por suerte aquellos que se den por satisfechos con los 150 CV de serie podrán pedir a ABT que solo transforme el exterior de su Golf. Las piezas aerodinámicas, incluida la pintura y el montaje, tienen un precio de aproximadamente 6.500 euros, a lo que habría que sumar unos adecuados –y delicados– juegos de ruedas de 18 y 19 pulgadas por entre 2.000 y 2.500 euros. Claro que el requisito básico para poder realizar todos estos cambios es el Golf 2.0 TDI disponible –con DSG y la línea de equipamiento Comfort Line– por 27.100 euros.
Sin embargo, no es necesario encargar primero el Golf en un concesionario de la marca para luego llevarlo hasta las instalaciones de ABT para su transformación. En todos los aproximadamente 125 puntos ABT también se puede encargar el coche completo. Además también son talleres oficiales para reparaciones en garantía, ya que –a diferencia de lo que suele ser habitual con el trabajo de muchos preparadores– la garantía de fábrica de Volkswagen no queda anulada por las medias aplicadas por ABT.
Conclusión
Parece que se ha escrito un nuevo capítulo en la historia interminable del «Golf malo». Con sus amplios cambios en la carrocería ABT convierte al inofensivo modelo de Wolfsburgo en un llamativo representante del mundo del tuning que, al menos con los amortiguadores opcionales, ofrece una mayor dinámica transversal que la versión de serie –y eso sin resultar incómodo como suele ser habitual en los coches tuneados.
En cambio, el aumento electrónico de la potencia (20 CV) no llega a cuajar del todo y en la práctica apenas sí se percibe. Aunque sobre el papel este Golf se aproxima más a su hermano mayor, el Golf GTD, por desgracia la realidad nos demuestra que, en combinación con el cambio DSG, poco queda de las promesas de la casa ABT. Aunque tampoco es que preocupe mucho, porque los 150 CV que ofrece el modelo de serie resultan más que suficientes para solventar cualquier situación.
Sin embargo, si lo que de verdad nos fascina es rodar a gran velocidad, entonces tendremos que echar mano del cambio manual o plantearnos si en lugar de gastarnos 2.200 euros en una transformación del motor no sería mejor ahorrar un poco más y hacernos directamente con el GTD más potente. Volkswagen lo pone a nuestra disposición con DSG a partir de 31.250 euros.