La marca alemana pretendió dar un nuevo aire a este sector primero lanzando el Lupo, y poco después, rediseñando este clásico, tanto por dentro (lo que hemos encontrado más renovado) como por fuera. Empezando por el interior, hay que decir que el nuevo Polo es el que mejor se desenvuelve en las comparativas, ya que ha reestablecido las medidas del habitáculo y ha sabido dar un mayor provecho al espacio. Por ejemplo, con sus 94 cm de altura en la parte trasera, es el líder en confort de pasajeros (además se ha ampliado en anchura hasta los 1,4 metros). Esto significa que, aunque debemos encoger aún un poco las rodillas para sentarnos detrás, el avance y evolución es bastante significativo.
En cuanto al diseño, la parte trasera del nuevo Polo quiere transmitir un aspecto más actual y deportivo con una luna posterior que termina en forma de V. Las luces traseras han sido totalmente rediseñadas, recogiendo las formas circulares de los faros frontales y dotando a la zaga de una nueva personalidad. Es aquí precisamente donde mas recuerda a la línea de modelos como el Passat o el Golf.
En los laterales, se mantiene la personalidad independiente de las versiones de tres y cinco puertas. La primera pretende ofrecer un aspecto parecido a un coupé mientras que la segunda muestra una gran solidez y tiene una tercera ventana.
Este modelo, versión gasolina de 80 cv, es muy apropiado si se le pretende dar un uso por ciudad, ya que responde con mejores valores tanto en consumo como en potencia que la versión TDI de 75 cv. Por descontado, cuenta además con la fiabilidad de Volkswagen, que siempre es una garantía.
La pega es que no es para nada el mas barato del elenco de utilitarios pequeños (casi 13.000 euros en el acabado mas sencillo), y tiene por delante coches muy similares como el Citroen C3, el Ford Fiesta o el Renault Clio.
Sin duda, parece una consolidada y nueva apuesta alemana a coches de pequeño tamaño. Por lo menos, este Polo se mantiene entre las primeras opciones, y no defrauda, que no es poco.