La actual generación del Volkswagen Caddy –que es la tercera del modelo comercial alemán– fue presentada en el Salón del Vehículo Comercial de Ámsterdam (Holanda) a finales de 2003, si bien las versiones de tracción total no aparecieron hasta finales de 2008, y hubo que esperar hasta 2010 para disfrutar del sistema 4x4 asociado a la carrocería larga –denominada Maxi–. En nuestro caso, hemos probado una versión de ocio Comfortline corta con el motor menos potente, que cuesta 31.792 euros, pero si estamos dispuestos a renunciar a todo el equipamiento de confort, los asientos traseros y hasta las ventanillas, nos ahorraremos 5.000 euros. Del mismo modo, la versión Maxi Tramper –dotada de equipamiento de acampada– con el motor de 140 CV y cambio automático de doble embrague alcanza los 37.885 euros.
Eje rígido y ballestas
Dado que deriva de un vehículo de motor transversal y tracción delantera –comparte el 50% de los componentes con la quinta generación del Golf–, Volkswagen optó por desarrollar un sistema de tracción similar al del Tiguan, con un tren delantero que recibe la práctica totalidad del par en circunstancias normales y un embrague Haldex que reenvía hasta un 50% del par motor a las ruedas traseras si y solo si las delanteras patinan.
Pero, a diferencia del Tiguan, en el Caddy 4Motion encontramos un eje trasero rígido con la carrocería apoyada sobre él mediante ballestas. Este sistema aporta robustez, capacidad de carga y una altura constante del diferencial trasero respecto al suelo, algo crucial en el uso fuera del asfalto.
Lo cierto es que en caminos de tierra, ríos de arena y zonas embarradas, el Caddy se defiende bien, limitado solo por su batalla, voladizos y altura libre al suelo. Donde brilla especialmente es a la hora de subir fuertes pendientes con tierra o gravilla, y eso a pesar de que los neumáticos originales son 100% asfálticos. A cambio, en carretera y ciudad es claramente más torpe que el Tiguan.
Conclusión
Difícil de clasificar, el Caddy 4Motion ofrece la posibilidad de adentrarse en zonas de campo vetadas para un monovolumen de similar precio y menor capacidad interior. Asimismo, cuesta lo mismo que un Tiguan, al cual supera en capacidad interior y en capacidad de carga, que en nuestra unidad alcanzaba los 664 kilos.