El tuning tiene siempre éxito cuando la base de la que se parte es buena. Por este motivo, para llevar a cabo su trabajo Abt se ha decantado por el propulsor turbo de dos litros que ya en su versión estándar desarrolla unos impresionantes 200 CV y ha incrementado ligeramente su potencia, en concreto le ha sumado los caballos que exhibía el Escarabajo estándar del año 1965: 45 CV. Asimismo, el par motor del motor de cuatro cilindros aumenta en 60 Nm y alcanza ahora los 340 newtons/metro.
Lo que muchos quizá no se imaginen es que estas pequeñas pero eficaces modificaciones hacen del Beetle todo un velocista. Esta inyección de adrenalina otorga al histórico modelo de Wolfsburgo un extra de potencia que resulta prácticamente inmensurable, pero que le permite ir un poco más rápido, tanto en lo que respecta al arranque como a la progresión.
Amortiguadores más duros de forma opcional
En nuestra unidad de prueba la fuerza la gestionaba un cambio de doble embrague de seis velocidades muy resolutivo que ofrece al conducto la posibilidad de intervenir manualmente a través de las levas situadas en el volante. Sin embargo, rara vez será necesaria una corrección por su parte. Lo que sí resultará más necesario será alguna que otra corrección direccional, puesto que el volante estándar –que los de VW han regulado seguramente con vistas a un rodaje tranquilo– no siempre ofrece una respuesta adecuada.
En cambio, el chasis de serie de nuestra unidad de prueba, que tampoco había sufrido modificación alguna, sí fue totalmente de nuestro agrado. Su configuración es capaz de hacerse sin problemas con ese plus de potencia, por lo que el Abt Beetle se mantiene bien asentado durante mucho tiempo antes de comenzar a derrapar sobre sus ruedas delanteras. Sin embargo, por unos 300 euros la fábrica de Kempten montará un chasis deportivo en nuestro Abt Beetle con el que seguramente podremos tomar las curvas a mayor velocidad. El sistema de frenos adecuado costaría entonces algo menos de 2.000 euros.
Numerosas opciones estéticas
Si bien los amortiguadores más duros están disponibles a un precio bastante económico, no ocurre lo mismo con las distintas opciones estéticas. VW pone a nuestra disposición un faldón delantero por 500 euros. Su homólogo en la parte trasera está equipado con un silenciador especial y tubos de escape ovales que dejan escapar el sonido ronco del Beetle tuneado, aunque su precio asciende a 1.400 euros.
La imagen deportiva se completa con pestañas para los faros que hacen que el Escarabajo muestre una mirada mucho más dura, así como bandas decorativas en rojo y negro y taloneras laterales. Y a quien aún le sobre algo de dinero puede solicitar el complemento más caro: unas imponentes ruedas de 20 pulgadas por casi 4.700 euros.
Exclusividad sí, pero cara
Todo esto alcanza un valor total de casi 10.000 euros, que es lo que tendríamos que abonar a Abt por el Speedle al margen de los más de 28.000 que cuesta el Beetle 2.0 TSI DSG. Cuando Abt tenga listos los aumentos de potencia para los motores más pequeños estamos seguros de que el precio será algo más moderado. Entonces el 1.2 TSI desarrollará 140 en lugar de 105 CV, el 1.4 TSI de 160 CV aumentará su potencia hasta los 210 CV y los dos propulsores diésel aumentarán 30 CV.
Conclusión
La inyección de potencia que Abt le ha propinado al Escarabajo no es abundante pero resulta sumamente efectiva y proporciona al ya de por sí relativamente rápido Beetle una dosis adicional de chispa. No lamentamos no haber podido probar el chasis deportivo, ya que incluso la configuración estándar es capaz de entusiasmar a cualquier conductor de pretensiones dinámicas, aparte de ese plus en confort que ofrecen siempre las suspensiones algo menos rígidas.