Y más aún en versiones tan full equip como la SE, que muestran a la perfección cómo convencer a una clientela madura, experta, y de gran poder adquisitivo que, ante todo, quiere llegar lo más lejos posible. Triumph no lo va a tener fácil en esta categoría. El volumen de ventas de este tipo de motocicletas es bastante reducido, y algunas como la R 1200 RT de BMW tienen mucha experiencia a sus espaldas. Tanto es así que los británicos no se esconden al reconocer que la alemana es la moto en la que más se han fijado (y bien han hecho, dicho sea de paso). De todas formas, partiendo del mismo motor tricilíndrico de la Explorer, se ha conseguido una moto deportivo-turística que aparenta ser mucho más trasto de lo que en realidad es.
Y es que, en el fondo, el gran carenado, las maletas, y el enorme depósito de combustible esconden una moto fácil de mover, de chasis ligero y estrecho. Basta con subirse y arrancar para darse cuenta de que los británicos se han tomado muy en serio este modelo, destinando en él más de cinco años. Ahora bien, tal concentración de lujo y prestaciones tiene un precio acorde con lo que se ofrece. En el caso de la SE, que se distingue de la versión normal, básicamente, por el equipo de audio y las suspensiones regulables electrónicamente (TES), se cotiza a 17.795 euros. Los colores son el Azul pacífico y el Plata lunar.
Como un avión
Parece mentira cómo un piloto de avión puede aclararse con tantos botones a su alcance. En este caso, aunque los botones también abundan, hacerse con ellos resulta pan comido. A la derecha tenemos poco más que los botones de siempre más el control electrónico de velocidad, que permite fijar una velocidad y ajustarla sobre la marcha. Para volver al control manual del acelerador, bastará con una simple insinuación del freno, gas, o embrague. No todo el mundo es partidario de estos sistemas, pero nadie negará que supongan una gran ayuda para contener los consumos en carretera. Consumos que, por cierto, se contienen bastante a pesar del peso y la cilindrada de la Trophy (siempre por debajo de los seis litros a velocidad de crucero).
En la piña izquierda la cosa ya se complica, con el añadido de que esta versión SE lleva controles adicionales para el sistema de audio. Sobre éstos decir que hay que sacar la mano de la empuñadura, así que sería muy recomendable decidir el hilo musical antes de enfilar la carretera. Además, es muy de agradecer el ajuste automático del volumen según las revoluciones del motor, aunque esto no nos libera de tener que subirlo un poco en la carretera y bajarlo en los semáforos. En esta misma zona también están los botones para subir y bajar la pantalla protectora (se recoge sola al apagar el motor pero recupera la última posición al encenderlo de nuevo), activar la calefacción de los puños (accesorio opcional), y también los que nos permiten movernos por el menú del ordenador de a bordo.
Es al explorar todas las opciones del menú cuando realmente te das cuenta de todas sus posibilidades. Empezando por las informaciones que se pueden leer, no falta ni un solo dato: marcha engranada, kilometrajes parciales, consumos reales y medios, autonomías estimadas, nivel de combustible, la media de velocidad, cronómetro, temperatura del motor y exterior, y muchas más cosas además del control de presión de neumáticos en la versión SE. Por otro lado, la versión SE también permite ajustar el tarado de las suspensiones (normal, confortable o sport), así como el nivel de carga (solo o acompañado, con o sin maletas). Aunque se acaba entendiendo su funcionamiento, cierto es que algunas motos de la competencia quizá son más claras en este sentido y resulta menos complicado llevar a cabo estos ajustes.
Fuera de lugar
Después de adquirir ciertas nociones sobre el funcionamiento de toda la parte electrónica, toca encender el motor y poner primera. De entrada sorprende que siendo una moto tan aparatosa sea tan accesible a sus mandos. Los pies se aposentan bien en el suelo y el manillar queda muy cercano. Por su parte, las rodillas quedan bastante flexionadas, de modo que el cuerpo queda más o menos igual que en una moto mucho más compacta. Esto mismo es lo que aporta la buena sensación de control, lo cual es casi imprescindible para solventar con éxito los desplazamientos urbanos en las horas punta.
Es en estos momentos cuando te surge la duda de si sigues el ritmo del resto de motos u optas por tomártelo con más calma y moverte como un coche más, sobre todo cuando el tráfico sea denso. Entre las maletas, la baja posición de los grandes retrovisores integrados, y el peso de 301 kilos en orden de marcha, los huecos se hacen pequeños. Eso sí, la cosa mejora mucho cuando se prescinden de las dos maletas laterales, que son lo único realmente molesto en los desplazamientos urbanos (31 litros de capacidad cada una). Sin ellas, la Trophy cambia de cara y saca a relucir una mayor agilidad y espíritu deportivo. De todos modos, los británicos han pensado en todo y han diseñado un curioso sistema de anclaje oscilante (TDLS) que vincula las dos maletas laterales y les permite oscilar unos cinco grados. Esto ayuda a mantener la estabilidad y el aplomo en todas circunstancias y a absorber mucho mejor los azotes del viento. También sorprende lo fácil que son de abrir y cerrar, e incluso de quitar y poner.
Incluso en invierno
Está claro que los meses de frío no son los más apropiados para ir en moto. Pese a ello, la Trophy 1200 SE no se esconde ni en las peores condiciones. Cosas del oficio, en el momento de descubrir sus cualidades en carretera la temperatura era, a media mañana, de unos 7 grados. Cierto que podría ser mucho peor, pero también que no son las condiciones ideales. Lo más sorprendente es que no hizo falta ni encender el sistema de calefacción. Entre el parabrisas regulable en altura electrónicamente, que bien subido alcanza una gran altura, y los deflectores en la zona de manos y rodillas, la protección contra el frío era absoluta. Si a esto le sumas un asiento ancho y muy confortable, estribos con refuerzos de goma, y la siempre bienvenida compañía musical, los kilómetros por autopista se llevan increíblemente bien por muy intenso que sea el frío.
Aunque la sensación de protección contra las bajas temperaturas se agradece, de nada sirve si no viene acompañada de un alto control de la situación sobre el frío asfalto. Para que así sea, la nueva Touring de Triumph también equipa gas electrónico Ride by Wire con control de tracción desconectable, así como un sistema de frenada inteligente con ABS que viene a ser como la evolución natural del sistema tradicional de frenada combinada. Su función es mantener la estabilidad sea cual sea la situación de frenada en una moto de peso tan elevado. En este sentido, los frenos tienen mucha potencia aunque seguramente no tengan el mejor tacto del mercado.
Datos técnicos
Marca y modelo | Triumph Trophy 1200 SE | |
---|---|---|
Año | 2012 | |
Motor | ||
Cilindrada | 1.215 | |
Arquitectura | tres cilindros en línea 12V DOHC | |
Potencia (cv) | 134 cv a 8.900 rpm | |
Par motor | 120 Nm a 6.450 rpm | |
Alimentación | inyección electrónica de combustible | |
Cambio | de seis velocidades | |
Neumáticos de serie | 120/70 17" (d) y 190/55 17" (t) | |
Chasis | de doble viga de aluminio | |
Suspensión delantera | horquillas invertidas WP de 43 mm regulable electrónicamente con 127 mm de recorrido | |
Suspensión trasera | amortiguador hidráulico WP regulable electrónicamente con 120 mm de recorrido | |
Altura del asiento (mm) | 800/820 | |
Distancia entre ejes (m) | 1,54 | |
Frenos | 320 mm (d) y 282 mm (t) | |
Capacidad depósito | 26 litros | |
Peso (kg) | 301 Kg en orden de marcha | |
Velocidad máxima | > 200 Km/h | |
Precio (sin extras) | ||
Euros | 17.795 | |
Más datosMenos datos |
Finalmente, en estos casos también se agradecen unos neumáticos de ruta, que se distinguen no sólo porque tienen una larga vida útil, sino también porque cogen rápido la temperatura. Según la marca, además de los Pirelli Angel ST de origen, también son igualmente recomendables los Dunlop Sportmax Roadsmart II y los Metzeler Roadtec Z8 Interact. Gomas en cualquier caso que rindan a un buen nivel en todas las situaciones que puedes encontrarte en un viaje largo. En este sentido, se agradecen los 26 litros de combustible, pues dan mucho juego y permiten pasar de un terreno a otro en un mismo viaje y sin repostar. Además, pese a ser tan voluminosa, el chasis de doble viga en aluminio es el más ligero de su especie (11,3 kilos) y es realmente estrecho en la zona de las rodillas, lo que, en conjunto, ayuda a sentirse a gusto en curvas, sobre todo en las rápidas. En las que se cierren mucho habrá que tener en cuenta las dimensiones e inercias de la Trophy, y no sólo a la hora de frenar, sino también al circular por carriles demasiado estrechos.
Más música, por favor
No es música sólo lo que emiten los altavoces de la Trophy 1200 SE; también está su motor de tres cilindros en línea, clásica configuración en muchas Triumph. Es muy curioso cómo estos motores de la marca británica comparten tantos rasgos, desde el más pequeño de 675 cm3 hasta este de 1.215 cm3. Le das a la chispa y el silbido al ralentí siempre resulta familiar, sea cual sea su cilindrada. En este caso el bloque de tres cilindros en línea es exactamente el mismo que en la Explorer. La única gran diferencia es el desarrollo más largo de la sexta velocidad, es decir, que rinde 134 caballos a 8.900 revoluciones y los 120 Nm de par. Así y todo lo más destacable es su elasticidad, de largo confirmada por el hecho de que su fuerza sea superior a 100 Nm desde las 2.500 hasta las 9.500 rpm.
Sin duda esta capacidad de recuperarse en marchas largas desde muy pocas revoluciones es lo que realmente nos hace disfrutar del trayecto en una moto de estas características. De modo parecido, y por mucho que la apretemos, la Trophy nunca parece desbocarse. Ahora bien, en realidad corre muchísimo, o al menos más de lo que creemos, y no hay que olvidar la siempre falsa sensación de velocidad que se tiene tan a resguardo de todo. Es como ir en un coche grande de altas prestaciones: puedes ir muy rápido sin apenas darte cuenta, y no es hasta que reduces alguna marcha y el motor empieza a girar un poco más arriba, y por lo tanto a roncar más fuerte, cuando realmente te percatas de su deportividad. Porque la Trophy no es tan sólo una moto para viajar. Y es que, si se exprime un poco su caballería y endurecemos un poco las suspensiones pasando a modo Sport, tiene rasgos de gran deportiva. Además, es un motor suave al tacto y muy bien acompañado por una transmisión por cardán que casi ni se nota.
Conclusión
La nueva Trophy 1200 es la tercera moto totalmente nueva que lanza la marca en los últimos 18 meses. Con ella, Triumph recupera la familia tras 10 años de ausencia, cuando dejó de comercializarse el modelo precedente, que por cierto poco tenía que ver con el actual en cuanto a equipamiento. Y es que, en el caso de esta versión SE, por unos 1.500 euros más la marca ofrece esa clase de extras que nunca sobran: potente equipo de audio, suspensiones regulables, control de presión para los neumáticos y hasta tres puertos USB.
Cabría añadir un sinfín de accesorios opcionales, como el ya mencionado sistema de calefacción independiente para puños y asientos del piloto y del acompañante. En suma, una moto de esas que te hacen soñar, con la que puedes ir realmente lejos y sin cansarte, y con la que sólo tendrás que pasar por el taller a pasar las revisiones oficiales cada 16 mil kilómetros. Sea como sea, una de esas motos que cobran verdadero sentido para quienes quieran ver mucho mundo y en poco tiempo. Y para quienes se la puedan permitir, claro está.