Somos conscientes de que las siglas SUV han absorbido no solo el mercado, sino el sentir de muchos conductores que ven en ellos la perfecta alternativa para salir del asfalto con solvencia. No vamos a negar que muchos modelos cuentan con unas capacidades bastante dignas, pero tampoco vamos a dejar de reconocer que si lo que estás buscando es un vehículo para trepar muros, has de poner tus miras en los verdaderos todoterrenos.
Una especie en vías de extinción que sigue aguantando gracias a la persistencia y herencia de algunos fabricantes como Toyota que durante casi siete décadas ha confiado en las virtudes de su Land Cruiser. Cierto es que la firma nipona ha cambiado su estrategia comercial hacia la hibridación y que incluso la ha centrado en el aspecto más campero como demuestra la última generación del RAV4, pero no por ello ha decidido eliminar ni ese espíritu aventurero ni al que es su máximo representante.
Descomunal
Hay varios aspectos que destacan del Land Cruiser (y de los que intentaremos hablar en profundidad), pero sin lugar a dudas uno de los más representativos es el diseño. Con su última actualización, el todoterreno japonés ha aumentado un punto su elegancia y, sobre todo, su robustez.
El frontal sobresale mucho más que antes, gracias en parte a la nueva parrilla y a la forma de los faros. El paragolpes varía su forma integrando ahora los antiniebla y el capó ofrece en su parte central una hendidura que aumenta la visibilidad. En la zaga el elemento diferenciador son los nuevos pilotos con tecnología LED al que acompaña un parachoques más redondeado. Pequeñas pinceladas enfocadas al refinamiento que, no obstante, han conseguido que su apariencia parezca incluso más musculosa. Hecho que tampoco resulta difícil de conseguir, más aún si tenemos en cuenta que estamos ante un ‘bicho’ de 4,84 metros de largo, 1,85 de ancho y 1,84 de alto.
Espacio de lujo
La sensación que desprende el habitáculo es curiosa. Por diseño parece que estemos entrando en una berlina de representación, recubierta de materiales nobles como el cuero beige o la madera del volante y equipada con opciones como la calefacción para el volante, la ventilación para los asientos o la climatización para los ocupantes traseros. Pero al mismo tiempo, la elevadísima posición de los asientos (casi es necesario hacer uso de la agarradera situada en el pilar A) o la forma de algunos comandos, nos evocan a esos típicos 4x4, sólidos y funcionales.
Entre algunos de detalles de diseño, se ha modificado el aspecto del cuadro de instrumentos, en donde se incluye una inédita pantalla TFT de 4,2 pulgadas con la información más destacada, mientras que en la consola central, además de haber recolocado todos los comandos relativos a la conducción off road, se ha colocado un nuevo monitor táctil de 8 pulgadas que integra el sistema multimedia Toyota Touch & Go 2.
Si nos ceñimos a la habitabilidad, no hay que olvidar que este Land Cruiser oferta de serie siete plazas y aunque las dos últimas resultan ser, obviamente, más pequeñas que el resto, sorprenden por su alto grado de confort. Además, gracias los 32 cm de desplazamiento longitudinal que ofrece la segunda fila, el hueco para las piernas podrá variar sin perjudicar a dichos ocupantes, quienes cuentan con un espacio gigantesco tanto para las piernas como para la cabeza.
En cuanto al maletero, aunque los 553 litros puedan parecer algo justos para un coche de tal tamaño, en la práctica resultan más que suficientes para guardar todo lo que se nos antoje. Con las siete plazas desplegadas, podremos guardar varias mochilas o alguna que otra maleta de mano, mientras con todas ellas plegadas, el volumen aumenta hasta los 1.883 con una superficie plana de 1,57 metros.
Hablando de practicidad, que Toyota siga manteniendo la apertura horizontal del portón le da un toque nostálgico al Land Cruiser, pero en el día a día resulta complicado encontrar un hueco que nos permita abrirla por completo. Menos mal que en Toyota han pensado en todo y para cargar bultos menores, la luneta trasera puede abrirse de manera independiente. Eso sí, que la carga no sea muy pesada porque dada la altura a la que se coloca, el movimiento de hombro puede acabar siendo fatal.
Devora kilómetros
Está claro que el cliente tipo de un Land Cruiser busca un vehículo con el que salir airoso de las situaciones más peliagudas fuera del asfalto. Sin embargo, quien opte por esta última actualización se encontrará, además, un vehículo que ha subido muchos puntos en lo que a calidad de rodadura sobre asfalto se refiere. Sin llegar al nivel de un RAV4, nos ha sorprendido lo bien que se desenvuelve no solo por autopista, donde consiguen que los kilómetros pasen como si nada, sino también por carretera secundaria, donde transmite una seguridad intachable.
Además, Toyota ha ampliado la cartera de asistentes a la conducción pertenecientes al Toyota Safety Sense. De esta forma, el conductor dispondrá de un asistente de frenada de emergencia en ciudad con detección de peatones, un control de velocidad de crucero adaptativo, la alerta por cambio involuntario de carril, el reconocimiento de señales de tráfico, el sistema de control del ángulo muerto, la alerta de tráfico cruzado posterior o el aviso de pérdida de presión de los neumáticos.
Trepa muros
Ahora bien, como decíamos, quien conduce un Land Cruiser es porque quiere eliminar de su cabeza cualquier inconveniente que pueda surgir en un tramo no asfaltado. Y no nos referimos a pistas llanas con alguna rodera, sino en terrenos complicados donde solo se atreven a pasar los más valientes.
Para conseguirlo, recurre a la contrastada tracción total con reductora y bloqueo de diferencial central (capaz de repartir el par de manera equitativa entre ambos ejes), al que como novedad se añade otro trasero, el cual puede ser de tipo abierto, bloqueable o de tipo Torsen con deslizamiento limitado.
Con este sistema y con unos ángulos de ataque y salida excelentes (31 y 26 grados, respectivamente), el Land Cruiser ya podría coronar cualquier cumbre. Ahora bien, para que dicha acción se realice sin complicaciones, hace gala de un sinfín de ayudas electrónicas entre las que se encuentran el sistema de Selección Multiterreno (MTS) con cinco modos de conducción seleccionables desde los comandos centrales: Barro y tierra, gravilla, baches, rocas, rocas y polvo, cada uno con unos parámetros específicos para ofrecer siempre la máxima motricidad.
También resulta muy efectico el sistema Crawl Control, con el que avanzaremos de manera constante sin necesidad de pisar el acelerador o el freno, preocupándonos únicamente del volante. Tecnología que se complementa con el control de descenso de pendientes, de arranque en ascensos, el control activo de la tracción A-TCR o el nuevo sistema de visión de 360º, especialmente útil para no golpearnos con una piedra suelta.
En definitiva, un conjunto de términos que le convierte en todo un escalador. Durante la prueba, salió airoso de cualquier ‘perrería’ a la que le enfrentamos. Desde ascender una rampa empinada hasta meterle en una zona completamente embarrada, pasando por algún que otro cruce de puentes (sencillo). Pero más allá de los que nos imaginábamos, este Land Cruiser sorprende por la facilidad con la que lo ejecuta. Basta con ir aplicando en cada momento los diferentes asistentes para que cualquier dificultad quede reducida a un juego de niños.
Y todo ello apoyándose, claro está, en un motor tan solvente como el diésel 2.8 D-4Dde 177 CV. Un bloque de cuatro cilindros en línea que no pretende ser el más refinado del mundo en términos de sonoridad o el más rápido si hablamos de prestaciones, pero que sí cumple con nota las exigencias de sus conductores. Más aún si tenemos en cuenta que los 420 Nm de los que hace gala, están disponibles a solo 1.400 rpm lo que repercute en un empuje casi inmediato, sobre todo si lo combinamos con la transmisión automática de seis velocidades.
No es barato
La gama del Land Cruiser se distribuye en cuatro acabados: GX, VX, VXL y Limited, a repartir entre las dos carrocerías disponibles: tres y cinco puertas. En nuestro caso, la combinación del cinco puertas con el nivel más alto, Limited, implica que el usuario deberá desembolsar un total de 75.000 €, sin incluir los descuentos proporcionados por la marca (valorados en 5.000 €).
Un precio quizá demasiado elevado, pero que trae consigo todo un arsenal de elementos de equipamiento importantísimos, como los ya mencionados bloqueos, el techo solar, los cristales traseros tintados, sensores de lluvia y luces, faros delanteros LED, llantas de aleación 19 pulgadas, suspensión adaptativa, tapicería de cuero, asientos ventilados o asientos calefactados delanteros y traseros… sin obviar el paquete de asistentes Toyota Safety Sense.
Ficha Técnica Toyota Land Cruiser 180D Limited 5 puertas
Motor: Turbodiésel, cuatro cilindros en línea
Cilindrada: 2.755 cm3
Potencia: 177 CV a 3.400 rpm
Par: 420 Nm entre 1.400-2.600 rpm
Velocidad Máxima: 175 km/h
0-100 km/h: 12,7 seg
Consumo (urbano/extraurb./mixto): 9,2 / 6,3 / 7,4 l/100 km
Emisiones CO2: 194 gr/km
Dimensiones: 4.840/ 1.855/ 1.845 milímetros
Maletero: 104-553-1.833 litros
Peso: 2.320 kg
Cambio: Automática, con convertidor de par, de seis velocidades
Depósito: 87 litros
Precio: 75.000 euros
Precio ud. probada: 76.180 euros