Estéticamente es bonito. Cortito, redondeado, y con una trasera respingona que lo hace muy atractivo. Los coches de este segmento suelen parecer de juguete, por sus reducidas dimensiones, y lo liviano de su conducción, pero este Aygo tiene un motor muy aceptable y es relativamente confortable. En su interior se nota la economía de medios, con materiales de escasa calidad y acabados justitos. Es un coche austero, con lo básico para poder desplazarnos por la ciudad con la comodidad suficiente.
El maletero es mínimo, de 139 litros, con la curiosa característica de que la boca de carga está a 80 centímetros del suelo, y un pequeño portón que resulta poco práctico. En un coche de estas dimensiones es necesario agudizar el ingenio para buscar soluciones, y una realmente original es que la rueda de repuesto va alojada bajo el cojín del asiento trasero. Salvado el inconveniente de acceder al habitáculo de un coche pequeño, de tres puertas, una vez en su interior el espacio es aceptable. Las plazas traseras son cómodas para adultos de tamaño medio. Las delanteras recogen bien el cuerpo, son amplias y cómodas.
Una vez en marcha, el rendimiento del motor es muy interesante. Es un 3 cilindros evolucionado, de 1.000 CC y 68 CV, que estira hasta 6.000 rpm con alegría, y consume muy poco. En trazado urbano consume algo más de 5 litros, en carretera poco más de 4, y en trazado mixto, 4,5 litros a los 100 kilómetros. Aunque el depósito es de sólo 35 litros, estos consumos nos permiten una enorme autonomía.
Lástima que, por la falta de aislamiento del motor, el ruido se perciba más de lo deseable. La palanca no ayuda a sacar el máximo rendimiento a su motor, es suave, pero le falta precisión y no nos permite jugar mucho con ella. En carretera quedan al descubierto las carencias de este modelo: la suspensión es dura, balancea en curva si no entramos en el régimen justo, y aunque la dirección es dócil da la impresión de que el coche va por su cuenta. Cuenta con ABS de última generación, pero el coche tiende a desplazarse a derecha o a izquierda, si frenamos de emergencia.
Decididamente es un coche concebido para la ciudad, dirigido a un cliente potencial muy definido, que valorará más las dimensiones, ligereza y consumos que las prestaciones o el equipamiento. De serie lleva lo justo: cierre centralizado, aire acondicionado, airbags frontales y laterales, ABS, respaldos traseros abatibles...
Desde 9.000 hasta 12.000 euros aproximadamente, el precio de este Toyota Aygo está en línea con el resto de modelos de este segmento y, de hecho, comparte plataforma con el Citroën C1 y el Peugeot 107, fruto de la colaboración de Toyota con PSA Peugeot-Citroën. Los tres modelos se fabrican en la República Checa y las compañías reparten los costes de producción.