Con una única opción mecánica, el urbano japonés se caracteriza por su amplia personalización y variedad de versiones. El Toyota Aygo nació en 2005 con el objetivo de cautivar a un público juvenil, urbanita y divertido. Tras dos ligeras renovaciones, Toyota decidió presentar en 2014, su segunda y actual generación. Ahora, a mitad de su vida comercial, el Aygo se renueva con el objetivo de darle un ligero empujón a sus ventas y enamorar, ahora sí, a los conductores más urbanos.
Producido en la planta checa de Kolín, en cooperación con el Grupo PSA, tiene como primos hermanos a los Peugeot 108 y Citroen C1. Pese a sus semejanzas, cada fabricante se encarga de darle personalidad propia a su vehículo, hecho que se nota sobre todo en las versiones y equipamientos de cada uno. En el caso del Aygo, Toyota le ha dotado de un sinfín de opciones de configuración.
Urbano y nada más
Estamos ante un modelo que ofrece unas aceptables prestaciones en ciudad pero que, por genética, resulta algo justo fuera de ella. Aunque suene negativo, es un hecho. Todo potencial comprador del segmento A sabe que contará con un vehículo pintón y muy ratonero, pero con bastantes carencias fuera del núcleo urbano.
Ficha Técnica Toyota Aygo 70 X
Motor: Gasolina atmosférico, tres cilindros en línea
Cilindrada: 998 cm3
Potencia: 72 CV a 6.000 rpm
Par: 93 Nm a 4.400 rpm
Velocidad Máxima: 160 km/h
0-100 km/h: 13,8 seg.
Consumo (urbano/extraurb./mixto): 4,9 / 3,6 / 4,1 l/100 km
Emisiones CO2: 93 gr/km
Dimensiones: 3.465 / 1.615 / 1.460 milímetros
Maletero: 168 litros
Peso: 915 kg.
Cambio: Manual de cinco velocidades
Depósito: 35 litros
Precio: 10.900 euros
Precio unidad probada: 12.400 euros
Por tanto, si nos centramos en su rendimiento intramuros, estamos ante un coche eficiente, que responde y que se defiende en la siempre complicada jungla metropolitana. Su motor de tres cilindros, 1.0 litros y 72 CV (suma tres más que el anterior) responde con solvencia… una vez la aguja supera las 3.000 vueltas. Sus escasísimos 93 Nm de par le ayudan desde las 4.500 rpm, para otorgar ese plus de empuje cuando estiramos el tricilíndrico atmosférico.
Pese a que no presuma de una aceleración destacable (registra casi 14 segundos en el 0-100 km/h), el Aygo no desentona en las salidas de semáforos y rotondas. Esta versión X-Cite está disponible con la caja manual de cinco relaciones o con la manual robotizada x-shift del mismo número de relaciones. Su recatado motor, su eficiente transmisión y los 915 kilos que registra frente a la báscula, consiguen que el Aygo destaque por sus reducidos consumos, con 5,7 l/100 km obtenidos durante la prueba (homologa 4,1).
Una cifra aceptable, si tenemos en cuenta su perfil urbano, y comprensible en el momento en el que comprendamos que hay que estirar demasiado el cuentarrevoluciones para conseguir algo de ‘chicha’.
Diseño atrevido y llamativo
La renovación estética del Aygo no resulta ser radical, pero sí cuenta con ciertos retoques que le hacen ganar en atractivo. Cambia su frontal, eliminando la X en contraste que definió el comienzo de esta segunda generación. Aparecen unos faros más grandes, delimitados por una nueva firma lumínica LED diurna.
La parte trasera estrena grupos ópticos y se observa un rediseño en las llantas de aleación de 15 pulgadas. Pero sin duda lo más llamativo es el nuevo color Magenta Splash que se ofrece de forma exclusiva en el acabado X-Cite. Carrocería bi-tono con el techo y el portón trasero en color negro.
De puertas para dentro, este urbano nos recibe con detalles en el mismo color que la carrocería. Las molduras de las salidas de ventilación, los embellecedores de las puertas y la parte superior de la palanca de cambios son algunas de las zonas caracterizadas con este magenta tan peculiar.
En cuanto a espacio y habitabilidad interior se refiere, el Aygo hace gala de un buen espacio para los ocupantes delanteros, aunque viajando únicamente dos adultos. Las plazas traseras son correctas y aunque podrán viajar dos personas adultas, lo harán con cierta incomodidad al disponer de un escaso hueco para las piernas. Por eso lo recomendable para este coche sería que no viajasen más de dos adultos. Sí podríamos hacerlo con mayor comodidad con las plazas traseras ocupadas por niños pequeños donde no sacaríamos tanto los colores al recatado tamaño del japonés.
Tampoco hay que dejar pasar los escasos 168 litros de maletero. Cierto es que hace gala de un carácter puramente urbano, pero resulta incluso justo para transportar la bolsa de deporte del gimnasio. En caso de que llevemos algún bulto más o tengamos que hacer una compra de última hora, tendremos que guardar las bolsas en la zona trasera.
Un peldaño por encima en equipamiento
Por el contrario, sí ha que destacar el equipamiento del que hace gala este Aygo, ofreciendo tecnología impropia de su categoría. Toda la gama incorpora de serie la pantalla táctil de 7 pulgadas, sincronización móvil mediante Apple CarPlay y Android Auto o la cámara de visión trasera.
A ello hay que sumar el paquete de asistentes Toyota Safety Sense compuesto por el sistema de seguridad precolisión y el avisador de cambio involuntario de carril. Otros elementos como el volante multifunción, el control de velocidad o el climatizador elevan al nuevo Toyota Aygo a un nivel superior en todo lo concerniente a seguridad y conectividad.
Nuestra unidad, correspondiente al acabado intermedio, x-Cite parte de los 12.400 € siempre que incluyamos descuentos. Una tarifa a priori algo elevada para un coche con tantas carencias tanto en respuesta mecánica como en habitabilidad. Pero, si analizamos su carácter urbano, su diseño y su elenco tecnológico, podemos llegar a entender por qué Toyota pone su Aygo a precio de Yaris.