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Prueba: Suzuki Splash 1.3 DDiS – Atracción para la mirada

En la película 1, 2, 3… Splash Tom Hanks se enamora, después de una caída al mar, en una bella sirena. No en el agua, pero en la calle, el Suzuki Splash logra que se vuelvan las miradas.

Sobre todo, el japonés atrae las de las mujeres, ya que a fin de cuentas la pequeña monovolúmen cumple con los criterios del esquema infantil. Hemos comprobado si el Splash es capaz de algo más que parecer mono. Desde el punto de vista meramente óptico, el Suzuki Splash, estructuralmente idéntico al Opel Agila, convence a primera vista. Al contrario que su predecesor, el Wagon R, el nuevo no sólo tiene un nombre más llamativo, sino además un bonito revestimiento de chapa. Su diseño es realmente chispeante. Sus grandes ojos almendrados son sencillamente muy monos y la parte trasera empinada con faros traseros verticales forma un acabado muy espabilado.

Amigo de los huecos de aparcamiento

Aunque el Suzuki haya crecido aproximadamente 20 centímetros, sus 3,70 metros hacen que continúe siendo muy buen amigo de los huecos de aparcamiento. La distancia entre las ruedas permanece sin modificaciones en 2,36 metros, lo que ya proporcionaba en su predecesor una oferta espacial considerable. El nuevo ha logrado conservarla, tanto en la parte delantera como en la trasera ofrece suficiente libertad de movimientos para las piernas y la cabeza. Incluso los acompañantes de más de un metro noventa se sientan de forma aún confortable en la parte trasera, a lo que no en última instancia también contribuye en gran parte el asiento de tapicería rígida.

El conductor se aposenta frente a un salpicadero de plástico bien acabado. A pesar de que el volante sólo es regulable en altura, puede encontrarse rápidamente la posición correcta para sentarse. Detrás del delgado pero manejable volante se encuentra posicionado en el centro un único instrumento redondo: el velocímetro con ordenador de viaje integrado (no en la versión básica). A partir de la línea de equipamiento media se añade un pequeño satélite, un cuentarrevoluciones.

Muchos departamentos

Si se omiten los tiradores de las puertas, posicionados excesivamente hacia delante, en el Splash todos los botones, teclas y palancas se encuentran posicionados muy a mano. Como resulta conveniente en un transporte urbano como es debido para pequeñas familias, el Splash está equipado con múltiples departamentos para depositar toda clase de cosas pequeñas. Es especialmente práctico el gran departamento encima de la guantera en el que desaparecen incluso un abultado atlas de viaje.

El equipamiento GLS que nosotros probamos mima al comprador no sólo con una radio CD de serie capaz de reproducir MP3, sino que al mismo tiempo trae el control de teclas de volante para un manejo más sencillo. La versión más alta del Splash está casi completamente equipada: el aire acondicionado,los espejos retrovisores exteriores de regulación eléctrica, los faros antinieblas y las ruedas de aluminio de 15 pulgadas son estándar. En el equipamiento básico se encuentran incluso los elevalunas eléctricos y el cierre centralizado. Sin embargo, el modelo básico rueda de la cinta sin ESP.

Modelo básico sin ESP

El programa de estabilización electrónica debería encontrarse ya, sin embargo, en los coches más pequeños. Pues también el Splash básico puede derrapar en una maniobra de desviación - incluso cuando el chasis presente una muy buena figura. Suzuki ha logrado encontrar un equilibrio entre la dinámica de conducción y el confort, el chasis rígido proporciona suficiente estabilidad sin por ello estropear demasiado los discos intervertebrales de los pasajeros. Los choques cortos penetran ya notablemente debido a la breve distancia entre las ruedas, aunque el confort general agrada.

Además de dos motores de gasolina Suzuki ofrece el Splash en una versión con un mayor motor diésel de 1,3 litros, por el cual nos decidimos en nuestra prueba. En sus cuatro cilindros la unidad common rail de funcionamiento un tanto brusco genera 75 CV. A ello se asocia un par en condiciones de 190 Nm entre 1.750 y 2.250 revoluciones, que convierte el diésel en la propulsión más potente del programa. Sin problema alguno Suzuki alcanza la velocidad máxima indicada por el fabricante de 165 km/h, pero le cuesta más trabajo mantenerse con los tan sólo 4,5 litros diésel a los 100 kilómetros. Nuestro coche de pruebas consumió poco más de seis litros del oro líquido.

Pequeño círculo de viraje

En el equipamiento de serie el Suzuki llega con una dirección servoasistida electromecánica en función de la velocidad, que permite una conducción segura del Splash a través de las curvas. En función de la velocidad significa que el grado de ayuda servoasistida disminuye conforme aumenta la velocidad, con el fin de garantizar, por ejemplo en autopista, una mayor estabilidad. A la hora de aparcar, por el contrario, el conductor recibirá una gran asistencia, lo cual facilita notablemente las maniobras. La buena visibilidad y el círculo de viraje extremadamente pequeño de menos de diez metros hacen lo demás.

Cuando el Splash se encuentra en el hueco del aparcamiento no hay nada más que se interponga en el tour de compras. Sólo que las compras efectuadas deben poderse guardar también. A partir de la línea de equipamiento medio, el banco trasero puede abatirse dividido en una proporción de 40 a 60, en la versión básica sólo puede abatirse en una pieza. Así el pequeño maletero de tan sólo 178 litros cuando se encuentran todas las plazas ocupadas puede ampliarse hasta los 1.050 litros. Los dos equipamientos de más calidad ofrecen además un departamento adicional debajo del piso del maletero en el que puede guardarse cosas pequeñas; además el portón del maletero bajo facilita la carga.

Ahora solamente falta discutir el precio. El Splash se encuentra disponible a partir de los 10.200 euros - como motor de gasolina en su versión básica. Por el diésel que nosotros probamos hay que pagar al menos 12.200 euros. En el equipamiento GLS completo llegan a ser 14.200 euros, más 325 por la pintura metálica.

Resumen

El Suzuki Splash llega chispeante, fresco y práctico y tiene buenas perspectivas, sobre todo de conquistar el mundo femenino. En su calidad de coche veloz fácilmente maniobrable gana puntos en el hervidero de la gran ciudad y de la búsqueda de aparcamientos. Ofrece espacio suficiente para cinco pasajeros y con el banco trasero abatido puede guardar bastante equipaje. El motor diésel que hemos probado armoniza con el carácter veloz del Suzuki pero francamente no es un maestro del ahorro. Además, en esta configuración el Splash no es, ni mucho menos, una ganga.

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