En un interesante contacto con el Torres pudimos apreciar las cualidades de este nuevo SUV, el último bajo la denominación SsangYong antes de que cambie a ser KG o KGM y que está llamado a ser el estandarte, el líder del nuevo aire de la firma coreana, que pretende ponerse, de una vez por todas, en mente de todos para ser una alternativa más a la hora de la compra de coche.
Un diseño espectacular
El SsangYong Torres tiene una fachada increíble. Sus 4,70 metros y la robustez de su diseño le hacen poseer una imagen tan impactante como cautivadora. La batalla de 2,68 se nos antoja algo corta, pero eso juega a su favor a la hora de salir del asfalto, algo que se presume que hará a menudo gracias a sus cotas y ángulos: 18,2 de ataque, 21,7 el de salida y 17,6 el ventral. La altura al suelo de 20 centímetros es considerable y nos da una buena señal, junto a esos voluminosos pasos de rueda, que este Torres se va a llevar muy bien con los caminos, el barro y las piedras. Pero ojo porque los 200 kilómetros aprox. Que hemos hecho en asfalto nos han dejado con sensaciones realmente buenas.
No hablamos con este modelo de una evolución en diseño, sino de una auténtica revolución; ya que pones al lado un Tívoli o un Korando y parece que son primos lejanos de hace varias generaciones. De verdad que es un triunfazo ver el diseño de este coche, cuyo nombre viene de un Parque nacional sudamericano, nada que ver con el delantero de la selección española Fernando Torres que, sin embargo, prestará su imagen para los comerciales televisivos.
No podemos dejar de comentar que, en el diseño, repetimos, espectacular, las “inspiraciones” de Jeep y Range Rover pueden ser más que evidentes. La parrilla es imponente, robusta, muy al estilo Jeep, con seis “lamas” que recuerdan inevitablemente al norteamericano. Genial firma lumínica, full led en toda la gama, inspirada en la constelación de la Osa Mayor. Está muy bien pensado y diseñado, llama la atención mires por donde mires, pero la parrilla y el frontal son brutales.
Si miramos de laso, destaca su altura al suelo y esa placa metalizada del Pilar C, también vista ya en otros modelos premium. Por detrás los grupos ópticos recuerdan a trazos japoneses, pero no están a la altura de los delanteros en cuanto a espectacularidad. Alucinante ver el abombamiento de la carrocería por detrás, como si llevase rueda de repuesta, y esa manilla de la portezuela, que parece de apertura lateral y no deja de ser un portón trasero de los habituales.
Un habitáculo que también evoluciona, pero menos
Hay trabajo también en el interior para modernizar la imagen de SsangYong, pero aún queda trabajo por hacer, pese a nuestras felicitaciones por el trabajo. No nos mola que no exista la posibilidad de que el Torres venga con navegador. Por supuesto tienes Android auto y Apple Car Play, pero a alguno le echará para atrás.
El diseño que ves y sientes cuando estás al volante sigue siendo peculiar, un coreano caprichoso, pero visualmente si que notas una evolución positiva. No se escapa a la moda de las pantallitas, se notan de más calidad, pero es imposible que iguales, por ejemplo, a Audi, en esa segunda pantalla inferior en la consola central. Se nota la diferencia, para mala suerte coreana.
Sentados a los mandos nos sentimos realmente cómodos, los asientos son sobresaliente, en diseño, comodidad y sensaciones. Chapeau. Por cierto, hay muchos huecos para dejar cualquier cosa que llevemos en los bolsillos y nos parece todo bien estudiado. La segunda fila de asientos también es cómoda y espaciosa, goza de gran habitabilidad con mucho espacio por todas partes. Por último, sí, el maletero es enorme y será difícil llenarlo.
El aspecto visual está bien, aunque los revestimientos plásticos, los panelados, deberían tener mejor ajuste, igual que la pantalla del navegador que, estando bien anclado, ya nota algún cimbreo con poco más de mil kilómetros en nuestra unidad.
El cuadro de mandos es muy moderno, largo y estrechito, y lo ideal es que pudiera tener un poco más de superficie con un par de dedos más de altura, pero de verdad que el diseño está realmente chulo y se agradece cualquier mejora a este nivel, sobre todo viendo de donde venimos en los modelos anteriores de la marca.
Motores, acabados, precios… luces y sombras en el Torres
Aún no entendemos cómo es posible que un cochazo de este tipo sólo esté disponible con un sólo motor. De verdad que no entendemos que no se haga un pequeño esfuerzo para traer opciones hibridadas, algo más de potencia, incluso un diesel. Es un coche que entra por los ojos y debería tener más opciones mecánicas, pues no nos vale que, el año que viene, venga una versión cien por cien eléctrica, o que, por 2.750 euros, podamos poner un depósito de 65 litros GLP y lograr, con esta argucia, la ansiada etiqueta Eco.
Pero hablemos del presente, y este es un motor gasolina de 163 CV de potencia. Es capaz de mover el coche con soltura, principalmente porque en báscula estamos hablando de sólo 1.500-1.600 kilos, en función de la versión, algo remarcable para el tamaño que tiene. En cambio el tema de los consumos nos preocupa, ya que en un Madrid-Toledo, que suele ser agradecido con las cifras, aquí no ha bajado de 9 litros, una barbaridad absoluta.
Los 280 Nm de par motor se antojan justos. Las levas en el volante pasan desapercibidas, lo fías todo al convertidor de par, suave pero sin deportividad. Tiene dos/tres modos de conducción en función de la versión, el Sport se aprecia algo más de fuerza, y reducción de potencia en el modo Winter, los acabados que cuentan con él. Siempre puedes elegir tu Torres con tracción 4x2 o AWD, y también cambio manual de 6 velocidades o convertidor de par de, también, seis relaciones.
Si la poca variedad mecánica nos preocupa, igual que los consumos, el tema precios nos arranca una sonrisa de oreja a oreja. Y con razón. Y es que estamos hablando que, por tamaño, este Torres está en el segmento SUV-D, pero va a competir en el segmento SUV-C por precio. Una jugada maestra sin duda.
Con descuentos y promociones de inicio, el PVP al contado es de 31.000 euros para la versión Trend 4x2 con el cambio manual. La versión Life parte de 33.500 euros, 36.000 si lo queremos con el cambio automático. La versión más campera y 4x4 se denomina Adventure, no tiene opción de cambio manual y cuesta 40.500 euros.
Como resumen final, diremos que tras un par de cientos de kilómetros las sensaciones al volante han sido más que positivas y no nos extrañaría que, finalmente, se vendan más de mil unidades al año de este modelo, cifra que tiene objetivo SsangYong y que sobrepasará sin lugar a dudas. .
La dirección y las suspensiones son más precisas, tiene un aplomo muy interesante, y en carretera muestra un aplomo considerable. Desearíamos un mejor trabajo en cuanto a la rumorosidad, que es evidente, sobre todo en las plazas traseras, pero se aprecia una mejora de nivel en el confort de marcha. Y el poco 4x4 que pudimos hacer, en terreno fácil-medio, anuncia muchas alegrías en este sentido.