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Prueba: Skoda Rapid 1.2 TSI – El sueño de los pragmáticos

Nadie se compra un Skoda Rapid porque lo considere un modelo elegante, a pesar de que su aspecto resulta bastante atractivo.

Este sedán compacto de trasera escalonada –un modelo ya de por sí escaso en nuestras carreteras– es el candidato perfecto si lo que se busca es un milagro del espacio de buena calidad, práctico y con un precio asequible. El sueño de los conductores más pragmáticos. Una única cifra será suficiente para convencer al futuro propietario para que estampe su firma en la hoja de pedido: 500 litros. Esa es precisamente la capacidad de almacenamiento del Skoda Rapid de 4,50 metros de longitud y que gracias a un gran portón trasero permite cargar y descargar su maletero de la forma más sencilla que podamos imaginar. Naturalmente también se puede abatir el respaldo del asiento trasero, de forma que el volumen de transporte aumenta hasta los 1.490 litros. Lo único que resulta algo molesto es un pequeño escalón situado en el piso del maletero.

Sin embargo, este sedán no solo ofrece suficiente espacio para el equipaje, sino que los pasajeros tampoco podrán quejarse. Gracias a una distancia entre ejes de 2,60 metros el Rapid resulta cómodo tanto delante como detrás y sus asientos de escaso acolchado pero rigidez suficiente también son aptos para largas distancias.

La calidad

Skoda forma parte del Grupo Volkswagen, por lo que la marca checa ha de cumplir unos requisitos de calidad similares a los de la matriz de Wolfsburgo. Y mejor que sea así, ya que los clientes podrán adquirir un automóvil impecable, con unos acabados sólidos, unas uniones maravillosas y unos materiales agradables al tacto –al menos si a uno no le molesta el plástico duro.

Y tampoco pasa nada porque algún que otro componente nos resulte familiar. El reposabrazos central ya lo hemos visto en el Golf IV, pero también nos suenan los botones de las luces y el regulador del programador de velocidad. En conjunto, el Rapid no parece en absoluto el resultado de un chapucero corta y pega. Y la manejabilidad también es francamente buena: todo está allí donde uno lo espera.

La propulsión

Pero incluso los pragmáticos también han de llegar de A a B. En nuestra unidad de prueba el trabajo de propulsión corrió a cargo del popular 1.2 TSI, que con 86 CV de potencia está estupendamente bien equipado para impulsar al Rapid, si bien no de forma deportiva, sí suficientemente rápido, alcanzando una velocidad máxima de 183 km/h. En la mayoría de las situaciones este motor turboalimentado muestra un comportamiento agradable y tranquilo y, lo que es más, también es bastante eficiente con un consumo de 5,1 litros en ciclo UE. Tras la prueba realizada esta cifra aumentó hasta los 7 litros, si bien en este punto podría ser de gran utilidad una sexta marcha.

En el apartado del tren de rodaje volvemos a toparnos con un viejo conocido procedente del Golf IV. El Rapid está construido sobre esta plataforma algo entrada en años y mantiene incluso el eje trasero de multibrazo utilizado en aquella época. Es evidente que la tecnología de antaño sigue siendo válida, aunque en este caso y en aras de una mayor comodidad los ingenieros podrían haber elegido una configuración algo más rígida. A cambio lo que sí podemos hacer gracias a su equilibrada dirección electrohidráulica es trazar las curvas a una mayor velocidad.

Ese «algo» especial

El eslogan publicitario de Skoda es «Simply clever» y eso es precisamente lo que los checos pretenden transmitir con cada uno de sus vehículos. Así, el Rapid incluye algunas soluciones inteligentes que hacen que la vida resulte más sencilla. De lo que están más orgullosos es del rascador de hielo situado en la tapa del depósito y al que se puede acceder sin necesidad de abrir las puertas. De esta forma ya no tendremos que sentarnos sobre unos asientos mojados por la nieve.

El chaleco reflectante ubicado de forma práctica bajo el asiento del copiloto también se incluye dentro de estas soluciones inteligentes. A esto cabe añadir el pequeño cubo de basura situado en el hueco de la puerta y que evita que el papel del caramelo o los tickets del aparcamiento –para los que también existe un soporte en el parabrisas– vuelen por todo el habitáculo.

El precio

Y para concluir el precio, que también resulta más que convincente. La lista de precios del Skoda Rapid arranca en los 13.680 euros, aunque para hacernos con la variante 1.2 TSI habría que poner sobre la mesa 15.820 euros. Un buen precio para un sedán espacioso que se sitúa más o menos al mismo nivel que un Polo, pero que en temas de espacio supera al mismísimo Golf. A bordo encontraremos siempre seis airbags, ESP, un volante regulable en altura y profundidad, anillas de amarre en el maletero y elevalunas eléctrico en la parte delantera.

¿Preparado para lo siguiente?

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