Las berlinas han pasado a un segundo plano, es evidente. Sin embargo, hay algunos fabricantes que se ‘empeñan’ en que no retiremos los ojos de sus tradicionales siluetas. Marcas como Skoda que mantiene vigente y con un enorme éxito al Octavia. Pues bien, la firma checa ha querido dar un giro de 180 grados a la concepción deportiva de la misma. Si recuerdas, desde que se alió con el Grupo Volkswagen y la resucitó, ha sido la encargada de ofrecer el mayor número de versiones, incluida una de filosofía mucho más deportiva bajo las siglas RS.
Apellido que desde ahora se une a otras dos siglas, completamente opuestas en lo que a teoría se refiere pero con un gran peso en los tiempos en los que corren. Hablamos de iV, o lo que es lo mismo, las letras que identifican a los versiones híbridas enchufables de Skoda. Así, este Octavia RS iV junta lo mejor de dos mundos, la radicalidad estética y de rendimiento de los RS con la eficiencia y la etiqueta CERO de los phev. Pero ¿es digna merecedora de ser la versión más deportiva? Y, sobre todo, compensa pagar los 3.050 euros que tiene de sobre coste frente al RS de gasolina o los 2.430 euros frente al diésel.
Semejanzas y diferencias
Por estética está claro que sí, porque este Octavia RS iV mantiene las mismas señas de identidad que el resto de RS de la gama: paragolpes sobredimensionados, llantas de 18 pulgadas, frenos en rojo, detalles en negro, chasis rebajado en 15 mm, asientos y volante deportivos, cuadro digital con menús específicos, costuras en rojo… Si entramos en el apartado de la habitabilidad, no hay nada que reprochar en términos generales más allá de que el maletero reduce considerablemente su capacidad. No obstante, los 450 litros de los que hace gala esta carrocería berlina (150 menos que el de gasolina) siguen siendo un valor bastante bueno… a lo que se suma un hueco para dejar los cables.
Por eficiencia, también. Y es que si cogemos la media diaria de kilómetros que realiza un conductor podemos establecer que los 50 km que cubre serían más que suficientes para que el usuario de este RS iV tuviera un coste ínfimo, concretamente de unos 70 céntimos. Y es que es relativamente sencillo llegar al medio centenar de kilómetros con la energía almacenada en su batería de 13 kWh incluso si estos se realizan por autovía. Una energía que mueve con soltura los 116 CV de motor eléctrico.
Es en este punto en el que llegamos al rendimiento. Aquí, si nos ceñimos a los números deberíamos decir que los 245 CV del Octavia RS iV son mejores que los 200 CV del 2.0 TDI e iguales que los del 2.0 TSI que también llevan estas siglas. Pero en marcha se perciben diferentes. Porque los 245 CV de nuestro phev llegan de combinar el 1.4 TSI de 150 CV con el comentado motor eléctrico, es decir, que en la casi totalidad de las veces nos estaremos movimiento bien con uno o bien con otro. Solo cuando demandemos todo el potencial o llevemos activado el modo Sport tendremos a nuestra disposición todo el rendimiento… y encima lo tendremos durante ocho segundos como máximo.
Para ser más concretos, basta ver que el 0 a 100 km/h de nuestro modelo es medio segundo más lento que el del RS de 245 CV y solo una décima más rápido que el diésel de 200 CV. Pero lo que prima en un modelo de estas características es, como decíamos, el consumo. Sin embargo, antes de ir a dicho apartado merece la pena decir que pese a la merma de rendimiento, este RS iV se nota como un coche dinámico. El tacto general del coche es bueno, tanto por dirección como por chasis y reacciones.
Solo los frenos son algo menos eficaces debido al sistema de regeneración de la energía y el extra de peso de 175 kilos se deja notar ligeramente en los cambios de apoyo. Ahora bien, donde no hay excusa es en la sonoridad. Frente a un melódico 2.0 TSI de 245 CV, la artificialidad del sistema RS iV cuando circulamos en modo Sport hace que se nos erice el bello… pero no en el buen sentido.
En definitiva
Como decíamos, los 3.000 euros de más de esta versión phev se justifican en el consumo. Porque a poco que tengamos a nuestra disposición un punto de carga (la potencia máxima de carga es, por cierto, de 3,6 kW, necesitando algo menos de 4 horas para llenarlo), conseguiremos valores entre los 2,5 y los 3,3 l/100 km dependiendo de la orografía y del estilo de conducción. Pero ojo, es importante matizar lo de tener un punto de carga porque si no la eficiencia de este coche se perderá.
Cierto es que podremos recuperar energía activando el programa Hybrid y eligiendo el porcentaje de batería que queremos para luego circular por una zona de bajas emisiones, pero entonces no te extrañe ver cómo el gasto se eleva a los casi 8 l/100 km circulando de manera tranquila. Si omites este punto o lo usas de vez en cuando, tener un Octavia RS iV con la misma estética que el resto y un rendimiento que se queda casi a las puertas del gasolina, merece la pena pagar esa diferencia por tener la etiqueta CERO en el parabrisas y beneficiarte de todas sus ventajas.