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Prueba: Skoda Octavia Combi 1.0 TSI 115 CV Like – In crescendo

Probamos la actualización de media vida comercial de la berlina más vendida y exitosa de la historia de Skoda. El Octavia sigue poco a poco aumentando su calidad, su habitabilidad y su equipamiento hasta situarse como una de las opciones más completas del mercado.

Pero todo tiene su coste y aunque nos anime la versión de acceso a la gama gasolina, el 1.0 TSI de 115 CV, el precio final puede provocar que dudemos a la hora de querer adquirirlo. Citar al Octavia es hablar de rotundo éxito dentro de Skoda. Esta berlina, que nació con la marca ya resguardada bajo el paraguas del Grupo Volkswagen, ha logrado conquistar en sus 21 años de vida el corazón de más de 5,5 millones de conductores. Un reconocimiento que ha ido in crescendo generación tras generación, ganándose el beneplácito no solo de los conductores de a pie, sino también de gremios tan importantes como el del taxi.

Sin embargo, la llegada del Rapid en 2012 permitió al Octavia dar un salto de calidad importantísimo de cara a su tercera generación y centrar sus miras en nichos de mercado de corte más premium. En 2013, la firma checa presentó la comentada tercera entrega y, a principios de este año, la renovó ligeramente. Así es como ha llegado hasta nosotros la unidad que protagoniza estas líneas que, además, lo hace en su variante más funcional: la familiar o Combi.

Espacio sin parangón

Frente al sedán, el Combi apenas varía sus dimensiones ya que los 3 mm que acorta su longitud y los 4 mm que añade a su altura son prácticamente invisibles al ojo humano. En cuanto a la batalla, esta se mantiene en los 2,69 metros que es un dato muy a tener en cuenta ya que así, la parte trasera del vehículo puede dar cabida a adultos de hasta 1,90 metros sin inmutarse.

No obstante, esa ganancia imperceptible en la altura, unida a una forma redondeada en la zaga, propia de las carrocerías familiares, le permite poseer un maletero ligeramente más capaz que su hermano sedán. En concreto hablamos de una capacidad de 610 litros (frente a los 590 de la berlina) que, indudablemente le sitúan en los puestos top de su segmento. De hecho, solo hay dos modelos que consiguen superarle: el Volkswagen Passat, con 670 litros pero con 10 cm más de longitud, y el Honda Civic Tourer de la anterior generación (que se sigue vendiendo de forma paralela con el nuevo cinco puertas y sedán), con 624 litros y, este sí, siendo 7,7 cm más corto que nuestro protagonista. Si queremos gozar de más espacio, solo tendremos que abatir la segunda fila y contemplar el piso semi plano que nos dejan los asientos y que se traduce en nada menos que 1.740 litros.

Volviendo a la zona trasera, decir que los asientos son verdaderamente cómodos, aunque la anchura de la plaza central es algo limitada. No obstante ello no impide que, si el viaje no es demasiado largo, puedan situarse tres adultos sin repercutir en su cansancio. Delante, por su parte, las butacas, de corte deportivo y con reposacabezas integrado (una opción que cuesta 190 € y que se incluye dentro del Paquete deportivo Dynamic) recogen a la perfección cualquier fisonomía, al tiempo que su mullido nos permitirá recorrer largas distancias sin fatigarnos. Todo ello sin obviar lo pintones que quedan en una unidad de corte conservador como la nuestra.

  • Ficha Técnica Skoda Octavia Combi 1.0 TSI 115 CV Like

Motor: Gasolina, tres cilindros en línea, turboalimentado

Cilindrada: 999 cm3

Potencia: 115 CV entre 5.000-5.500 rpm

Par: 200 Nm entre 2.000-3.500 rpm

Velocidad Máxima: 201 km/h

0-100 km/h: 10,1 seg.

Consumo (urbano/extraurb./mixto): 5,9 / 4,2 / 4,8 l/100 km

Emisiones CO2: 110 gr/km

Dimensiones: 4.667 / 1.814 / 1.465 milímetros

Maletero: 610-1.740 litros

Peso: 1.247 kg.

Cambio: Manual, de seis velocidades

Depósito: 50 litros

Precio: 23.090 euros

Precio ud. probada: 31.920 euros

Con tres, le sobra

Decimos esto porque bajo el capó se encuentra el motor de acceso a la gama de gasolina, que no es otro que el tricilíndrico turboalimentado 1.0 TSI de 115 CV. Sí, muchos podrían pensar que un bloque de tres cilindros pudiera resultar escaso para mover un familiar de esta longitud, pero si por algo destaca el Octavia Combi es por su ligereza, y es que el peso en orden de marcha, con un conductor de 75 kilos, es de solo 1.247 kilos.

En estas circunstancias, lo cierto es que la agilidad de propulsor es más que notable, empujando con solvencia desde las 1.200 rpm, cuando el par máximo aparece a las 2.000, y permitiéndonos afrontar cuestas pronunciadas sin necesidad de echar mano de la caja de cambios. Transmisión que, en nuestra unidad era la manual de seis relaciones, con unos desarrollos perfectamente equilibrados, con un tacto rápido y suave. En opción aparece la automática DSG de doble embrague y siete relaciones que tiene un sobrecoste de 1.770 €.

Como decimos, en vacío o con otro pasajero adicional, el motor responde a las mil maravillas. Otro aspecto será a la hora de realizar un desplazamiento largo y llenar los 610 litros de maletero hasta los topes. Ahí quizá sí que notemos falta de brío pero si somos conscientes de que llevamos un motor pequeño y nos adecuamos a su rendimiento, sabremos sacarle el máximo partido. Y si eso no ha terminado por convencerte, quizá lo haga un consumo que, en condiciones reales, no nos subió de 6,2 l/100 km (homologa 4,8), que unido a un depósito de 50 litros, nos dará para recorrer más de 800 kilómetros sin tener que repostar.

Carácter rutero

Una ventaja que se combina con una dinámica de conducción enfocada, principalmente a devorar kilómetros sin parar. Porque el renovado Skoda Octavia ha mejorado tanto en confort como en aislamiento acústico. La suspensión tiene un tarado más confortable, lo que le convierte en un coche menos ágil a la hora de afrontar tramos revirados, pero extremadamente cómodo cuando circulamos por autopista. Aquí, la dirección también tiene su punto de culpa ya que en giros continuos no acaba de transmitirnos toda la información precisada, circunstancia que no necesitamos cuando rodamos por carretera abierta. Por su parte, el motor, como ya hemos comentado, ofrece un empuje excepcional a bajas vueltas, pero al pasar la barrera de las 3.500 rpm, notamos cómo pierde fuelle, por lo que tampoco será recomendable meterlo en un puerto de montaña y empezar a dar gas con él.

Salto de calidad

Llegados a este punto, toca mencionar, quizá uno de los aspectos más importantes del familiar checo: su diseño. Aunque nos encontramos subidos a la tercera generación del Octavia, la causa de que lo hayamos elegido para nuestra sección de pruebas no es otra que analizar la renovación a la que fue sometido a principios de año. Un restyling puro y duro, de esos que acontecen a mitad de la vida comercial de cualquier modelo y que en nuestro protagonista, al igual que ocurre con otros vehículos, se centra en su diseño y equipamiento.

Lo primero que llama la atención del Octavia es, sin duda, el frontal. Los dibujantes checos han querido establecer una línea de distinción entre el superventas y el buque insignia de la marca, el Superb. Para ello, ha decidido retomar la óptica doble tal y como ya hiciera con el Yeti. Una solución que a primera vista puede resultar chocante, pero que nos acaba por convencer una vez nos vamos acostumbrando a verle aparcado en nuestro garaje.

Este detalle no le hace perder ese halo de elegancia en el que se metió la berlina media y que aumenta ligeramente gracias a los nuevos paragolpes o a la llegada de la tecnología LED en los grupos ópticos posteriores, que también estará presente en los delanteros no solo a través de la luz diurna sino en todas las fases de iluminación de los principales.

De puertas para adentro, quien prefiera situarse en sus dos butacas delanteras, tendrá ante sí un puesto de conducción ligeramente revisado y en el que la calidad ha subido varios niveles. Por su parte, la consola central pasará a estar presidida por la nueva pantalla táctil de cristal negro y 9,2 pulgadas que forma parte del sistema multimedia opcional Columbus (1.735 €) que ofrece un manejo rapidísimo y una calidad de imagen excelente, además de ser compatible con los nuevos servicios de comunicación Skoda Connect así como con la sincronización móvil mediante Apple CarPlay y Android Auto. Nos hubiera gustado que contara ya con el cuadro de instrumentos digital pero teniendo en cuenta que la marca lo ha estrenado con el Karoq, lo más probable es que lo veamos ya en la berlina en la siguiente generación.

Pasa por caja

Con todo, no podemos dejar de lado el apartado de la seguridad, donde el Octavia también amplia la dotación de seguridad equipando hasta 17 asistentes, de los cuales, cuatro son nuevos: detector de ángulo muerto, asistente de remolque y asistente de protección de los ocupantes. Por su parte, ve mejorada la frenada de emergencia automática en ciudad, al sumar el detector de peatones. La pena, que para tenerlas equipadas en nuestro vehículo, haya que pasar por caja, salvo en la llamada de emergencia en ciudad.

Y es que al haber subido de estatus, el nuevo Octavia también obliga a realizar un desembolso acusado si queremos, por ejemplo, equipar la unidad que protagoniza esta prueba. En total, 8.830 € en equipamiento extra entre los que se encontraban algunos elementos de seguridad, el control de velocidad de crucero adaptativo (915 €), el techo solar eléctrico y panorámico (1.065 €), la alarma antirrobo (235 €), las llantas de aleación de 17 pulgadas en negro (410 €), la cámara trasera (375 €), el accionamiento eléctrico del portón trasero con función manos libres (370 €), el desbloqueo a distancia de los asientos posteriores (90 €), el asistente de aparcamiento automático (990 €), el asistente al arranque en pendientes (80 €)… Por suerte, la marca propone un descuento comercial de nada menos que 5.770 € que nos permitirá respirar a la hora de recibir una letra del banco y que, de paso, nos hará mirar con otros ojos a una de las berlinas más completas del panorama actual.  

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