El León FR combina con maestría confort y carácter deportivo: puede convertirse en una verdadera fiera si así lo deseamos, pero también puede ser un manso corderito cómodo, práctico y funcional… SEAT presentaba recientemente un ligero restyling del León que para muchos ha pasado desapercibido. Con opiniones a favor y en contra, como siempre sucede, lo cierto es que la firma española ha aplicado la máxima (tan de moda hoy en día en el mundo del automóvil) “si algo funciona para qué cambiarlo” y, salvo pequeños retoques, nadie discute que a simple vista las diferencias respecto a su predecesor son prácticamente imperceptibles. Sin embargo, esta puesta al día ha traído consigo, además de sutiles modificaciones estéticas y de diseño que se aprecian sobre todo en el interior, la llegada de mejoras con nuevas mecánicas y un dispositivo denominado XDS.
Las versiones FR tienen ahora motorizaciones distintas; el FR de gasolina pasa de 200 a 210 CV (ahora incorpora el 2.0 TSI de 210 CV que también monta, entre otros modelos del grupo Volkswagen, la nueva generación del Golf GTI) mientras que el FR diésel, protagonista de nuestra prueba, mantiene la misma potencia que en la generación anterior (170 CV), pero se beneficia de las bondades de la inyección directa por conducto común, en detrimento del anterior sistema con bomba-inyector. El XDS es de serie en estas versiones (estará disponible opcionalmente para el resto de la gama más adelante) y se trata de una función del control de tracción que reduce el subviraje, simulando la acción de un diferencial delantero de deslizamiento limitado.
Para no pasar desapercibido…
Por fuera, el León FR no deja indiferente. Su marcado carácter deportivo se veía aún más acentuado en nuestra unidad de pruebas, cuya carrocería estaba pintada en un llamativo color naranja denominado “Lumina Orange”. Esto, sumado a las vistosas llantas opcionales de 18” lacadas en negro, lo convertían en objeto de todas las miradas.
Respecto a la versión anterior, se ha modificado el frontal, con una parrilla ligeramente rediseñada, un paragolpes de nueva factura (sus formas son ahora más rectas y la calandra es algo más pronunciada), nuevos grupos ópticos, lavafaros y espejos retrovisores. El portón trasero también presenta cambios, gracias a unos pilotos sutilmente retocados y una luneta más grande.
Recordemos que, a su vez, el León FR se distingue del resto de la gama porque las rejillas de la parilla son distintas, las llantas son diferentes (de serie con 17”), tiene pintados los espejos retrovisores exteriores de color plata, una parte del paragolpes es de color negro y la salida de escape, situada a la izquierda, es doble. Además, encontramos el logotipo “FR” tanto en la parte delantera como trasera.
Más cambios por dentro
Es en el interior donde más se aprecian las diferencias respecto al modelo precedente. Lo primero que llama la atención es el nuevo volante, que ahora agrupa más botones y permite controlar funciones no disponibles en el anterior. La consola central ha recibido un ligero rediseño que se advierte sobre todo en los nuevos mandos para el equipo de sonido, el navegador o el sistema de climatización, que ya no cuenta con la poco agraciada pantalla LCD, sino que incorpora el mando de la temperatura integrado en la propia ruleta. El cuadro de instrumentos es nuevo y presenta una pantalla multifuncional (con información del ordenador de a bordo, las indicaciones del navegador y el equipo de sonido) cuya iluminación deja de ser roja y pasa a blanco. Los asientos también han variado; poseen soporte lumbar, el cabecero en una pieza separada y cuentan con las siglas FR bordadas. Por último, hay disponibles tapicerías y colores de nueva factura.
Las buenas cualidades del puesto de conducción permanecen intactas e incluso mejoran levemente merced a la mayor comodidad y sujeción que proporcionan los renovados asientos. Gracias a los reglajes disponibles, personas de diferentes estaturas y complexiones podrán encontrar una postura ideal sin mayores problemas. Tampoco decimos nada nuevo al afirmar que las plazas traseras son igualmente amplias y cómodas para dos ocupantes, porque la plaza central queda muy justa sobre todo en anchura.
Datos técnicos
Marca y modelo | Seat León | |
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Acabado | FR con DSG | |
Especificaciones | ||
Longitud/anchura/altura (mm) | 4.309/ 1.768 / 1.449 | |
Distancia entre ejes (mm) | 2.578 | |
Diámetro de giro (m) | 10,7 | |
Peso (kg) | 1.345 | |
Volumen del maletero (l) | 341 | |
Neumáticos | 225 /40 18” | |
Motor | ||
Cilindrada (cc) | 1.968 / 4 en línea | |
Potencia (cv) | 170 | |
Par máximo (Nm/rpm) | 350 / 1.750 - 2.500 | |
Tracción | Delantera | |
Transmisión | Automática, 6 velocidades | |
Consumo | ||
Combustible | Diésel | |
Urbano/Carretera/Combinado (l/100km) | 5,7 | |
Emisiones CO2 (gr/km) | 150 | |
Consumo durante test (l/100km) | 7 | |
Características | ||
Aceleración 0-100 km/h (s) | 8 | |
Recuperación 80-100 km/h (s) en 4ª | N.D. | |
Capacidad depósito (l) | 55 | |
Velocidad máxima | 214 | |
Precio (sin extras) | ||
Euros | 24.650 | |
Equipamiento extra | Pintura color especial (670 €), techo solar (809 €), asistente de arranque en pendientes (50 €) | |
Más datosMenos datos |
Acabados
El aspecto y los acabados del habitáculo apenas han sufrido cambios. Siguen siendo buenos y aceptables, pero no llegan a ser tan brillantes como los modelos de Audi o Volkswagen (el Exeo sí que se encuentra a la altura de éstos). Encontramos muchos plásticos rígidos en la zona inferior, el fondo del salpicadero o los paneles de las puertas, de calidad visual y tacto mejorable. La parte inferior del volante, que es achatada, cuenta con una pieza recubierta de un plástico de color plata que da una sensación pobre.
Hay algunas zonas que presentan un tacto más agradable, blando y gomoso, como la parte superior del salpicadero. El espacio en el maletero permanece inalterado; tiene una capacidad de 341 litros, un volumen de carga más que correcto si lo comparamos con algunos modelos de la competencia. Por su forma es bastante aprovechable y está bien tapizado, aunque se echa de menos algún tipo de gancho (sí cuenta con un hueco acondicionado custodiado por una pequeña malla).
Motor
Bajo el capó del FR 2009 encontramos una de las novedades más importantes. Con esta mecánica, el León alcanza los 214 Km/h y acelera de 0 a 100 en 8,2 segundos (con el cambio automático DSG el tiempo se reduce en 2 décimas). Se mantienen los 170 CV de la versión anterior pero ahora se incorpora la tecnología common-rail. Este cambio supone una clara mejora en el funcionamiento y el feeling que transmite el motor; atrás queda la rumorosidad y las vibraciones del anterior propulsor, por no hablar de su respuesta, ahora muchísimo más lineal y uniforme.
En este sentido, se ha perdido la repentina y brusca “patada” típica de los motores diésel con bomba-inyector del grupo Volkswagen. Sin embargo, sin abandonar un ápice de esa energía, ahora es mucho más agradable de utilizar y se muestra más completo y contundente a bajas revoluciones. Si la mecánica de la generación precedente comenzaba a empujar con violencia a partir de las 1.800 vueltas, con el nuevo propulsor se percibe una aceleración notable y progresiva incluso por debajo hasta llegar al corte (situado cerca de las 5.000 rpm), destacando sin duda su excelente reprís.
En lo referente al gasto de combustible, en teoría esta faceta también ha sido optimizada, pues ahora el fabricante homologa un consumo de 5,7 litros a los 100 kilómetros (dato que se reduce a 5,3 l en el caso de la versión manual), mejorando sensiblemente los anteriores registros. Debemos decir que el cambio DSG no estaba disponible en la versión diésel del FR 2008, por lo que la única cifra que nos permite apreciar la mejora es la que correspondía al cambio manual, cuyo gasto se situaba en 6 litros. De todas formas, en la práctica, realizando una conducción tranquila, la media real que estaremos rondando será de 7 l, demostrando que los datos oficiales son un tanto optimistas. Aún así, para su potencia, no faltamos a la verdad si afirmamos que se trata de un consumo bajo.
Eficaz cambio DSG
Nuestra unidad de pruebas estaba equipada con la transmisión automática DSG de 6 velocidades, por la que deberemos desembolsar 1.700 € extra. Su funcionamiento es completamente satisfactorio, con una transición muy suave entre las marchas y, sobre todo, rápida. El modo Sport, apto para una conducción deportiva, selecciona las relaciones con criterio para aprovechar al máximo la capacidad del motor. Puede que a la entrada de las curvas más lentas, la caja no reduzca exactamente hasta la marcha que desearíamos, pero en este caso contamos con unas pequeñas levas situadas tras el volante que nos permiten hacer la selección de forma manual. ¿El mayor inconveniente?, muy fácil; éstas giran de forma solidaria con el volante, quedando en ocasiones muy lejos de nuestro alcance si tenemos las manos bien colocadas.
En lo que a las cualidades dinámicas se refiere, el León FR sigue estando entre los mejores compactos. Las sensaciones de conducción son muy parecidas con respecto al modelo anterior (es un vehículo ágil, muy estable y con un marcado tacto deportivo) pero encontramos una gran diferencia; el confort de marcha ha aumentado sensiblemente, toda una declaración de intenciones respecto a la utilización para el día a día. La suspensión sigue siendo dura pero se ha suavizado de forma notable. Por ejemplo, en el habitáculo, al pasar sobre badenes o guardias tumbados, se percibe cierta sequedad, pero ya no resulta tan incómodo como antes.
Uno de los peros derivados de este compromiso entre deportividad y confort ha ido a parar a la dirección. Su tacto peca de ser algo blando y puede que muchos, entre los que me incluyo, echen en falta una mayor dureza, más adecuada fundamentalmente para los casos en los que quisiéramos practicar una conducción deportiva en trazados sinuosos o carreteras de montaña. Por su parte, el dispositivo XDS, el cual podríamos definir (aunque no de forma correcta) como un autoblocante electrónico para las ruedas motrices, mejora la capacidad de tracción del coche en ciertas situaciones y, pese a que reduzca el efecto de un posible subviraje, no debemos olvidar que no es capaz de variar la transmisión de par entre dos ruedas del mismo eje. Así, su funcionamiento se limita a detectar diferencia de giro entre éstas, siendo los propios frenos los que efectúan cierto bloqueo sobre la rueda que gira más rápido.
Nuevos elementos disponibles
Si hablamos del equipamiento, el León FR cuenta de serie con seis airbags, asientos de diseño deportivo, cristales tintados, climatizador, control de crucero, volante multifunción, testigo de pérdida de presión de los neumáticos, retrovisores exteriores plegables eléctricamente o una radio CD/MP3 con USB y entrada auxiliar para iPod, entre los componentes más destacables. Lo realmente interesante es que este restyling del León también ha conllevado la posibilidad de incluir opcionalmente elementos de equipamiento que antes no estaban disponibles, como es el caso de los faros de xenón con función de luz diurna y los faros antiniebla con alumbrado lateral, un sistema de ayuda al arranque en pendientes, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, o un navegador con pantalla táctil.
El coste inicial del León FR diésel con cambio DSG es de 24.650 €, un precio de los más bajos si comparamos con modelos de la competencia. Debemos decir que nuestra unidad de pruebas incorporaba la totalidad de los nuevos dispositivos arriba mencionados, la mayoría incluidos en dos paquetes cerrados; “Technology” (273 €) y “Technology Plus” (1.559 €). Una completa lista a la que había que sumar cuestiones como el techo solar (809 €) o el asistente de arranque en pendiente (50 €).