Hay SUVs y luego están los Porsche. Al igual que hay deportivos y luego está el ‘Nueveonce’. Quizá suene descabellado pero quizá podríamos pensar en el Macan S de esta prueba como el 911 del segmento SUV medio Premium. Ni mucho menos son pocos los rivales que tiene el modelo de Stuttgart pero sabemos que lucir la insignia de Porsche en el frontal siempre es un plus.
En el caso de la versión que aquí nos ocupa, el Macan S, es quizá la más equilibrada y razonable de toda la gama. Porque aunque por debajo hay un Macan ‘a secas’, seguramente pocos sean los apasionados de Porsche que quieran tener bajo el capó de su Porsche un cuatro cilindros. Ellos preferirán tener un V6 de 3.0 litros como el que anima a nuestro protagonista, pero sin el extra de potencia que ofrecen los Macan GTS (380 CV) ni, sobre todo, con el sobrepecio económico que implica (de más de 14.000 €). Los más inconformistas siempre podrán optar por el desmesurado Macan Turbo, el cual consigue exprimir 440 CV a este V6 gracias al montaje de otro turbocompresor (al igual que en el GTS).
Ideal en todos los sentidos
Nosotros nos ‘conformamos’ con los 354 CV del ya mencionado V6 turbo de 3.0 litros ya que resultan más que suficientes para mover los 4,70 metros y 1.940 kilos de peso que registra. Para los escépticos, las cifras lo confirman: 5,1 segundos para pasar de 0 a 100 km/h y 254 km/h de velocidad punta, es decir, dos décimas y 7 km/h más lento que un GTS. No sé a vosotros, pero a mí me vale.
A los 354 CV de potencia se le une un par máximo de 480 Nm que están disponibles de manera constante desde solo las 1.360 y hasta las 4.800 rpm. Para gestionarlo, opta por la contrastada y eficaz transmisión PDK de siete relaciones que se apoya en el sistema de tracción total que lo reparte de manera efectiva entre ambos ejes pero dando prioridad siempre al trasero.
Trazalíneas a golpe de talonario
En marcha lo que tenemos es un deportivo con carrocería elevada. Tal cual. Una sensación que ya vivimos incluso en el Cayenne Turbo, mucho más radical y salvaje, y que en este Macan S se enfrasca en un formato más compacto y accesible. Cualidades que no impiden hablar de un vehículo que mantiene la trazada en cualquier circunstancia, incluso aunque le pongamos en aprietos.
Apenas balancea en curva gracias a un chasis perfectamente ajustado que encuentra en la suspensión neumática el compañero ideal. La dirección progresiva variable es rápida y directa transmitiéndonos toda la información al primer golpe de volante. Lástima que ambos elementos sean opcionales e implique un fuerte desembolso. En concreto hablamos de 3.000 y 300 € respectivamente.
La cuestión es que si empezamos a sumar extras dinámicos, casi podemos hacernos con cualquier utilitario generalista del mercado, pero viendo cómo responde este Macan S a nuestras órdenes, se nos antoja casi como obligatorio montar el Porsche Torque Vectoring Plus que distribuye el par de forma variable entre las ruedas (1.697 €), los frenos Porsche Surface Coated Brake con discos revestidos de carburo de tungsteno que aumentan la respuesta y reducen el desgaste (3.394 €) o el conocido Paquete Sport Chrono que además del llamativo cronómetro en la parte superior del salpicadero suma en el volante el selector de modos y el botón Sport Response (1.297 €).
Paquete, este último, que sí podemos considerar como un must pues gracias a dicho selector seremos capaces de exprimir todo el potencial del V6 turbo. Basta con colocarlo en su posición más deportiva y notar cómo pasamos de tener un SUV de uso diario a casi un pura-sangre. O al menos así nos lo hace ver el embriagador sonido de su mecánica, emitiendo un ligero borboteo en las aceleraciones.
En caso de que queramos optar por su vertiente más tranquila, el Macan S es tan capaz como cualquier otro SUV Premium de brindarnos una experiencia de conducción confortable y sosegada. Más allá del aumento de confort adherido a su rodar, lo notaremos en un consumo de combustible cercano al oficial, ya que a ritmo normal es fácil ver los 11 l/100 km que homologa. Valor que casi se duplicará en el momento en el que demos rienda suelta a nuestros instintos más primarios y queramos pasar un rato muy divertido a sus mandos.
Un diseño que enamora
Más allá de su excelente rendimiento mecánico, el Porsche Macan S ofrece además un envoltorio cautivador, tanto externo como interno. Al tratarse de una actualización del modelo que surgió en 2014, la firma de Stuttgart no le ha sometido a una excesiva revolución.
Tal es así que el frontal apenas aporta diferencias respecto al modelo original, más allá de introducir la tecnología LED de serie en todas las versiones o de montar una nueva parrilla con lamas horizontales. En cambio, la vista trasera sí que cambia… y mucho. Sin duda el elemento más llamativo es la franja luminosa que conecta los grupos ópticos y que le distingue a la legua de otros rivales… siempre que estos no sean Audi, claro.
Bajo dicha tira, aparece el nombre de Porsche en mayúsculas y bajo este el de la versión en cuestión. Sin salir del apartado lumínico, comentar que la luz de freno ahora adquieren el característico diseño de cuatro puntos. Más allá de eso, lo que nos llama la atención son las amplias opciones de personalización que presenta, ya sea en forma de colores para la carrocería, paquetes en negro, llantas de aleación o salidas de escape. En nuestro caso, estas últimas era dos dobles que, afortunadamente, eran todas reales.
De puertas para dentro hay dos zonas que nos sorprenden. Comenzando por la más novedosa está la pantalla central de 10,9 pulgadas completamente táctil que sustituye a la anterior de 7 y le dota de un aspecto mucho más techie. De funcionamiento rápido e intuitivo aglutina prácticamente todas las funciones del vehículo. Tanto que contrasta con el segundo foco de atención: el túnel central repleto de botones. Dado que, como repetimos, este Macan no se trata de un modelo nuevo sino de una actualización, habrá que esperar a la siguiente generación (que por cierto se electrificará) para ver si desaparecen todos sus comandos físicos.
Entendedme, siempre defenderemos los botones tradicionales por encima de las pantallas que lo centralizan todo, pero en el caso de Porsche, en general, y del Macan en particular, se les ha ido la mano pues, en total, hay nada menos que 16 comandos en el lado del conductor y 15 en el del copiloto. Entendemos que el siguiente Macan tomará una línea similar a la del 911 992 con una consola central mucho más limpia y ordenada.
Por lo demás, el Macan S mantiene ese halo de exclusividad inherente a todo Porsche ofreciendo una calidad de construcción superlativa que, eso sí, hay que pagar para resulte vistosa a la vista, al menos en lo que a materiales y molduras específicos se refiere. A ella se suma una habitabilidad muy apta para convertirse en el primer coche de la casa, con una zona trasera muy correcta en lo que a espacio para las rodillas y la cabeza se refiere (con hueco de sobra adultos que rocen el 1,85 metros de estatura) y con un maletero de 500 litros de capacidad ampliables a 1.500 cuando se abaten los respaldos traseros.
En definitiva
Como buena marca alemana, Porsche no ha querido revolucionar en exceso el Macan y le ha dotado de las justas pinceladas para mantenerle vigente hasta que llegue la segunda generación. Como decimos, nuestro Macan S se convierte en la versión ideal para cumplir cualquier demanda, siendo confortable en uso a diario así como endiabladamente rápido y divertido en conducción deportiva.
El fallo, el de siempre en un coche con la vitola Premium: el precio de sus opciones. Variable que se incrementa quizá más en los modelos de Porsche. Si no nos crees, solo tienes que ir al configurador de la marca y ver cómo al sumar todos los extras de nuestra unidad, la tarifa pasa de 76.100 € iniciales (el cuatro cilindros arranca en los 67.152 €) hasta superar sin inmutarse los 100.000 €. Precio por el que ya podríamos empezar a pensar en un Cayenne E-Hybrid con etiqueta CERO o si quieres algo más de deportividad, en su carrocería Coupé o incluso en un Taycan 4S.