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Prueba: Peugeot 308 1.5 BlueHDi 130 CV Allure – Corazón de león

Ponemos a prueba el nuevo motor diésel 1.5 BlueHDi de 130 CV del Peugeot 308. Con una cilindrada menor y una potencia ligeramente mayor, el nuevo propulsor de gasóleo destaca por su finura y su bajísimo consumo.

Un complemento perfecto para un producto que sigue subiendo peldaños en lo que a calidad y sensaciones premium se refiere. Desde que Peugeot decidió cambiar la nomenclatura de su compacto y nombrarle como 308, la calidad del mismo no ha hecho más que ir in crescendo. Una mejora que le ha permitido subir varios puestos en su segmento pasando de estar en la zona media de la tabla a ser el cuarto modelo más vendido del año pasado, con 20.109 unidades, distanciando en algo menos de 1.000 unidades al quinto, el Opel Astra, y a 3.200 del todopoderoso Renault Mégane.

Un 2017 en el que, precisamente, el 308 se renovó ligeramente. A mediados del ejercicio pasado, los responsables de Peugeot presentaron la que suele ser la característica actualización de mitad de vida comercial. El típico restyling afectó en buena parte a su diseño, mejorándolo sustancialmente y, sobre todo, ganando en presencia.

Más fiero

Lo primero que llama la atención es el frontal. Los dibujantes galos han ampliado la parrilla delantera dando más sensación de anchura. Está totalmente cromada y, ahora, incrusta el logo de la marca, al estilo Premium. A los lados,  los faros modifican su estructura interior aunque la tira diurna LED y es forma que los integra en el paragolpes. Elemento este último que también cambia en profundidad, añadiendo más nervio al conjunto y, volvemos a repetir, más presencia. Las luces antiniebla también cambian de forma, mientras que el capó (donde antes se ubicaba el emblema) es totalmente nuevo, al añadir una parte central más elevada que le otorga voluptuosidad.

Por su parte, en la zaga, los cambios son menos llamativos. De hecho, salvo la nueva iluminación LED de los grupos ópticos imitando las tres garras del león, el resto es prácticamente idéntico al modelo previo al restyling. Eso sí, las llantas de aleación de 18 pulgadas que montaba nuestra unidad son completamente nuevas confiriéndole cierto toque deportivo.

No hay otro igual

De puertas para adentro, Peugeot ha preferido aplicar la máxima de “si algo no funciona, mejor no tocarlo”, a lo que nosotros añadiríamos “a no ser que sea para mejorarlo”. Pues bien, eso es precisamente lo que han hecho los responsables de producto de la marca francesa. Han dejado intacto el i-Cockpit estrenado en la familia 208 y 2008 que, todo sea dicho, se ha convertido en la seña de identidad de los nuevos Peugeot, y han añadido ligeras pinceladas para convertirlo, probablemente, en el mejor puesto de conducción del segmento.

Un calificativo audaz por nuestra parte pero que cobra sentido en el momento en el que, tras conducir el 308, al subirte en cualquiera de sus rivales tienes la sensación de que el volante es igual de grande que el de un autobús o un camión. Algunos quizá todavía renieguen de él diciendo que tapa la instrumentación, que puede llegar a ser cierto en función de nuestra estatura, pero en comparación con el 208, el cuadro de relojes (que mantiene la aguja del cuentarrevoluciones girando en sentido contrario haciéndonos dudar al principio de si falla algo) se lee con relativa facilidad, mientras que la maniobrabilidad del volante es, cuanto menos, exquisita.

Ficha Técnica Peugeot 308 1.5 BlueHDI 130 CV Allure

Motor: Turbodiésel, cuatro cilindros en línea

Cilindrada: 1.499 cm3

Potencia: 130 CV a 3.750 rpm

Par: 300 Nm a 1.750 rpm

Velocidad Máxima: 204 km/h

0

Consumo (urbano/extraurb./mixto): 4,2 / 3,3 / 3,7 l/100 km

Emisiones CO2: 96 gr/km

Dimensiones: 4.253 / 1.804 / 1.472 milímetros

Maletero: 432 litros

Peso: 1.255 kg.

Cambio: Manual, de seis velocidades

Depósito: 53 litros

Precio: 26.250 euros

Precio ud. probada: 30.943 euros

¿Entonces dónde están las mejoras? Pues en la consola central, lugar en el que se ubica el actualizado sistema de infoentretenimiento al que se accede mediante una nueva pantalla táctil capacitiva de 9,7 pulgadas. Peugeot es consciente de que los conductores del mañana querrán tener en sus coches grandes pantallas con una respuesta rápida e igual de intuitiva que la de sus smartphones. Pues en este 308 lo han conseguido. Si la anterior resultaba lenta y engorrosa de manejar, la que tenemos frente a nosotros es justo lo contrario: veloz y sencilla.

En ella se aglutinan todas las funciones del vehículo, permitiendo a los diseñadores prescindir de los botones físicos (solo hay seis) para lograr así un salpicadero más limpio y minimalista. Esto nos gusta, pero en la práctica, pese su gran funcionamiento, resulta algo inseguro, ya que nos obligará a retirar más de la cuenta la vista de la carretera en el caso, por ejemplo, de que queramos subir la temperatura.

Aparecen nuevas funciones, como la cámara de visión trasera con visión 180º o la sincronización móvil mediante Apple CarPlay o Android Auto, al tiempo que el sistema de navegación suministrado por TomTom añade nuevos gráficos tridimensionales e información del tráfico.

Ambiente premium

Todo ello rodeado de un ambiente minimalista, como decíamos antes, pero sobre todo de mucha calidad. Porque este Peugeot 308, pese a ser considerado como un producto generalista, no teme incluso intentar competir con algunos modelos de corte premium. Para ello, se mantienen los materiales mullidos prácticamente en toda la consola, los cuales se complementan con unos ajustes de primera que transmiten solidez. Además esta actualización incluye nuevos tapizados para los asientos.

Ya que los mencionamos, decir que los dos delanteros son firmes y cómodos, es decir, que sujetan perfectamente nuestra espalda gracias a las amplias ‘orejas’ al tiempo que son extremadamente cómodas. Detrás, la tónica se mantiene aunque el respaldo quizá nos ha parecido algo más duro que en la zona delantera. Si nos centramos en la habitabilidad, esta quizá no sea el punto más fuerte del modelo galo, ya que el hueco para las piernas medido (con un conductor de 1,79 metros de estatura) ha sido de 69 cm. En la práctica esto implica que un servidor, con la talla mencionada tendrá 9 cm de espacio para las rodillas. La altura por su parte, no es mucho mejor, ya que solo existen 5 cm hasta que la coronilla toque el techo. Mientras que en anchura, más de lo mismo, ya que los 135 cm a la altura de los hombros dificultan mucho que tres adultos puedan viajar con comodidad.

En cuanto al maletero, de los 420 litros, 22 están escondidos bajo el piso sin por ello prescindir de la rueda de repuesto de emergencia (punto a favor del Peugeot 308). Es un valor ligeramente superior al de los tres rivales que le han precedido en la clasidicación de su segmento ya que tanto León como Golf (primero y segundo, respectivamente) tiene 380 litros y el Mégane cubica 384 litros. Además ofrece un hueco muy regular, con unas formas muy aprovechables y con algunas soluciones como la red de sujeción.

Nuevo corazón

Más allá de las múltiples novedades estéticas introducidas, el nuevo Peugeot 308 destaca principalmente por lo que se esconde bajo su nuevo capó. Este no es otro que el nuevo motor diésel 1.5 BlueHDi de 130 CV, el cual, se encarga de impulsar a nuestra unidad de prueba. Un bloque de cuatro cilindros y turbo que se encarga de sustituir al hasta ahora exitoso 1.6 BlueHDi de 120 CV. Es decir, que la gala aplica el afamado downsizing para reducir el cubicaje en 61 cm3 y aumentar la potencia en 10 CV.

Con ello se consigue, según la marca una reducción del consumo y las emisiones, aunque cogiendo los datos homologados de nuestra versión, asociada al acabado Allure, esta reducción es insignificante, en concreto hablamos de 0,1 l/100 km y dos gr/km de CO2 menos que antes. En lo que concierne a prestaciones, algo similar, ya que mientras que la velocidad punta sube de 196 a 204 km/h, la aceleración de 0 a 100 km/h empeora en dos décimas, marcando 9,8 segundos.

Ahora bien, una cosa es lo que digan los datos y otra es la que sintamos en el día a día; y aquí, el nuevo 1.5 BlueHDi nos deja más que satisfechos. Lo primero que percibimos son menos vibraciones al ralentí pero sí una mayor presencia sonora, no mucho, pero lo suficiente. En cuanto al empuje, más o menos similar. Mantiene el par máximo de 300 Nm disponible a 1.750 CV, pero ya desde que la aguja se acerca a las 1.500 vueltas, comienza a ser más o menos contundente encontrándose muy a gusto cuando llega al rango medio de revoluciones.

Nuestra unidad se combinaba con la caja de cambios manual de seis relaciones, que ofrece un funcionamiento y rápido con unos desarrollos ligeramente más cortos que nos permiten tener una mayor alegría en marchas bajas pero también un mayor consumo. Ahora bien, pese a ello, nos ha resultado particularmente complicado conseguir que el dato medio de consumo superara los 5,6 l/100 km. Realizando una conducción normal por todo tipo de vías, nos parece un dato muy a tener en cuenta. Pero además, si enfatizamos la conducción eficiente, anticipando movimientos, deceleraciones, evitando ser demasiado incisivo con el acelerador o cambiando de marcha en el momento preciso, podremos ver cómo en el ordenador de a bordo aparece un 4 como unidad principal.

También cabe resaltar que los 5,6 l/100 km logrados pudieron ser menos de no haber realizado alguna que otra escapada a nuestra carretera de montaña habitual. Porque aunque el 308 no destaca por ser excesivamente veloz, o por transmitir una emoción mecánica elevada, como la del GTI que probamos en el Jarama, la buena puesta a punto del chasis sí consigue dibujarnos una sonrisa. La suspensión está bien equilibrada filtrando los baches con soltura mientras que la dirección es particularmente rápida y directa, tanto que a veces tendremos que ahuecar para no redondear demasiado la curva en invadir el carril contrario. En cuanto le cojamos el tranquillo (necesita quizá un periodo de adaptación), ofrece una estabilidad en giro increíble, mostrándose como un coche aplomado y con una pisada muy contundente. Además, el control de estabilidad es bastante permisivo aunque si nos pasamos demasiado de la raya, entrará en funcionamiento.

Seguridad de alto nivel

Será complicado que esto ocurra, pero si pasa, el Peugeot 308 está preparado para cualquier contratiempo. Sí, porque aprovechando la comentada actualización, el compacto francés ha añadido como nuevos el asistente de frenada de emergencia en ciudad, la alerta activa por cambio involuntario de carril o por objetos en el ángulo muerto, y el control de velocidad adaptativo. En el apartado funcional, además de la citada cámara trasera de 180º aparece un sistema de aparcamiento asistido completan las novedades.

La pena, que la mayoría de estos elementos son de pago, incluso en el acabado más alto de la gama, el Allure que equipaba nuestra unidad. Así, a los 26.250 € de los que parte el Peugeot 308 habría que añadir 4.693 € de las opciones existentes, que en nuestro caso eran casi todas: techo solar, tapicería de cuero y Alcantara con asientos deportivos y ajuste lumbar, llantas de 18 pulgadas, faros Full LED delanteros, pintura metalizada azul magnético… La buena noticia, que Peugeot incluye un descuento comercial de 4.233 €, por lo que no sería nada descabellado optar por toda esta dotación.

Pero gustos comerciales al margen, lo cierto es que Peugeot sigue haciendo las cosas de manera sobresaliente en lo relativo al 308. El compacto galo ha pasado de ser uno más a servir de acueducto entre los modelos generalistas y los premium. Argumentos no le faltan, más si decidimos equipar este motor diésel de agradable respuesta y exiguo consumo que nos permitirá afrontar el día a día con solvencia.

¿Preparado para lo siguiente?

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