Hace una década, el coche más rápido del mercado era el Ferrari 575M. Tenía un motor V12 de 515 CV y sus prestaciones, comparadas con las del resto de automóviles de la época, estaban en otra galaxia: aceleraba de 0 a 100 km/h en 4,2 seg. y cubría los 1.000 metros en 21,9 seg.