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Prueba: MV Agusta Brutale 1090 R – Placer para los sentidos

Es casi la más exclusiva de la familia Brutale y vale unos cuantos miles de euros menos que la 1090 RR. A su vez, goza de ciertas soluciones que la hacen prácticamente tan versátil como la 920.

En cualquier caso, la recién estrenada MV Agusta Brutale 1090 R es una naked como pocas las hay, que asombra a la vista y en su conducción, aunque también en todo lo demás. Pocas motos nos han sorprendido tanto... En algunos aspectos se parece bastante a la Triumph Speed Triple, mientras que en otros se acerca más a una Ducati de las buenas. Es más, incluso comparte algún que otro parecido con las naked de litro niponas; con las mejores, claro está. Sea como sea, una naked con un potencial enorme y que irradia pasión en su diseño y en el rugir de sus cuatro cilindros. Una nueva maravilla nacida en Varese con la que muchos seguirán soñando, aunque al mismo tiempo un público cada vez más amplio podrá aspirar a ella. Otro ejemplo de que la marca está viviendo cambios importantes y que gracias a la nueva dinámica parece que poco a poco se está abriendo a una clientela más diversificada.

Porque MV Agusta está creciendo y pasa por un buen momento pese a la mala situación del mercado. Por eso cobran tanto sentido motos como esta Brutale o como la pequeña 675, que no hacen sino democratizar el acceso a esta pequeña marca. Poder disfrutar de su motor más legendario —con 1078 cm3 y válvulas radiales— por la pequeña cantidad de 14 mil euros, era algo del todo impensable hasta hoy. Gracias a su importador en España, Motos Bordoy, está en el mercado desde principios de año y en tres colores: rojo, negro y blanco.   

Diseño familiar, cien por cien Brutale

Desde el punto de vista estético no son tantas las novedades. De hecho, es una Brutale de los pies a la cabeza. Claro que la familia ha ido evolucionando con el paso del tiempo, pero todos los miembros han ido de la mano y no es tan fácil reconocer un modelo del otro si no fuera por los componentes. Por lo tanto, sus líneas son agresivas aunque no llegan al extremo de una deportiva pura.

El colín, por ejemplo, lejos de ser minimalista y afilado a más no poder, es bastante ancho y alberga las dos luces de freno, por cierto muy similares a las de algunas Ducati. También se asemeja mucho a sus vecinas en el chasis de tubos de acero tipo Trellis, aunque ciertamente pasa bastante desapercibido al ser de color negro. Le acompañan un subchasis en aluminio y un basculante monobrazo del este mismo material que nos deja disfrutar del bello diseño de la llanta trasera. Aún así, vista de cerca es igualmente tentador encontrarle ciertas semejanzas con la Speed Triple. Es, por ejemplo, tan compacta y corta entre ejes como la naked inglesa, e incluso pesa algún kilo menos —que ya es decir. Los estribos también están muy elevados y retrasados y el depósito comparte ciertas formas con el de la Triumph.

En cuanto a componentes y acabados, está más cerca de su hermana pequeña, la 920, que de la Brutale más exclusiva, la 1090 RR. Con todo, vemos unas horquillas Marzocchi de 50 mm multirregulables de color negro delante y un amortiguador Sachs que queda bastante escondido detrás. Tampoco en los frenos está al nivel de la RR, pero va bastante sobrada gracias a las pinzas Brembo de anclaje radial. Pese a no ser monobloque, lo cierto es que muerden fuerte los dos discos de 310 mm. En cambio, el pequeño disco trasero de 210 sí que tiene una función secundaria, pues le hemos notado cierta falta de tacto y de mordiente.        

¿Y dónde está toda la brutalidad?

Las similitudes que le podemos encontrar con algunos modelos de la competencia se acaban en cuanto la enciendes. Aunque su motor es de cuatro cilindros en línea como el de muchas motos japonesas, los 1078 cm3 que dan vida a la Brutale 1090 RR son un mundo aparte. Brilla por su ausencia la suavidad y la docilidad de los cuatro cilindros más tradicionales. Dicha mecánica, la más grande que fabrica MV Agusta y que también da vida a las F4, tiene mucho carácter ya desde el primer momento y no da tregua ni en el sonido de sus escapes. Asimismo, dosificarla a bajas revoluciones para circular tranquilamente no es del todo fácil; siempre te pide más. Tanto es así que hasta el cambio parece no trabajar muy cómodo a bajas velocidades.

Por otro lado, su potencia no es tan abrumadora como en la 1090 RR, ya que las cifras oficiales hablan de 144 caballos a 10.300 revoluciones. Cabe remarcar lo de oficiales porque parecen ser, en realidad, unos cuantos más. Esto no sabemos si es debido a la ligereza del conjunto o porque, simplemente, pasado ese régimen sigue ofreciendo cosas muy interesantes que invitan a exprimirla un poco más. Además, tuvimos la impresión de que justo por encima de las 10 mil aún no se han encendido ni las luces de la zona roja. Sea como sea, el suyo es un motor muy temperamental y elástico que impone hasta en la bravura de su sonido, que siempre te acompaña.

Datos técnicos
Marca y modelo MV Agusta Brutale 1090 R
Año 2012
Motor
Cilindrada 1078
Arquitectura Tetracilíndrico en paralelo refrigerado por agua DOHC con válvulas radiales
Potencia (cv) 144 cv a 10.300 rpm
Par motor 112 Nm a 8.100 rpm
Alimentación inyección electrónica Magnetti Marelli
Cambio de seis velocidades
Neumáticos de serie 120/70 17" (d) y 190/55 17" (t)
Chasis de tubos de acero tipo Trellis
Suspensión delantera horquillas Marzocchi de 50 mm multiregulables con 125 mm de recorrido
Suspensión trasera amortiguador Sachs con basculante monobrazo y 120 mm de recorrido
Altura del asiento (mm) 830
Distancia entre ejes (m) 1,43
Frenos 310 mm (d) y 210 mm (t)
Capacidad depósito 23 litros
Peso (kg) 183 Kg en seco
Velocidad máxima > 250 Km/h
Precio (sin extras)
Euros 13.990
Más datosMenos datos

Eso sí, como gran novedad, la Brutale 1090 R ofrece un control de tracción regulable hasta en ocho posiciones, que son muchas. La única pega es que cambiar de una a otra con los botones del cuatro de instrumentos lleva su tiempo y requiere un poco de práctica para entender su funcionamiento. Unas veces hay que mantener pulsado alguno de los botones y en otras no hace falta, y eso te acaba liando. Logramos cogerle el punto con la moto parada, así que no debe ser muy buena idea hacer estos ajustes en marcha. El nivel 0 no interviene en absoluto y el 8 es el más intrusivo. Finalmente, otro de los elementos distintivos de esta mecánica son las válvulas radiales, un privilegio muy caro de ver en una moto de calle.     

Toma de contacto

Que es una moto que no se anda con chiquitas queda entendido desde los primeros metros. Y no tanto al poner primera y arrancar, sino al engranar la segunda: cuando el motor gira muy bajo de revoluciones, el cambio de una marcha a otra resulta un poco brusco. Pero esto no parece causarlo el cambio en sí, sino el propio motor, pues no acaba de respirar cómodo justo por encima del ralentí. Más aún, cuando probamos de solucionarlo con un poco más de gas, enseguida da el primer tirón. En resumen, claro está que no es la mejor moto para ir a comprar el pan o para ir al trabajo cada día. Además, no es muy cómoda de asiento y gira poco.

Más tarde, justo antes de probarla en buenas condiciones, nos dimos cuenta de otra pequeña incomodidad. En este caso nos referimos a los estribos. Resulta que son muy pequeños —como tiene que ser en una moto de este calibre— pero su superficie es poco rugosa, con lo que el pie derecho tiende a resbalar y a salirse de tanto en cuanto de la estribera. Esto también nos sucedió cuando circulábamos tranquilamente por la autopista junto a muchos otros coches, y creemos que es un punto que puede mejorarse fácilmente buscando unos estribos opcionales con mejor agarre. Ahora bien, son ese tipo de cosas que sólo notas cuando llevas la Brutale por esos sitios y a esos ritmos que no sacian su sed…  

Ahora sí

Al fin pudimos conocer un poco mejor tan magnífica moto. La MV Agusta Brutale 1090 R, aunque ya por su nombre pueda asustar a alguien, resultó ser sorprendentemente fácil de tenerla por la mano, mucho más de lo que esperábamos. Primero aprovechamos la salida de un peaje para conocer su temperamento cuando la aguja sube hasta el final. De entrada, la entrega de potencia es más contundente (o al menos parece serlo) que otras motos con más caballos. Lo cierto es que se enchufa muy rápido. Sin embargo, te coges bien al manillar y adelantas el cuerpo y al momento la confianza es plena; el chasis parece absorber sin problema todo su carácter.

Más allá de las sensaciones girando al límite de revoluciones, lo cierto es que es un motor muy elástico. En autopista circulando en sexta a unos cien por hora dispone de mucho par motor, y los adelantamientos se llevan a cabo rápidamente y con seguridad. Esta misma elasticidad nos fue de mucha ayuda cuando llegamos al puerto de montaña: en las primeras curvas de calentamiento puedes ir con la cuarta sin problemas y salir de los virajes más cerrados sin tener que reducir. Que quieres aumentar el ritmo, puedes hacer exactamente lo mismo en tercera, y de nuevo sin necesidad de jugar con el cambio. Incluso puede hacerse en segunda todo el rato y llevarla más alegre de revoluciones, que ni así tendremos por qué cambiar si no queremos. Una de las grandes ventajas que sólo encontramos en los motores de gran cilindrada.

Por otro lado, aunque ahora el neumático es de 190, estamos hablando de una moto ágil que entra y sale de las curvas con relativa facilidad. A buen seguro que gran parte de la culpa la tiene una distancia entre ejes muy corta (1430 mm) y un peso muy contenido, de tan sólo 183 kilos en seco. Finalmente, el freno trasero no da mucho de sí, y aunque esto no sea muy relevante en una moto como la Brutale, que te invita a conducir con el cuerpo muy adelantado, nunca está de más tener la posibilidad de ayudarte con él. En cuanto a las suspensiones, que no son las mejores si las comparamos con las de la 1090 RR, cumplen perfectamente en conducción deportiva y lo absorben todo sin rechistar y sin poner en un compromiso el equilibrio general. Gira fina y genera mucha confianza, eso seguro.     

Conclusión

Estamos ante una de las motos más deseadas y admiradas de todo el mundo. En la categoría de las naked deportivas escasean motos como esta, tan efectivas y radicales. Aún así, y sabiendo que algunas deficiencias son inherentes a su condición, le falta un indicador de combustible. Cierto que en el cuadro de instrumentos tenemos muchas funciones, incluso la de cronómetro, y que hay un pequeño indicador de marcha engranda, pero se echa en falta tener un poco más de control sobre la gasolina restante.

Y luego está el asiento, que pese a ser ahora de una sola pieza para que el acompañante vaya un poco más cómodo y a una altura más cercana a la nuestra, la verdad es que es bastante duro y no invita a hacer un uso muy turístico. Claro que en conducción deportiva esto no es ningún inconveniente, todo lo contrario, ya que gracias a esta dureza los movimientos encima de la moto son más fáciles de realizar. En definitiva, una naked de las buenas y también de las caras, aunque pagar 14 mil euros por una MV Agusta hasta puede considerarse un chollo. Además, con el motor más emblemático de la compañía.

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