El día que acudimos a su presentación en Madrid, Pablo Silván, jefe de ventas de Ducati Ibérica, trató de explicar porque a la Diavel no se la puede situar en un estilo concreto de moto: por un lado se trata de una custom si nos fijamos en el avance que presenta su parte delantera, pero también podríamos decir que es una naked, ya que se muestra totalmente desnuda y sin protección, aunque por su figura compacta y afilada, bien se podría decir que es una deportiva. El caso es que la nueva Ducati es una moto única, una mezcla de varias motos con la que se ha conseguido una gran estabilidad, una desmesurada aceleración y un atractivo fuera de toda duda. A nuestro país, la Diavel llega en versión “normal” y Carbon, que la diferencia por incorporar algunos acabados en fibra de carbono y montar una pequeña cúpula que la hace aún mas atractiva. En cuanto al precio, se ha situado en 16.995 para el modelo básico, y 19.995 para la Carbon.
Pero si hay algo que destaca por encima de todo, incluso de su exclusivo y personal diseño, es el motor, que aunque es el mismo que monta la nueva Multistrada 1200, en la Diavel parece creado para darle sentido a su nombre, porque según indican sus datos, es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en solo ¡2,6 segundos!, y todo ello sin hacer el mínimo extraño y demostrando un gran aplomo. Para que pueda agarrarse bien al asfalto, en la parte trasera se ha montado un “balón” de 240 mm diseñado especialmente para esta moto.
Al igual que ocurrió en la Multistrada, la nueva Ducati Diavel cuenta con la más actual tecnología con la que conseguir que la moto tenga el comportamiento más adecuado a cada tipo de conducción. De esta forma, los 162 CV de potencia máxima que desarrolla el bicilíndrico en línea se pueden dosificar con tres modos de entrega de potencia: el Urban, con el que se reducen los caballos a 100; el Touring, en el que se tienen disponibles los 162 CV pero con una entrega controlada; y el Sport, donde se da rienda suelta a toda la caballería y con el que hay que tener tacto con el acelerador. De todas formas, en la Diavel no falta un sistema de control de tracción (DTC), que con ocho niveles diferentes consigue que la ruedas no pierdan contacto con el suelo por una brusca aceleración. En cuanto al cambio, este es de seis marchas y bastante suave y eficaz.
Toda una Ducati
A pesar de su espectacular aspecto exterior, la Diavel no puede negar que es una Ducati, sobre todo si nos fijamos en el atractivo chasis multitubular típico de la marca. Hay que destacar la cómoda posición que lleva el piloto y la buena protección que ofrece contra el viento a pesar de ir tan desnuda. Incuso el pasajero cuenta con un buen espacio una vez que se han desplegado sus particulares reposapiés, quitado la tapa que cubre la parte trasera del asiento y sacado el asidero que monta bajo el colín (lo nunca visto).
Y puesto a destacar elementos, el sistema de frenos es excelente, el doble disco delantero de 320 mm tiene un funcionamiento sobresaliente, aunque el trasero no acompaña como debería. También hay que hacer notar el buen comportamiento que ofrece rodando por cualquier tipo de carretera, sobre todo en las más reviradas, como tuvimos ocasión de comprobar por la sierra madrileña, donde dejamos las estriberas un poco “arrastradas”.
Gorda y ligera
Viendo su musculoso aspecto nadie diría que la Diavel solo pesa 210 kilos en vacío, y eso hace que tenga una buena manejabilidad. Empiezas con cierto respeto al ver que llevas un enorme neumático detrás, y que la distancia entre ejes es notable (1,6 metros), pero enseguida notas como se agarra al suelo y lo fácil que resulta tumbarla.
Por último y como decía al principio, la Diavel incorpora la más actual tecnología, y prueba de ello la tenemos en su cuidado cuadro de mandos, que cuenta con una pantalla TFT en color y otra digital para estar continuamente informados de forma clara y además atractiva.