La acogida que tenga en el mercado español va a suponer una auténtica revolución porque hasta ahora Opel no había ofrecido ningún otro modelo con estas características. El nuevo Opel GT es un roadster con una potencia de 264 caballos y un motor sobrealimentado de 2 litros de cilindrada. Cuenta con un centro de gravedad muy bajo y una suspensión ajustada con firmeza que recuerda mucho al comportamiento ofrecido por rivales como el Mx5 de Mazda. Por tanto y sin duda alguna, donde mejor se desenvuelve es en escenarios donde las curvas y los cambios de marcha rápidos y precisos son la esencia de la conducción.
Sobre aceleración (0 a 100 en 5,7 segundos) sus tiempos hacen que no tenga rival si tenemos en cuenta el precio y la actual gama de descapotables biplaza. El Honda S200 2.0 VTec es bastante más lento en salida y consume algo más por un precio aproximado. Bmw tiene el Z4 Roadster 3.0 que compite seriamente con las cualidades del GT aunque por un precio veinte mil euros más elevado.
Tiene virtud y tiene defecto. La relación calidad precio es su mejor arma, pero un escaso equipamiento y un acabado despistado juegan en su contra para hacerse un hueco entre los descapotables biplaza del año.
Espacio algo limitado, elegante
La deportividad es una de las primeras sensaciones que provoca el GT nada más subirse a él. No hay gran variación con respecto a otros modelos de la marca porque comparte muchos elementos pero, sin embargo, se ha utilizado una combinación de colores en el interior propia de un vehículo sport.
Los ajustes generales de la posición del conductor son aceptables dado el poco espacio que ofrece el habitáculo. La profundidad del asiento permite retrasarse para que una persona alta (1,90 m) pueda conducir holgadamente. Sin embargo, y para nuestro gusto, el volante tiene poca capacidad para ajustarse en altura. El espacio para el copiloto no permite mayores concesiones.
Los espacios portaobjetos dentro del habitáculo están limitados a una guantera en la que guardar la documentación (a duras penas) y un par de raíles en el plástico de cada puerta para alguna tarjeta o teléfono. Entre ambos asientos, de igual forma que el MX5, existe un espacio intemedio con capacidad para una funda de gafas y una billetera (no cabe, por ejemplo, una botella de agua de medio litro).
El mecanismo de plegado de la capota es totalmente manual y deja prácticamente anulada la capacidad del maletero pasa de más de 150 litros a algo menos de 70. El sistema se libera mediante una palanca situada sobre el espejo retrovisor. Después habrá que abrir el maletero soltando los dos anclajes y salir del coche para recoger la capota. Es una operación que puede llevar como mucho un par de minutos.
La única diferencia con respecto a cubrir el coche de nuevo es que los anclajes del techo que antes se liberaban automáticamente de la carrocería ahora habrá que ajustarlos manualmente. Un inconveniente es que no lleva cortavientos de serie, algo fundamental para un coche pensado para ir generalmente a alta velocidad. También hemos observado algunas imperfecciones en el soldado de la junta superior de la capota con la carrocería.
Conducción
El tacto general del coche es muy satsfactorio gracias –como hemos dicho- a que va muy pegado al asfalto, permitiendo giros mucho más inmediatos y precisos que con un turismo convencional. La suspensión es lo suficientemente dura para este tipo de conducción y aceptable también para circular a gran velocidad. El reprís del coche es magnífico porque el, a pesar de no ser muy pesado, soporta con estabilidad toda la fuerza del motor. Gran parte de éste mérito lo tienen las ruedas de perfil bajo y de gran tamaño 245/45 R18.
El cambio automático de cinco velocidades está situado en una posición elevada gracias al túnel que separa ambos asientos. Está en una posición más alta que el RX8 o el Mx5 y su tacto es algo duro. No es un ejemplo claro de precisión pero sus recorridos son cortos y cómodos.
El nivel de sonoridad con la capota puesta es bastante reducido. Se aprecia notablemente tanto el ruido de la rodadura como las irregularidades del suelo y sólo se advierte visualmente alguna vibración en la palanca de cambios. Circulando con la lona recogida la aerodinámica no es perfecta por no llevar cortavientos (opcional) pero sí bastante cómoda para mantener una conversación a 80 km/h.
El consumo no es para nada desorbitado teniendo presente que estamos ante un coche sobrealimentado y con una potencia muy alta. Aunque siguiendo el indicador de consumo se pueden llegar a conseguir medias de entre 12 y 13 litros, la marca ha cifrado el promedio en 9,2 litros cada 100.
Equipamiento y precio
El precio tan competitivo del GT hace que se haya dejado de lado gran parte de los accesorios que un coche deportivo debería llevar. Opel ha decidido incorporarle control de estabilidad desconectable, el de tracción (igualmente seleccionable) y la suspensión deportiva de serie. No hay opciones relativas a la mejora de la conducción porque las únicas (y pocas) que tiene son a nivel de equipamiento. La opción de cuero en los asientos y mejorar el sistema de audio con el cargador de discos supone un incremento de 2.500 euros en el precio total del coche.
Sin estos extras, el Opel GT puede comprarse a un precio de 31.400 euros.