Comprarse este GTC supone hoy en día una inversión de más de 22.000 euros que puede parecer exagerada en un principio. Sin embargo, tan sólo se trata de querer ver la botella medio llena o medio vacía. Nosotros ya nos hemos convencido sobre si merecería o no la pena. Los ingenieros que hayan diseñado este coche han conseguido arrancar varios importantísimos puntos de mejora en la carrocería Gran Turismo Compacto. El que más tiene que ver con la conducción es el coeficiente aerodinámico, que ha sido mejorado con respecto al cinco puertas a pesar de tener las mismas medidas. También es un coche que ahora circula a menos distancia del suelo y que gana en tacto deportivo por el reajuste de su amortiguación.
Un práctico capricho
Nada más sentarse en un coche y coger el volante lo más normal es prestar la debida atención hacia elementos de equipamiento como el navegador, los oscuros acabados en madera o el tacto suave del volante forrado en cuero. He de decir que aquí este capítulo del protocolo tuvimos que saltárnoslo por culpa del parabrisas panorámico. El hecho de centrar la atención en él se debe a que la cantidad de luz que entra en el habitáculo se multiplica y provoca una sensación ajena a lo cotidiano. Pero gusta - y mucho – porque no es habitual que un conductor tome el sol mientras conduce o que el acompañante se entretenga contando estrellas por la noche. Por eso, ésta es una opción muy interesante para los conductores que no se atreven a dar el salto a un descapotable.
El funcionamiento es totalmente manual gracias a un mando giratorio situado sobre nosotros y que permite deslizar el techo desde veinte centímetros atrás hasta prácticamente la altura del espejo retrovisor. La operación parece demasiado mecánica para hacerla muchas veces aunque la sensación es de buena resistencia al paso del tiempo. Lástima que los quitasoles queden demasiado cerca de la cara al desplegarlos y no lleven espejos –qué menos que el de copiloto-.
Por cierto, no hay excusa posible ya que el material del que está hecho el cristal protege de las quemaduras y de las radiaciones solares. Por todo esto puede que a algunos les merezca la pena pagar los 1.400 euros que cuesta. En el acabado Cosmo se incluye de serie junto a los antinieblas delanteros y la parrilla delantera con inserciones cromadas.
Motor diésel con carácter, muy bueno desde abajo.
Este cuatro cilindros de 150 cv demuestra una vez más que lo más interesante de los diésel de Opel es el par motor. Sale muy rápido al acelerador y con fuerza desde muy abajo. Aunque nos obliga a cambiar demasiado rápido, es capaz de mantener una aceleración constante hasta las 4000 vueltas. El sonido es propio de un diésel aunque con un matiz muy “racing” propio de los gasolina. En nuestra prueba hemos hecho casi 7 litros de consumo mixto. Es más de lo que Opel ha cifrado (5,8) pero buen dato si tenemos en cuenta la viveza del motor. Merece la pena olvidarse del ordenador de a bordo, vaya.
El tacto algo duro de la palanca de cambios se ve compensado porque las seis son de recorrido muy corto y encajan de forma precisa. El punto de embrague es muy alto y con poco margen, así que nos permite cambiar casi a medio pedal y ganar otro toque extra de aceleración.
Hemos notado la suspensión muy bien ajustada porque los terrenos bacheados no son incómodos y la carrocería no presenta apenas balanceos verticales. Además, gracias al sistema de chasis adaptativo, podemos activar el modo Sport para reforzar –muy levemente- el tarado de la amortiguación y ganar algo de estabilidad a velocidades más altas. Esta versión del GTC ,que ha sido rebajada 15 mm con respecto a la anterior, no lleva de serie los neumáticos deportivos, aunque con este perfil da más que suficiente para conseguir un comportamiento competitivo (205/55 R16). La rueda de repuesto que lleva es de emergencia.
La dirección es asistida electrónicamente en función de la velocidad. El sistema EHPS es preciso en cuanto a sensaciones ya que llega mucha información de la carretera a nuestras manos. Tiene toda la suavidad exigible en carretera aunque en ciudad se puede hacer algo dura. El radio de giro tampoco es de lo mejor que tiene y por tanto deberemos maniobrar algo más de la cuenta.
Precio algo elevado aunque con equipamiento bastante completo.
El climatizador de control electrónico y el ordenador de a bordo sólo se pueden adquirir de serie en éste acabado Cosmo. Aquí además los asientos son deportivos con tela de cuero y regulables en altura. No hay opción de ajuste eléctrico.
En cuanto a los elementos de seguridad toda la gama comparte el mismo número de airbags (conductor, copiloto, laterales y de cortina). El chasis rebajado y el IDS son también de serie junto al ABS y el Sport Switch.
El precio es más elevado que otros modelos coupé como el Focus 2.0 TDCi S aunque también le superan otros de su misma clase como el Golf 2.o Tdi de 140 cv. Es una inversión lógica y muy acertada para los que busquen sensaciones deportivas al volante además de un diseño de lo más atractivo.