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Prueba: Opel Astra – Apariencias que engañan

Que su línea continuista no te engañe. El Opel Astraque analizaremos a continuación es un modelo completamente nuevo.

De hecho, poco o nada tiene que ver frente a su predecesor ya que, salvo los motores, el resto del vehículo se ha cambiado por completo. El objetivo, muy sencillo, volver a ser uno de los pesos pesados del segmento C. Ahora bien, cuando empleamos esta expresión, lo hacemos únicamente para destacar su importancia dentro de dicho segmento, pues la quinta generación del compacto alemán puede que sea muchas cosas, pero para nada peca de sobrepeso. Aligerado

Todo lo contrario, estamos ante todo un peso pluma. Y es que los ingenieros de Opel le han sometido a toda una ‘cura de adelgazamiento’ que, en los casos más extremos llega a ser hasta de 200 kilos frente a su antecesor. En el caso particular de nuestra unidad, equipada con el motor 1.6 CDTI de 110 CV, asociada al cambio manual y al acabado Excellence, el ahorro de peso era de nada menos que 153 kilogramos, hasta los 1.350 kilos que marcaba su ficha técnica. Una reducción de ‘grasa’ muy a tener en cuenta y que se explica por el empleo de una nueva plataforma más eficiente y ligera –de la que saldrán futuros modelos de General Motors-, en la que incluye aceros más livianos pero mucho más resistentes.

Pequeño pero enorme

Y por si eso fuera poco, este quinto Astra se guarda otra sorpresa más: sus dimensiones. ¿Por qué es sorprendente? Os preguntareis algunos. Muy sencillo, porque el compacto alemán no ha sufrido ese típico estirón del que sí se enorgullecen otros modelos, de este y de otros segmentos, todo lo contrario. En efecto, el nuevo Astra mide 4,37 metros de largo, 1,87 de ancho y 1,48 de alto, lo que implica que es más corto -5 cm-, igual de ancho y más bajo -2,5 cm- que el modelo al que sustituye… sin olvidar que su coeficiente aerodinámico ha mejorado sustancialmente al tener ahora un Cx de solo 0,28.

Sin embargo, la sorpresa llega a la hora de entrar en su habitáculo. Y es que dicha reducción de tamaño externo se ha traducido en un aumento de espacio interior. Con una batalla más corta, de 2,66 metros frente a 2,68, nuestro protagonista ofrece unas plazas traseras que son más amplias, en concreto 3,5 cm para las piernas y 2,2 cm para la cabeza.

Cotas que damos como veraces al ocuparlas, pues un adulto de 1,80 metros de estatura viajará sin ningún tipo de problema. El único pero sea quizá, la anchura a la altura de los hombros, más estrecha que la de muchos rivales, lo que repercute en que tres adultos irán demasiado apretados, sobre todo el central, con una butaca estrecha y un respaldo duro.

Un poco más atrás, el maletero mantiene los 370 litros que ya anunciaba su antecesor. Es un volumen correcto, que se mueve en la media del segmento, pero que le sitúa por detrás de rivales como el Honda Civic, el Citroën C4, el Renault Mégane o el Seat León.

Tecnológicamente avanzado

En las plazas delanteras, por su parte, el compacto sí mejora de forma notable. Para comenzar, sus asientos son verdaderamente cómodos, al sujetarnos con firmeza. Y eso que nuestra unidad no equipaba los opcionales ergonómicos Wellness, con regulación eléctrica, tapizados en cuero y que cuentan con el certificado AGR de una asociación médica alemana que garantiza una buena salud para nuestra espalda. Pese a ello, lo más destacado es el aumento de calidad que percibimos en el vehículo.

Opel ha empleado materiales más blandos y de tacto más agradable en el salpicadero, el cual presenta molduras en negro brillante que le dan ese toque elegante, pero que nos ofrecen dudas en cuanto a sonoridad cuando el vehículo tenga ya unos años. Eso sí, de lo que no hay duda es de la funcionalidad y el aspecto de la consola central. Por fin la alemana se ha quitado de la cabeza una zona central plagada de botones para sustituirla por una pantalla táctil de mayor tamaño que nos da una mayor ‘limpieza visual’. Ello no implica que se haya eliminado todo rastro de comando analógico, sino que además de estar mejor colocado ahora sólo se limita a diversas funciones de la pantalla y al climatizador.

En cuanto a huecos portaobjetos, cabe destacar el amplio número que ofrece, tanto en la zona delantera como en las plazas traseras. No obstante, no entendemos por qué no tiene el que, para nosotros, es el más práctico: el situado justo debajo de la consola central, frente a la palanca de cambios. En su lugar, lo que parece una guantera con tapa es en realidad… la tapa de fusibles. Sí, has leído bien, aunque eso sí, se puede adornar con un soporte para colocar el móvil que resulta bastante útil.

Por lo demás, el cuadro de instrumentos nos recuerda bastante al anterior con la salvedad de incluir una pantalla más grande a color y con mejor resolución. El volante es el mismo, mientras que la otra novedad se centra reside en el sistema OnStar que incluye punto de acceso WiFi, llamada de emergencia o asistencia técnica en carretera 24 horas al día, 7 días a la semana. Un elemento que es de serie en los acabados más altos de la gama, el Dynamic y el Excellence de nuestra unidad.

Hágase la luz

Ya que mencionamos el equipamiento, no podíamos dejar escapar uno de los elementos que le harán distinguirse frente a sus rivales. Para ello, hay que volver al exterior del vehículo, en concreto a su parte delantera, a los lados del morro. En efecto, nos referimos a los faros. Y es que la nueva generación del Astra no sólo puede equipar la tecnología de tipo LED para todas sus fases de iluminación, sino que además incluye un sistema matricial con módulos independientes que se apagan o encienden automáticamente cuando detectan a un vehículo, en sentido contrario o en el mismo de la marca, evitando así el deslumbramiento. Tecnología que Opel denomina IntelliLux LED y siendo un opcional con un precio de 1.100 euros.

Un sistema de seguridad que se une a una amplia lista de asistentes que ya estaban disponibles en el anterior Astra… pero con mejoras. Todos se siguen gestionando a través de la cámara frontal Opel Eye y entre los más destacados están la alerta ante colisiones, el asistente de frenada de emergencia, el avisador de objetos en el ángulo muerto, el de cambio involuntario de carril o el lector de señales de tráfico.

Se deja notar, pero ahorra

Mecánicamente, de las cinco opciones disponibles, tres de gasolina y dos diésel, nosotros nos decantamos por la versión de acceso al gasóleo: el 1.6 CDTI de 110 CV. Un bloque que ha sufrido ciertos cambios estructurales para hacerlo más equilibrado, ligero y eficiente. En la práctica esto se traduce en que este motor le sienta como un guante al nuevo Astra. Es algo ruidosos, incluso cuando llevamos hechos varios kilómetro pero por lo menos es más agradable que el estruendoso 1.7 litros de origen Isuzu.

Una ventaja es que cuenta con un par muy elevado, de 300 Nm disponibles a partir de las 1.700 rpm, lo que le permite tener unos bajos muy aceptables ya que notamos como empieza a empujar livianamente a partir de las 1.400 rpm. Se combina con la caja de cambios manual de seis relaciones, que ofrece un tacto algo tosco en reducción pero unos desarrollos muy largos. Gracias a esto último, el consumo de carburante se ve reducido significativamente. De hecho, durante nuestro recorrido de pruebas, circulando a ritmo normal, el ordenador no pasó de 5,4 l/100 km. Sí, está alejado de los 3,7 que homologa, pero incluso a pesar del pequeño depósito de gasolina que monta, de sólo 48 litros, podemos rozar los 900 kilómetros con un único repostaje.

Ahora bien, si el consumo no es una de nuestras preocupaciones y lo que queremos es ‘pasárnoslo bien’, este Astra es un perfecto compañero de viaje. Como hemos dicho antes, la nueva plataforma que emplea le convierte en un vehículo más dinámico. Característica que nos encargamos de confirmar tras pasar tres curvas enlazadas. Su paso por las mismas es realmente bueno, nada que ver con el anterior. La estabilidad es excelente y la precisión de la dirección nos permite entrar allí donde hemos ‘apuntado’. Puede que el motor se quede algo corto y que la palanca del cambio no sea la mejor, pero nos sentimos seguros en cada trazada… hecho que hay que agradecer al sistema de control de par en el eje delantero, el cual elimina el subviraje –irse de morro- enviando más fuerza a la rueda exterior y frenando la que está en el interior de la curva.

En definitiva, el nuevo Opel Astra no sólo logra que la conducción sea más divertida, segura y entretenida, sino que gracias a su lavado de cara, a su cuidado interior y a su gran ‘mirada’, estamos seguros que recuperará el puesto de referencia que se merece en su segmento… y todo ello, aunque por una unidad como la nuestra haya que pagar cerca de 23.650 euros de inicio, más los 2.700 euros de opcionales que llevaba nuestra unidad.

¿Preparado para lo siguiente?

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