Cuando apareció ante mí el GT-R dispuesto a ser domesticado, un enorme escalofrío recorrió de principio a fin cada rincón de mi cuerpo y una intensa y extraña sensación invadió por completo todos mis sentidos… Todo se oscureció de repente, fue como si el tiempo se detuviera. Apenas pude distinguir una silueta de color rojo, desafiante y agresiva, que surgió de la nada. Sin tiempo para asimilar lo que estaba ocurriendo, uno de los técnicos del concesionario me entregó amablemente unas llaves con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro. En ellas se podía leer “GT-R”. Entonces comprendí todo. Mis ojos no daban crédito a lo que estaban viendo. Ahí estaba la nueva interpretación del mítico “matagigantes”, también apodado como Godzilla, un vehículo que, se dice pronto, reúne todo el saber hacer, la tradición e historia de los emblemáticos Nissan Skyline GT-R, iconos por antonomasia en el país del sol naciente. Por fin había llegado el momento, era la hora de sentir en primera persona uno de los símbolos del éxito de la ingeniería japonesa, un automóvil único, inefable, capaz de tratar de tú a tú y plantar cara sin ningún miramiento a vehículos que pueden llegar a costar más del doble de su precio.
Discúlpenme por este breve relato, pero es tal la emoción que genera antes, durante y después, el poder conducir un Nissan GT-R, que me he permitido la licencia de comenzar esta prueba intentando transmitirles un ápice de lo que se siente gracias a ello. El GT-R no necesita presentación para los amantes del automóvil y para los que no lo son, puedo anticiparles que se trata de uno de esos coches distintos, realmente especiales, que sólo pueden describirse, con perdón, de una manera: ¡la leche!
Tremendamente llamativo
La imagen de este coche llama la atención se mire por donde se mire. Como anécdota, sin comerlo ni beberlo, nada más salir del concesionario empezamos a recibir todo tipo de improperios por parte de la gente que se encontraba en la calle, lo que denota la sana (y no tan sana) envidia y enorme admiración que genera a su paso este superdeportivo, sólo al alcance de unos pocos elegidos.
Sus líneas transmiten muchísima fuerza y en varios aspectos se aprecia la “herencia GT-R”, al mantener, salvando las distancias, ciertas similitudes con el venerado Skyline R34. Delante, nos encontramos con un larguísimo y musculado capó junto con la protuberante y característica entrada de aire frontal. Llaman la atención sobremanera su labio inferior, las dos pequeñas rejillas triangularles, las tomas de refrigeración de las aletas y las taloneras.
Las llantas de 20 pulgadas y los tiradores de las puertas incrustados en la carrocería hablan por sí solos. Detrás, un voluminoso pero discreto alerón nos da la bienvenida. Los grupos ópticos circulares también son un guiño al pasado, mientras que las cuatro colas de escape situadas a ambos lados y el enorme difusor trasero, ya dejan entrever el potencial de lo que tenemos entre manos. Debemos recordar que, por primera vez, el GT-R no deriva de ningún otro modelo de producción (uno de los motivos de la desaparición de su nomenclatura Skyline), sino que nos encontramos ante un vehículo concebido totalmente desde 0, desarrollado en una plataforma específicamente diseñada para él. Su “cuerpo” lo conforman todo tipo de materiales de alta calidad poco habituales, tales como aluminio, aceros de alta resistencia, fibra de carbono e incluso fibra de vidrio.
Ideado desde la “Playstation”
No es muy habitual que en el diseño de un automóvil participen los creadores de un videojuego. Pues bien, el GT-R también es especial en este aspecto. Fundamentalmente la pantalla de la consola central (aunque también otros matices del interior), fueron concebidas por Nissan en colaboración con Polyphony digital, una exitosa empresa del mundo del entretenimiento virtual, conocida en todas partes gracias a un juego de carreras denominado Gran Turismo. Sólo está disponible en el tope de gama pero, hablamos así a bote pronto de esta pantalla porque, sin duda, es una de las cosas que más llama la atención inmediatamente después de subirse al vehículo.
Al indagar sobre las informaciones que ofrece, puede que exagere un poco, pero uno tiene la sensación de estar a los mandos de un caza de combate o un aparato de la NASA. Muestra datos de todo tipo tales como el ángulo de dirección, la fuerza G a la que nos vemos sometidos tanto longitudinal como transversalmente, la presión sobre el pedal de freno,el grado de apertura de la mariposa de admisión,la presión de soplado del turbo, temperatura y presión del aceite de la transmisión, del aceite motor, reparto de par entre ejes, gráficos en los que se destaca el mejor punto para un cambio idóneo…en definitiva, un sinfín de datos y cuestiones las cuales, realmente, no parecen muy útiles para un automóvil de “calle”, pero les aseguro que impactar, impactan.
Cockpit
Sobre el interior del GT-R poco se puede decir, un primer vistazo a los baquets o las grandes levas situadas tras el volante nos trasladan al mundo de los coches de carreras. El puesto de conducción es muy ergonómico y no existe esa cierta sensación de claustrofobia que se puede percibir en otros vehículos de sus características. Esto se debe en parte a que en este automóvil se va sentado en una posición relativamente elevada, casi a la altura de algunos utilitarios. Pese a ello, la altura libre hasta el techo es suficiente incluso para personas de más de 1,90 metros de estatura. El volante puede regularse en profundidad y altura, de manera solidaria con todo el cuadro de instrumentos.
Datos técnicos
Marca y modelo | Nissan GT-R | |
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Motor | V6 Twin Turbo | |
Especificaciones | ||
Longitud/anchura/altura (mm) | 4650 / 1895 / 1370 | |
Distancia entre ejes (mm) | 2780 | |
Diámetro de giro (m) | 11,4 | |
Peso (kg) | 1815 | |
Volumen del maletero (l) | 315 | |
Neumáticos | 255/40 ZR20 & 285/35 ZR20 | |
Motor | ||
Cilindrada (cc) | 3799 (6 en V) | |
Potencia (cv) | 486 | |
Par máximo (Nm/rpm) | 588 / 3200-5200 | |
Tracción | Total | |
Transmisión | Automática, 6 velocidades | |
Consumo | ||
Combustible | Gasolina (100 octanos) | |
Urbano/Carretera/Combinado (l/100km) | 18,3 / 9,1 / 12,4 | |
Emisiones CO2 (gr/km) | 298 (Euro IV) | |
Consumo durante test (l/100km) | 26,1 | |
Características | ||
Aceleración 0-100 km/h (s) | < 4 | |
Recuperación 80-100 km/h (s) en 4ª | ||
Capacidad depósito (l) | 74 | |
Velocidad máxima | 310 | |
Precio (sin extras) | ||
Euros | 85.300 | |
Equipamiento extra | ||
Más datosMenos datos |
Está considerado un 2+2, pero como sucede la mayoría de veces, las plazas traseras son prácticamente inutilizables por personas adultas. Si las delanteras son realmente cómodas y contamos con una amplitud inusual, detrás apenas hay espacio y lo mejor que podemos hacer es emplear estos asientos para transportar nuestros objetos y equipajes. De todas formas, el maletero del GT-R no es pequeño ni mucho menos si lo comparamos con los de su clase; cuenta con 315 litros de capacidad. Se agradece que, al menos, podamos guardar, por ejemplo, una pequeña maleta y poco más (algo impensable en automóviles de similares características).
Como un cohete
Debo decir que la primera vez que arranqué esta joya no me impresionó tanto como esperaba, puesto que había oído decir que rugía bestialmente incluso a ralentí. No puedo negar que el sonido era bronco y potente, pero estaba algo lejos de lo que había imaginado. Estas primeras y absurdas conjeturas desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos en cuanto tuve la oportunidad de pisar el pedal del acelerador por primera vez de forma un tanto “alegre”… ¡Virgen santísima, qué manera de empujar! Ni sonido, ni impresiones, ni nada de nada, esa sensación apenas se puede explicar con palabras, hay que vivirlo.
El motor es una auténtica locura. Se trata de una mecánica de gasolina de 3.799 cc de cilindrada con seis cilindros en V, que recurre a la sobrealimentación por dos turbocompresores. Las cifras que anuncia ponen los pelos de punta (485 CV de potencia a 6.400 rpm y 588 Nm de par motor entre 3.200 y 5.200 vueltas) pero es que los datos de las prestaciones ya son realmente estratosféricos, bajando de los 4 segundos en el 0 a 100 Km/h (sólo un puñado de vehículos en el mundo son capaces de hacerlo) y consiguiendo una velocidad punta de más de 300 Km/h. Como decía, la sensación de aceleración es brutal. Responde con una contundencia difícilmente descriptible y nos pega continuamente al asiento en todas y cada una de las relaciones hasta llegar al corte de inyección, situado a 7.000 rpm. La más mínima insinuación desde el acelerador se traduce en un desenfreno de emociones. Así de simple, no hay más que hablar.
Claro que seguro aparecerán aquellos preocupados por el consumo y ese es el único caso en el que poco o nada tendríamos que decir. Es un propulsor que consume y mucho, pero ¿qué quieren? Hablamos de casi 500 CV y de un rendimiento fuera de lo común. Eso sí, el fabricante es demasiado optimista declarando 12,2 litros de gasto medio de combustible: en una conducción sosegada no esperen bajar de los 17 litros en ningún caso y si quieren exprimir todo su potencial prepárense para medias superiores a los 30.
Subidos a una montaña rusa
No les voy a abrumar con palabrería técnica sobre el sistema de tracción total activa y los diferenciales (gracias a él el par se reparte donde sea necesario en función de las condiciones de adherencia), la sensacional caja de cambios de doble embrague, o la peculiar configuración tipo Transaxle de la que hace gala el GT-R (normalmente se utiliza este término para describir a los coches que tienen tracción trasera, el motor ubicado junto al eje delantero y el cambio situado junto al eje trasero, pero este Nissan ha supuesto una pequeña revolución).
Sólo puedo decirles que he tenido la suerte de conducir varios coches de más de 500 CV (hasta la fecha el más potente ha sido un Audi RS6 Avant con motor V10 de 580 CV) y por el momento, de todos los que han pasado por mis manos, debo decir que el GT-R es el coche que más me ha gustado y que más emociones fuertes me ha transmitido. Sorprende que un coche de tracción total e incluso pesado (1.815 Kg) sea tan efectivo, directo y relativamente fácil de conducir. Desde unos interruptores situados en la parte inferior de la consola central, podemos regular en tres posiciones (la más “deportiva” siempre responde a la letra R) la programación de la caja de cambios, la dureza de la suspensión y el umbral de actuación del control de estabilidad.
Al volante todo pasa muy deprisa, pero constantemente impresiona la excelente motricidad, sin prácticamente pérdidas y su excelente puesta a punto. Su naturalidad de reacciones te permite concentrarte en afinar la conducción al máximo, buscando los puntos de frenada y la trazada perfecta. Es imposible sacarle todo el provecho a este automóvil si no es en un circuito, así que calculo que mi conducción estaría rondando, a lo sumo, el 35% de sus posibilidades totales. Es preciso, tiene un nivel de adherencia sobresaliente, no parece pesado en los cambios bruscos de apoyo, mantiene la trayectoria con asombrosa facilidad en situaciones comprometidas (por ejemplo, acelerando a fondo a la salida de las curvas) y no tiene tendencia a sobrevirar. Tan sólo cuando le buscamos las cosquillas aparece una pequeña insinuación del eje trasero, pero verdaderamente poco más se le puede pedir. Además, sus frenos también demuestran una gran eficacia.
En el lado negativo diría que se trata de un coche que no es apto para un uso diario (lo que sucede con la mayoría de superderpotivos claro está). La visibilidad no es del todo mala, pero si tenemos que rodar por ciudad o, sobre todo, aparcar, nos encontraremos con más trabas de las deseadas. La suspensión es durísima sea cual sea el modo que tengamos seleccionado y dentro del habitáculo se percibe cada centímetro de la carretera y las más mínima irregularidad sobre el asfalto (el confort en cualquier viaje que realicemos brillará por su ausencia). Además, esto da la sensación de que el coche esté continuamente rebotando y aunque para nada sea así, es muy difícil ser fino con el volante. Eso queda reservado para los auténticos expertos y los pilotos, los cuales son los únicos capaces de llevar realmente esta máquina “por el sitio”.
Curiosidades
Un par de cosas curiosas. La primera fue la sorpresa que se llevaron algunos miembros de la redacción cuando al acudir a la estación de servicio y abrir la tapa del depósito, pudieron observar que el vehículo recomendaba una gasolina no inferior a ¡100 octanos!, aunque puede funcionar perfectamente con “gasolina 98”. La segunda fue lo sucedido aquí, en esta casa, hará ahora poco más de un año. Algunos de nuestros anunciantes publicaron ofertas del GT-R, que en esos momentos sólo se vendía en Japón (el GT-R empezó a comercializarse a finales de 2007 pero Nissan no quería que llegara a Europa de ninguna manera antes de Marzo de 2009). Así, recibimos en nuestras oficinas un aviso certificado por parte de la marca en la que nos instaba a retirar inmediatamente esos anuncios o se verían obligados a tomar medidas legales contra nosotros.
Nissan “mima” de tal forma a su joya de la corona hasta el punto que en España sólo se vende en concesionarios (ubicados en Madrid, Barcelona, Valencia, Marbella y las Palmas de Gran Canarias) denominados “Centros Nissan de Alto rendimiento”. Sólo ellos, según la firma nipona, tienen la formación técnica y de venta especializada para que su personal pueda ofrecer el nivel de atención e información que requiere un coche como éste, al igual que el equipo de taller necesario para mantenerlo y repararlo.
Precio y resumen
El Nissan GT-R, además de su versión “normal”, está disponible con otros dos acabados (Premium Edition y Black Edition) que sólo difieren entre sí por su nivel de equipamiento. Por su precio de partida, 85.300 €, no hay nada capaz de plantarle cara. Debemos irnos a vehículos que prácticamente dupliquen su precio para encontrar algo a su altura. Es uno de esos coches que dejan huella y más allá de su sorprendente e increíble efectividad, su impactante figura, o su fulgurante motor (los adjetivos positivos nunca cesarían), supone un enorme granito de arena dentro de la historia actual en el mundo de las cuatro ruedas, contribuyendo a engrandecer aún más la leyenda y la pasión por el mundo del automóvil.