Hemos tenido el privilegio de conducir uno de los Minis JCW que formarán parte de la Mini Challenge 2010, la 2ª edición de esta copa monomarca cuyo prestigio sube como la espuma por méritos propios… No lo duden ni un momento. Si están pensando en meterse de lleno en el mundillo de la competición, quieren vivir sensaciones auténticas, y sobre todo, disfrutar como unos enanos sin que el presupuesto (dentro de lo que cabe) se dispare por las nubes, la Mini Challenge es, en la actualidad, una de las mejores opciones para matar el gusanillo de las carreras. Con unos 55.000 € para todo el año (luego explicaremos detalladamente el porqué de esta cifra) podrán convertirse en pilotos de verdad.
Prácticamente de serie
MINI insiste en que uno de los atractivos principales de esta copa radica en que el coche con el que se corre es muy parecido al de serie. En parte tienen razón, ya que pese a que el vehículo hace gala de modificaciones más o menos importantes que detallaremos a continuación, lo cierto es que de todas las copas nacionales que podemos disputar en nuestro país, únicamente los “bólidos” de la Peugeot 207 se asemejan aún más al modelo de calle. Esto significa que la Mini Challenge es un buenísimo punto de partida para pilotos no necesariamente muy experimentados que pueden aprender como auténticos posesos acumulando kilómetros en el fragor de la batalla.
En realidad, podríamos decir que estamos ante un John Cooper Works con una moderada preparación, la cual, salvando las distancias, no modifica en exceso la facilidad de conducción inherente al modelo de calle. No es que lo pueda llevar cualquiera pero a poco que conozcamos nuestros límites y los límites del coche, me parece un vehículo que va como anillo al dedo para los que se inician en esto. Estoy seguro que con el tiempo cualquier neófito podría llegar a ser algo competitivo, porque acostumbrarse a su conducción es mucho más fácil de lo que podría parecer en un principio, o al menos esa es la sensación que me dio personalmente (por ejemplo, en este sentido, según comentaban muchos compañeros, un Clio Cup es muchísimo más difícil de llevar rápido).
Antes de ponerme el pasamontañas y colocarme el casco, le doy un último repaso visual al vehículo mientras voy recordando las peculiaridades de este divertidísimo “juguete” que previamente nos habían detallado en la rueda de prensa. Para alegría de muchos, algunas de ellas pueden incorporarse como extra a cualquier JCW de calle. Es el caso de, por ejemplo, el Kit Aerodinámico JCW o la barra de refuerzo en las torretas delanteras. Otros elementos son específicos como el spoiler frontal, los puntos de remolque, los anclajes del capó, los conductos de refrigeración sobredimensionados, el alerón trasero ajustable, el difusor posterior, el sistema de escape de competición (que conserva el catalizador de serie) o las llantas de 17” x 7’5”.
Sin embargo, algunos de los cambios más importantes no se pueden “ver” en según qué casos o no se aprecian a simple vista. Nos referimos a la modificación en la caja de cambios (manual de 6 marchas como en el JCW de serie pero “reforzada” para aumentar la fiabilidad, ya que es uno de los elementos que más sufre durante una carrera), la inclusión de un autoblocante mecánico tarado al 30% en detrimento del sistema electrónico del modelo de calle, la incorporación de una suspensión completamente ajustable firmada por los especialistas de KW o la adopción de un potente equipo de frenos (completamente nuevos en el eje delantero) con el sello de la casa AP Racing.
A disfrutar
Tras un complejo movimiento de contorsionista para introducirme en el habitáculo, empiezo a sentirme como un niño con zapatos nuevos. Más aún al verme envuelto por el espectacular asiento de competición de Recaro con los cinturones de anclaje de 6 puntos, el volante extraíble Sparco, el display de datos adicional ubicado justo debajo del cuentarrevoluciones, el botón para cortar la corriente, el que acciona el extintor y la imponente jaula de seguridad. Intercambio unas breves palabras con el monitor que hará de copiloto durante las 3 vueltas programadas al circuito del Jarama (al final pude completar 6) y nos ponemos “manos a la obra”.
Lo confieso, nunca había rodado en el Jarama. Me confieso otra vez; me parece un trazado muy difícil, muy técnico y sencillamente espectacular. En sus 13 curvas supone un desafío constante para todo aquel que le guste ir rápido. De hecho, en la segunda vuelta, cometí un error en el giro de Monza que se tradujo en un trompo limpio, eso sí, pero extremadamente repentino al que ni si quiera me dio tiempo a reaccionar. Y eso que el Mini, como decía, me parece fácil de conducir como pocos (consulta aquí, una comparativa muy reciente con el Cooper S). Pero vayamos a lo que importa. Siempre he dicho que cualquier MINI trasmite unas sensaciones a su conductor muy difíciles de superar en lo que a diversión se refiere. Pues en esta versión de carreras se pueden imaginar. A sus mandos se disfruta, y se disfruta de verdad.
El plus que aportan las suspensiones y, sobre todo, el equipo de frenos (que permite detener al conjunto en 31 metros de 100 a 0 km/h) eleva las sobresalientes cualidades de un JCW un paso más allá. La dirección, con la que hay que ser extremadamente suave y eliminar por completo cualquier atisbo de brusquedad, es sencillamente excelente y hace que el coche se mueva inmediatamente al lugar donde hemos apuntado con el volante. La agilidad y estabilidad del bastidor se hace patente en cada curva lo que proporciona una confianza a sus mandos digna de mencionar... por no hablar del motor, una auténtica delicia que empuja como un tiro en prácticamente cualquier marcha sea cual sea la zona del tacómetro en la que nos encontremos. En definitiva, no les quiero aburrir con un relato excesivamente detallado. Sólo puedo decirles que uno se baja del coche cual orangután en celo dispuesto a rellenar los papeles y las inscripciones que haga falta para ponerse a correr ipso facto donde sea. Pasados unos segundos, cómo no, en mi caso el dichoso dinero te baja de las nubes.
Por cierto, no podemos dejar de recalcar que el corazón de la máquina es exactamente idéntico al modelo de serie; una mecánica de 1,6 litros turboalimentada que desarrolla 211 CV y un par motor de 260 Nm (280 Nm durante unos segundos con la función “overboost”), que combinada con el peso de 1.160 kg (incluido el piloto) de este Mini Challenge, le proporciona al vehículo unas prestaciones muy a tener en cuenta: de 0 a 100 km/h en sólo 6,1 y una velocidad punta de 240 km/h.
¿Cómo, cuándo y dónde se corre la Mini Challenge 2010?
Apuntarse a esta copa monomarca es muy sencillo. Basta con comprar el coche a MINI o alquilárselo a algún afortunado propietario/preparador (el coche de 2009 es exactamente el mismo y perfectamente válido por tanto) y formalizar la inscripción. El calendario está compuesto por seis carreras (en las mismas localizaciones de la edición anterior) que se celebrarán en las siguientes fechas: 23 mayo en el Ricardo Tormo, 6 de junio en el Jarama, 4 julio en el circuito de Albacete, 5 de septiembre en Estoril (Portugal), 17 de octubre en Jerez y el 31 de octubre en Montmeló. La gran novedad este año y sobre la que se hizo especial hincapié en la presentación radica en que la primera carrera coincidirá también con el espectacular campeonato alemán de turismos (DTM), dónde, por cierto, BMW ha confirmado ya definitivamente su participación para el año 2012.
El formato de las carreras es muy atractivo. El viernes se realizan dos sesiones de 30 minutos por equipo correspondientes a los entrenamientos libres. El sábado los entrenamientos son ya cronometrados y tienen una duración total de 45 minutos [Piloto A (20 min.) + 5 min. (pit lane) + Piloto B (20 min.)] Después se celebra una primera carrera a 9 vueltas o 25 minutos. El domingo tiene lugar una segunda carrera a 9 vueltas o de nuevo 25 min como máximo mientras que finalmente, más tarde se disputa una carrera final de resistencia por equipos de 50 min. + 1 vuelta con cambio de piloto único y obligatorio, que es la que realmente puntúa en la clasificación general del certamen.
Conviene aclarar un punto muy importante. Como habrán podido comprobar, en principio la MINI Challenge está confeccionada para que puedan correr 2 pilotos por coche para así reducir los costes individuales, pero también es perfectamente válida la posibilidad de que participe una sola persona por equipo (lógicamente, en la carrera de resistencia deberá parar de manera obligada y simular que cambia de piloto, bajándose y subiendo de nuevo el mismo).
En cada meeting habrá premios monetarios para los 10 primeros clasificados. Los tres primeros recibirán un trofeo más 3.000, 2.000 y 1.000 € respectivamente. Los premios más importantes son los 15.000 € para el ganador final de la copa más una reducción del 50% para la inscripción del año siguiente, 10.000 € y la misma reducción para el segundo y 6.000 y el descuento en este caso del 30% para el tercero. Este año los patrocinadores oficiales son Dunlop, Parrot, la firma de lujo de relojes suizos Eberhard y Castrol. De momento, la lista provisional la conforman ya 22 equipos.
¿Cuánto cuesta correr la Mini Challenge 2010?
Esta es, sin duda, la pregunta del millón. Si contamos con dos personas por equipo, que es lo suyo, MINI estima que el coste aproximado por piloto es de 33.000 €. Mi opinión es que, en realidad e incluso tirando por lo bajo, hay que disponer de un presupuesto final de unos 55.000 €.
Vayamos por partes. En primer lugar el “MINI Challenge” cuesta 41.900 + IVA, o lo que es lo mismo, 48.604 € aplicando el 16%, nada más y nada menos que 17.740 euros más que un John Cooper Works de calle “normal y corriente” (recuerden que a partir del 1 de julio habrá que estipular un 18 %). Eso sí, Mini ofrece unas condiciones especiales de financiación para su adquisición. En segundo lugar, la inscripción tiene un importe de 9.900 € (sigue siendo una cuantía elevada, pero son 5.100 € menos respecto al año pasado). Y en tercer lugar, el coste aproximado de tener un preparador, la asistencia en carrera, los neumáticos y el mantenimiento entre los certámenes puede rondar los 40.000 €. Así pues, 48.604 + 9.900 + 40.000 hacen un total de 98.504 €, que dividido entre 2 resultan 49.252 € por persona.
Y todo esto contando, claro está, que no tuviéramos ningún percance de importancia a lo largo de toda la temporada. De ahí salen los 5.000 € extra “por si acaso” de mis cálculos, una cifra que, siendo sinceros, me parece escasa para esta cuestión. En realidad, si tuviéramos un accidente de importancia, allá cada uno con su seguro (otro gasto aparte), pero es muy probable que el presupuesto superara con creces esos 55.000 € iniciales por cabeza a los que hacía referencia. Los números, lógicamente, comienzan a ser realmente prohibitivos para una sólo persona, que debe barajar unos fondos de más de 100.000 € en total.
Digamos que estos serían los precios “en bruto”, a lo que habría que restar la siempre importante ayuda de los patrocinadores que cada equipo fuera capaz de conseguir. Sea como fuere, no cabe duda: estamos ante un deporte caro como pocos y queda claro que hoy día correr en España es un tanto complicado (sólo la copa Peugeot 207 es sensiblemente más accesible). Eso sí, les puedo asegurar que merece la pena y mucho. Además puede que, a buen seguro, la copa Mini sea la más divertida con diferencia tanto por el espectáculo como para los pilotos, sin salirse de unas cifras más o menos razonables. Así que, ya saben, si son de esos afortunados que pueden permitírselo no lo duden ni un instante… aún están a tiempo para inscribirse. Les garantizo al 100% que no se arrepentirán.