Puede que el Clubman no sea la carrocería más venerada por los amantes de Mini pero sin duda es una de las más llamativas. Poco antes de la llegada del Countryman era el Mini más práctico de todos gracias al mejor acceso que uno tenía de su interior, incluyendo la doble puerta trasera en apertura horizontal para el maletero. Pues bien, coincidiendo con la actualización de media vida comercial del modelo, acontecida a mediados de 2019, la firma británica aprovechó para actualizar el rendimiento mecánico de la que es su versión más prestaciones: el John Cooper Works.
Mejoras no solo convierten a este Clubman JCW en el Mini más potente de la historia (compartiendo protagonismo con el Countryman JCW) sino que ahora sí se convierte en una perfecta alternativa a modelos como el Volkswagen Golf R, el Mercedes-AMG A 35 4MATIC o el Audi S3 Sportback. Competencia frente a la que el Clubman JCW es ligeramente más compacto (mide 4,24 metros) aporta un punto distintivo, no solo por imagen, sino por personalización. Pero como diría aquel, “aquí he venido a hablar de mi libro” y en este caso, “mi libro” no es otro que el motor que impulsa a este Clubman JCW.
El más rápido de todos
Ya lo decíamos, el nuevo bloque 2.0 Turbo de cuatro cilindros sobrealimentado mediante turbo convierte a este Clubman JCW en el más potente de la historia gracias, en parte, a los 306 CV que entrega. Una mejora de nada menos que 73 CV y 100 Nm de par (cifra 450 Nm) respecto a su predecesor que ha sido posible con el montaje de un turbocompresor de mayor diámetro, un cigüeñal reforzado, nuevos pitones, bielas y cojinetes, la reducción de la relación de compresiín de 10,2 a 9,5, un sistema de refrigeración mejorado o la instalación de un sistema de escape deportivo con filtro de partículas integrado.
De esta forma y asociado en exclusiva tanto al cambio automático Steptronic con convertidor de par de ocho relaciones como a la tracción integral ALL4, el Clubman JCW necesita únicamente 4,9 segundos para pasar de 0 a 100 km/h alcanzando una velocidad punta, autolimitada, de 250 km/h. Un dato, el de aceleración, que resulta fulgurante cuando nos sentamos al volante y que es posible gracias al nuevo Launch Control que incorpora. De hecho, dicho valor le convierte en el Mini más rápido de toda la historia, necesitando casi tres décimas menos que el Mini GP.
Contundente
En marcha, la instalación de ese filtro de partículas ha provocado una reducción en el sonido del escape. Es más potente y más rápido, sí, pero suena menos que su predecesor. Si bien en el modo Sport el sonido se aprecia algo más, queda bastante más diluido que antes. Carencia que palia con una respuesta mecánica contundente, en la que basta únicamente acariciar el pedal para notar su empuje y salir catapultado hacia delante. Una ventaja, no parece mostrar pérdida alguna de potencia en ningún régimen y la aguja de las revoluciones sube endemoniadamente hasta la zona más alta.
Socio de lujo es la transmisión automática, rápida y eficaz cuando la dejamos en posición automática y bastante permisiva cuando hacemos un uso manual para ser manejada mediante las levas situadas tras el volante. Hemos notado cómo las seis primeras relaciones son algo más cortas para facilitar así la sensación de empuje, mientras que las dos últimas están pensadas para circular por autopista, rebajando el ritmo y el consumo.
Ágil pero más cómodo
El montaje de un diferencial mecánico en el eje delantero y el reparto de par variable del sistema de tracción integral permiten que este Clubman JCW muestre un comportamiento muy equilibrado. Circunstancia que se torna al mismo tiempo como buena y mala porque si bien se trata de un coche que podremos emplear a diario, la realidad es que pierde algo de picante cuando realizamos una conducción deportiva. De hecho, resulta menos agresivo en este sentido que un Mini Cooper S incluso, pues el tarado de su suspensión no es tan duro como se le recordaba, ni siquiera equipando la suspensión adaptativa.
Sí se le nota más firme que con el programa MID, pero la sensación de llevar un kart es mucho menor que antaño. Parte de culpa la tiene también un peso tirando a elevado, que en esta unidad en concreto supera los 1.625 kilos con facilidad. Por suerte, sí mantiene la característica respuesta de la dirección, con un guiado preciso que nos lleva por donde nosotros queremos.
Diferenciado
Para el final dejamos el aspecto estético, tan subjetivo como aparente en el caso de cualquier Mini. Nuestra unidad del Clubman JCW era la típica de un John Cooper Works, con la carrocería en gris Thunder (cuesta 750 €) con el techo, la carcasas de los retrovisores y los vinilos en rojo (esta opción cuesta 300 €). Las llantas de 18 pulgadas en negro montadas sobre neumáticos Michelin Pilot Sport, los paragolpes exclusivos, la calandra con la línea en rojo, la doble salida de escape (son 10 mm más anchas, hasta los 95 mm actuales) y la toma de aire en el capó denotan su carácter deportivo.
En el interior lo que más llama nuestra atención son los asientos de corte deportivo con reposacabezas integrados y tapizados en cuero (1.500 € de sobrecoste) que sujetan a la perfección nuestro contorno. Son duros de primeras sí, pero excelentes en cualquier situación de conducción. El puesto de mandos, por su parte, mantiene ese ambiente retro con la doble esfera tras el volante y la pantalla central de 8,8 pulgadas para el sistema multimedia (a manejar bien de manera táctil o a través del iDrive).
En términos de habitabilidad, hay que volver a recordar que estamos en un vehículo de compactas dimensiones. Pese a ello quien ocupe las plazas traseras no irá del todo incómodo en lo que a espacio para las rodillas se refiere, mientras que la altura quizá sí sea algo justa. Por anchura será mejor que viajen dos a que lo hagan tres. Un poco más atrás, el maletero cubica 360 litros, una cifra inferior a la de algunos de sus rivales alemanes pero con un hueco de carga cuadrado. Además, posee la peculiaridad de su acceso, mediante una puerta doble de apertura lateral, al estilo furgoneta. No es lo más práctico del mundo, pero no deja indiferente a quien lo ve.
En resumen
¿Por qué ha optado Mini por convertir al Clubman (y por extensión al Countryman) en los más potentes de siempre? Porque para el tres puertas se tenía reservado el GP que analizaremos dentro de poco. Quizá el Clubman JCW no sea el hot hatch más radical del momento pero sí es uno de los más pintones y los más exclusivos que hay. La mejora en el motor es perfecta y aunque la puesta a punto podría ser un poco más radical, en el lado bueno tenemos el hecho de que podemos usarle para el día a día sin problema.
Eso sí, hay que tener en cuenta que para optar por este Clubman JCW debemos tener en la cuenta 48.100 €, precio por elegirlo el cual está asociado a un amplísimo equipamiento de serie, todo sea dicho. No obstante, como buena marca Premium, Mini se guarda muchos elementos para el catálogo de opciones, por lo que si quieres una unidad calcada a la nuestra con, entre otros, las molduras internas Mini Yours, los paquetes Driving Assistant Plus, Connected Navigation Plus o Sky, los faros LED adaptativos, el acabado exterior Piano Black o el sistema de sonido Hi-Fi Harman/Kardon has de aportar otros 9.000 € adicionales.