Después de probarlo, el nuevo Cooper de 120 cv volvió a su dueño y sucedió lo que figuraba a la orden del día: hubo dientes largos, muy largos. Y es que dicen que la pasión sólo es buena si se es dueño de ella. No fue nuestro caso, de momento. BMW se ha propuesto crear la misma atmósfera clásica del interior, reducir aún más el consumo y rescatar los matices deportivos que llevaron al Cooper y al Cooper S a conseguir por tres veces pruebas tan sonadas como el rally de Montecarlo. Lo primero ya lo tenía, lo segundo mejorará más aún en los futuros diésel y lo tercero (por eso lo he dejado para el final), es lo más atractivo del coche.
Aunque los motores gasolina de ahora (origen BMW-PSA) poco tienen que ver con los primeros (British Motor Company), el resultado es mucho más que aceptable. El Cooper es un coche divertidísimo de conducir y que saca pecho cuando hay que exprimir sus prestaciones. Un sonido delicioso y un comportamiento bravo demuestran que su coraje no es tan pequeño como su maletero, se lo aseguro.
¿Un alemán como los demás?
El nuevo Cooper es ahora seis centímetros más largo que el anterior y el habitáculo ha quedado mejorado en cuanto a aprovechamiento del espacio. La economía de elementos que invade el interior da buena prueba de la artesanía británica, pero también de la austeridad germana actual.
En esta versión 2007 se han mejorado las calidades en los acabados y se han redondeado las formas de los mandos principales sin excesos de ningún tipo. En el puesto del piloto la principal novedad es que se ha sustituido la llave convencional por el arranque Start-Stop que Bmw incorpora en sus modelos. Los asientos de la fila delantera dejan varios centímetros por encima de la cabeza. Además de altos son muy confortables y la prolongación del respaldo al reposacabezas ha quedado prácticamente fusionada. Lateralmente sujetan bien a pesar de tener un diseño algo estrecho (para ganar espacio intermedio).
En la fila trasera los asientos son abatibles dejando una superficie lisa, aunque muy alta, para la carga (resta visibilidad fácilmente si se carga a tope). En posición normal el maletero tiene hasta 180 litros de capacidad, llegando a 680 en la posición abatida. A simple vista no parece tan espacioso. La explicación es que no lleva rueda de repuesto.
La habitabilidad se hace nada incómoda para ser un coche de menos de 3,7 metros. La altura al techo es buena para personas de menos de 1,80 metros. Por encima de esta estatura habrá que llevar el asiento en la posición mas baja y, aún así, tocaremos con la cabeza en los baches.
El nuevo Mini dispone de una amplia guantera accesible a través de un botón en el salpicadero. Hay además una red en la columna central (a la altura de los pies) del copiloto que permite asegurar un teléfono, un paquete de tabaco y unas llaves, por ejemplo.
Perfecta sonoridad y un comportamiento excelente
Los reglajes de esta nueva generación del Mini hacen que la conducción sea algo más rígida y, gracias al bajo centro de gravedad, retoma en gran medida el comportamiento deportivo de un kart. Es una pequeña renuncia a la comodidad pero una entrega absoluta a la diversión de cada curva y a la efectividad de la frenada (que ya es buena de por sí).
Lo más destacable es la perfecta rumorosidad de su motor, un 1.6 de 120 cv que no queda aislado del habitáculo pero que tiene un aire de lo más “racing” con el que disfrutaremos a partir de las 4.500 vueltas. Hay que revolucionarlo para entender su raza y su forma de ser, pero, si queremos una marcha relajada, para eso tenemos la sexta marcha de la caja manual (hay opción automática) que nos permitirá velocidades de crucero de 140 km/h sin el mayor esfuerzo y a bajo consumo.
En concreto, nuestro MINI de prueba ha sido rodado durante unos 400 kilómetros, tanto en ciudad como carretera y ha mostrado un promedio de 6,8 litros a los cien. Si alguien busca la comparativa con su nuevo rival ha de saber que el nuevo Fiat 500, con motor 1.4 otorga un consumo que ronda los 6 litros.
Cuenta muy en su favor la maniobrabilidad evidente que es capaz de ofrecer y el diámetro de giro que hace que aparcar se convierta en un coser y cantar, ya no sólo por su tamaño sino por su comodidad.
Conclusión: el MINI es otra cosa
El nuevo MINI Cooper tiene un precio básico de 19.500 euros. Como es habitual en la familia Bmw, los equipamientos opcionales son abundantes y pueden suponer un grave incremento en el precio final del coche. Nuestra unidad incorporaba volante multifunción, sensor de lluvia, pack de redes de almacenamiento del habitáculo y asientos de cuero. Esta no es una opción cara porque sólo sube hasta los 20.400 euros.
Hay multitud de llantas a elegir y opciones de navegación interesantes, como el navegador en color o la preparación para incorporar televisión.
En general no es un coche barato para la mecánica que lleva (por ese precio podemos pagar de sobra un iGolf con varios extras) aunque, claro, aquí hablamos de llevar un MINI. Es otra cosa.
El nuevo MINI se fabrica en Oxford, Inglaterra a un ritmo superior a 200.000 unidades al año. Se puede elegir en un total de doce colores para la carrocería y dos (blanco o negro) para el techo.
Recientemente ha llegado al mercado español el modelo Clubman, una versión más espaciosa y que facilita el acceso a la parte trasera gracias a una doble puerta tipo SplitDoor.