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Prueba: MINI Cooper S Cabrio – Único en su especie

Aunque lo intentaremos, hay pocas cosas que se puedan añadir a un modelo que se vende por sí solo.

Ya en su tercera generación y después de más de 160.000 unidades vendidas,  MINI ha actualizado su descapotable de cuatro plazas metiendo mano en su puesta a punto, bajando ligeramente su peso e introduciendo nuevas medidas de seguridad.  Cualquier amante del automóvil sueña con adornar su plaza de garaje con un bonito MINI Cabrio. La condición es disponer de más de 24.000 euros en el caso del Cooper y de más de 32.000 por un Cooper S equipado al completo. Vaya por delante que el modelo descapotable de MINI pesa 100 kilos más que uno normal.  Aunque pueda parecer lo contrario, esto no afecta radicalmente a las prestaciones del Cooper S, capaz de alcanzar los 222 km/h y ponerse a cien en 7,4 segundos. Para los que aún estén dudando, con el modelo normal podemos hacer prácticamente el mismo registro de velocidad máxima (225 km/h) y sólo la aceleración se verá algo más favorecida (7,1 segundos). En general es una mecánica tan brillante como efectiva que exigirá al conductor un control máximo de sus 174 cv ayudados por la pareja de turbos que forman el sistema Twin Scroll.

Sobre los consumos, en el MINI Cooper S Cabrio se deben tener en cuenta en dos aspectos: el primero es que lo más favorable para circular descapotados son los ambientes urbanos, una zona donde el consumo de combustible es elevado (8,1 en ficha técnica). La segunda es que en carretera, donde el MINI Cooper S es bastante ahorrador para toda su potencia (5,4 litros), la resistencia aerodinámica perjudica también la cifra. MINI asegura que sólo debemos asumir 0,2 litros más de consumo que en la versión normal, aunque a nosotros nos ha salido casi 1 litro por encima. Circulando con el habitáculo cerrado hemos podido hacer consumos medios de 6 litros en autovía, a velocidades comprendidas entre los 100 y los 120 km/h.

Sensaciones

Creo que no hay coche que pueda mejorar al MINI Cooper S Cabrio en cuanto a sensaciones de la entrega de potencia, reacciones deportivas (a veces demasiado) en la dirección, frenos y suspensión, y diversión al volante. Es el punto más aproximado hacia la conducción de un kart y, salvo rivales como el Mazda MX-5, es casi imposible encontrarlo en un coche de este precio, que no es poco. La facilidad para hacerse con el volante corre a cargo de la dirección electromecánica activa, una maravilla en cuanto a asistencia que parece raro encontrar en un coche con tintes tan deportivos como éste. Por el contrario, la suspensión del Cooper S no está hecha para los comodones ya que es bastante seca y dejará más de un golpe en la espalda a cambio de un contacto casi permanente de las ruedas traseras con el asfalto.   

Un rasgo que conserva de la generación anterior es la modalidad Sport que permite endurecer la dirección o la respuesta del acelerador (la diferencia se aprecia considerablemente, no como en otros coches en los que parece no modificar ningún aspecto de la conducción). Elementos como la recomendación del cambio de marcha, el Start/Stop o el alternador que almacena energía en la frenada también están presentes y pertenecen al paquete MINI de medidas ecológicas.

En carretera

Hemos realizado un viaje de 700 kilómetros por autovía, ida y vuelta, siempre con la capota puesta. En el interior viajábamos  tres personas con una maleta de gran tamaño y varias bolsas de mano. Al finalizar, el único que admitió viajar realmente cómodo era el conductor, ya que llevar una de las plazas traseras ocupada obligaba a adelantar mucho el asiento del copiloto y por tanto, dividir la longitud del coche en dos partes iguales pero insuficientes.

La maleta cupo perfectamente sobre el respaldo de uno de los asientos traseros abatidos y las bolsas encima de ella. Aunque pueda parecer lo contrario, no restaba visibilidad al utilizar el espejo retrovisor interior (tampoco la visibilidad en el Cabrio es espectacular). Cuando si se echa en falta visibilidad es al circular descapotados, ya que los arcos de seguridad y la forma en que la lona se recoge anulan la visión del espejo retrovisor.

Always Open

Todo lo que alberga el interior de un MINI, aunque no tenga utilidad, provoca absoluta devoción. Por eso en el modelo descapotable la marca ha apostado por un contador de minutos durante los cuales se circula descapotado. Aunque se podía haber sustituido por un ordenador de a bordo más grande o un cuentavueltas de mayor calidad, resulta divertido e incluso motivador para retirar la lona en menos de 30 segundos, que es lo que tarda realmente. Este proceso, que deberá hacerse manualmente durante todo el tiempo de plegado (no se puede apretar el botón y retirar la mano), se puede realizar en movimiento hasta los 30 km/h. Lo bueno es que no hace falta retirar toda la lona para disfrutar del aire. El MINI Cabrio puede descubrir sólo la mitad del habitáculo y circular así hasta 120 km/h.

Los ajustes que se han realizado para aislar el habitáculo dan sensación de calidad por los materiales  y  también por el sonido que se percibe al circular en autopista. De hecho, si este coche se compra para una utilización biplaza, el confort de sus dos ocupantes será bueno. En el viaje que realizamos con tres personas, el único que prácticamente no escuchaba las conversaciones ni la música del reproductor fue el que viajaba en la parte trasera.

Interior

Como es habitual en los modelos MINI, todo responde a la configuración que el propietario haga de él. La marca admite, de hecho, que uno de los volúmenes de negocio más importantes se hace a la hora de personalizar el coche. Nuestra unidad no iba especialmente decorada, pero contaba con equipamiento que no entra dentro de la lista de serie como el control de tracción y diferencial autoblocante(ambos por casi 400 euros), sensor de luz y lluvia (122 euros), navegador en color (2.180 euros), bluetooth y USB (otros 400 euros aproximadamente). El contador Always Open cuesta 162 euros y, salvo amor a primera vista, no nos parece recomendable por la escasa utilidad real que tiene. El precio total de esta unidad con los extras supera los 32.000 euros, una cifra ya cercana a lo que se pagaría por un MINI John Cooper Works Cabrio.

Seguridad

La pregunta es típica en modelos descapotables. ¿Qué ocurre si el MINI vuelca?. Además de los airbags frontales, laterales, y del refuerzo de la estructura del parabrisas, el nuevo Cabrio cuenta con una barra antivuelco de una sola pieza que se activa cuando la electrónica detecta una probabilidad alta de accidente con vuelco. El tiempo que tarda en desplegarse es de 150 milisegundos, algo casi imperceptible.  MINI incluye de serie los neumáticos runflat para ahorrarse la rueda de repuesto, un kit reparapinchazos y un testigo de pérdida de presión en los neumáticos.     

Maletero

Si por maletero entendemos un espacio para transportar al menos una maleta, el MINI Cabrio simplemente no tiene. A cambio de tener un bonito descapotable de motor sobresaliente, el cliente de un MINI deberá poner a punto su destreza a la hora de encajar todas sus piezas para realizar su viaje. Dos personas con equipaje caben porque el volumen entonces es de 660 litros; tres personas viajarán a duras penas con equipaje. Lo hemos intentado, pero con cuatro personas a bordo hacer más de 100 kilómetros resulta casi imposible.

Y todo a pesar de que en la nueva generación MINI ofrece 5 litros extra en el volumen de su maletero y hace más fácil llenarlo gracias a la función Easy Load, que también permite levantar un poco la tapa superior de la boca de carga.

Resumen

Es tan divertido y personalizable como caro. El Cooper S Cabrio, aunque su precio oficial no supera los 29.000 euros, es un coche de 32.000 euros si lo que queremos es salir del concesionario con un coche al completo. Si además lo queremos automático, la factura final sumará otros 2.000 euros extra. Es por tanto una opción a tener en cuenta si el dinero no supone demasiado problema y si los viajes serán siempre a solas o en pareja. Lo demás no tiene cabida en un MINI. Ni falta que hace.

¿Preparado para lo siguiente?

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