Está claro que el segmento de las berlinas no vive su mejor momento. Con los SUV devorando todo lo que se pone a su paso, los fabricantes han de jugar muy bien sus cartas para que sus clientes no emigren hacia las tres siglas de moda. Más aún si uno se encuentra en la categoría Premium, donde cualquier error, por muy pequeño que sea, se paga desatando unas consecuencias demasiado dolorosas.
Por eso, Mercedes-Benz no ha querido arriesgar demasiado con la actualización de su Clase C y ha sabido retocar los puntos necesarios para que siga liderando su categoría. Hecho que, cada vez más, se torna como algo complicado, sobre todo si tenemos en cuenta la llegada de una nueva generación del Serie 3 o la próxima renovación a la que se someterá el Audi A4.
Restyling de libro
En el caso de la berlina de la estrella, sus modificaciones son las típicas de mitad de vida comercial del vehículo (de ahí que hayamos dicho lo del poco riesgo). Externamente, se han modificado los paragolpes y la calandra, partes que aumentan un punto más su presencia al equipar el paquete estético AMG Line de nuestra unidad, que destaca por una calandra cromada con efecto diamante o unas líneas más marcadas que enfatizan su carácter deportivo.
También observamos nuevos faros, que ahora abrazan la tecnología MultiBeam LED Ultra Range, con función matricial (ofrece 84 LED en cada faro) y con un mayor rango de alumbrado. Los grupos ópticos traseros también cuentan con un nuevo diseño y con luz LED de serie, mientras que las llantas ofrecen inéditos juegos y la paleta de colores ha aumentado.
Personalidad propia
Es al acceder al habitáculo donde nuestros ojos captan más novedades. Se mantiene intacta su elegante presencia, pero ahora se le ha dotado de un halo tecnológico sin precedentes en el modelo. La calidad general también ha subido varios puntos, hecho que nos congratula porque el Clase C se estaba quedando un peldaño atrás frente a sus rivales. Ahora los ajustes parecen estar mejor terminados y da la sensación de que los ‘crujiditos’ han pasado a mejor vida.
Ficha Técnica Mercedes
Motor: Diesel, cuatro cilindros en línea
Cilindrada: 1.950 cm3
Potencia: 194 CV a 3.800 rpm
Par: 400 Nm entre 1.600-2.800 rpm
Velocidad Máxima: 240 km/h
0-100 km/h: 6,9 seg.
Consumo (urbano/extraurb./mixto): 5,3 / 3,9 / 4,4 l/100 km
Emisiones CO2: 117 gr/km
Dimensiones: 4.686 / 1.810/ 1.442 milímetros
Maletero: 455 litros
Peso: 1.585 kg.
Cambio: Automática, con convertidor de par, de nueve velocidades
Depósito: 66 litros
Precio: 45.950 euros
La consola central pasa a estar presidida por una pantalla central de 10,25 pulgadas, con una apariencia más sólida que la de su predecesor. Por desgracia sigue sin ser táctil manejándose, como siempre, a través del conocido TouchPad (no es el mismo que el del Clase A) que ahora añade la función háptica (emite una vibración al seleccionar el menú). El volante también cambia por completo siendo el mismo que emplean los Clase S y Clase E, por lo que monta, igualmente, comandos táctiles con esa función háptica. Situados en cada radio, sirven para manejar el panel del cuadro de instrumentos, el izquierdo, (en opción surge un cuadro completamente digital que nosotros no montábamos) y para navegar por los menús de la pantalla central, el derecho. Al principio cuesta un poco acostumbrarse, pero una vez se le coge el tranquillo, su manejo acaba por ser intuitivo.
Para facilitarnos la vida, el sistema multimedia (sorprende que no hayan querido montar el MBUX) permite sincronizar cualquier teléfono iOS o Android y reproducirlo en la pantalla central, al tiempo que está disponible una superficie de carga inalámbrica o una llave digital para abrir el vehículo a través del teléfono (siempre y cuando posea el estándar NFC). Algunos de estos elementos no los montaba nuestra unidad pero merece la pena destacarlos para comprobar ese salto técnico del que hablábamos.
El diésel enérgico
Mecánicamente, este renovado Clase C cuenta con suculentas novedades en su gama. Entre ellas, la más destacada es la llegada de la tecnología micro-híbrida EQ Boost con batería de 48 V (les otorga la etiqueta ECO) que, de momento, solo puede asociarse a los motores de gasolina. En nuestro caso, al optar por el diésel, tenemos que dejarla de lado.
Sin embargo, los propulsores de gasóleo también cuentan con detalles destacados. No en vano, todos estrenan bloque, desde el 1.6 litros del C180d hasta el 2.0 litros del C200d y nuestro C220d. Un motor que se encargó de estrenar el Clase E hace unos meses y que destaca por su finura, su elasticidad y su excelente respuesta.
Su potencia aumenta y ahora genera 194 CV desde las 3.800 rpm, mientras que el par máximo, que también escala hasta los 400 Nm, surge desde las 1.600 y hasta las 2.800 vueltas. En marcha esto se traduce en un empuje e inmediato (basta rozar el pedal derecho para empezar a movernos) y una elevada seguridad. El punto negativo, que ofrecen una alta rumorosidad tanto al ralentí como en las fases de aceleración.
Por suerte, la caja de cambios automática de nueve relaciones 9G-Tronic procura que el régimen de giro sea siempre el menor, salvo que nosotros demandemos más energía claro, rebajando así el ruido y priorizando el consumo, sobre todo si circulamos en modo Eco. Tal es así, que nosotros no conseguimos subir el dato de los 6,0 l/100 km durante nuestra prueba, incluso exigiéndole en tramos más revirados y con fuertes desniveles.
Si únicamente nos movemos por autovía, el consumo puede llegar a ser insultantemente bajo, pero lo que realmente destacaríamos sería su confort de rodadura. Nuestra unidad no montaba la suspensión pilotada que adapta los amortiguadores en función del programa escogido, pero he de decir que no la hemos echado de menos ni un poquito… al menos en este terreno. Por carretera secundaria, quizá sí nos hubiera gustado un poco más de firmeza para evitar el ligero balanceo de la carrocería, pero nada que no se corrija con una trazada menos marcada. Porque la dirección hace gala de una precisión encomiable, principalmente en modo Sport+, y los frenos soportan dignamente las acometidas de nuestro pie derecho al llegar a vértices más lentos.
Como verás, la configuración dinámica no varía respecto a su predecesor, como tampoco lo hace un catálogo de opcionales extensísimo que transforman los 45.950 € de los que parte nuestro C 220d en una tarifa apta para muy pocos.
En conclusión
Mercedes-Benz ha sabido actualizar a tiempo a la que es una de sus berlinas más exitosas. Con unos simples retoques estéticos, una mejora sustancial de la calidad y el apartado tecnológico y unos motores algo más eficientes, el Clase C podrá brillar durante unos cuantos años más sin temor a tener que estar mirando lo que hacen sus rivales. Puede que la opción de adquirir el C 200d sea más razonable para muchos, sobre todo por la rebaja de precio, pero en este sentido, el que quiera gozar de algo más de punch en determinadas situaciones, encontrara en este C 220d la opción ideal, sin olvidar la opción de que este sí puede asociar la tracción total 4Matic.