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Prueba: Mercedes-Benz Clase A – Todo es posible

No ha sido hasta la tercera generación cuando la Clase A de Mercedes ha logrado llegar allí donde puede hacer daño a BMW y Audi: la clase compacta. La versión actual es un verdadero Mercedes, al menos eso es lo que deja claro tanto su aspecto exterior como su habitáculo.

Esta vez el A250 ha logrado convencernos. En el caso de nuevo A la casa alemana ha optado por una tracción delantera, algo que favorece la economía de espacio pero que supone un obstáculo para la dinámica de movimiento. Más de 200 CV son trasladados al eje delantero, en el caso de nuestra unidad de prueba a través de un cambio de doble embrague de siete relaciones. El ESP tiene dos niveles de funcionamiento, pero no se puede desactivar en ningún momento. Dichos parámetros ya demuestran que Mercedes renuncia a situarse en una posición verdaderamente puntera, por lo que entendemos que la nueva Clase A tiene como objetivo entusiasmar tanto a mayores como a jóvenes.

Valor útil

Sin embargo, uno no debería tener demasiadas expectativas en lo que respecta al valor útil de un compacto premium. La Clase A de Mercedes es, al igual que elAudi A3 y el BMW Serie 1,un placer caro que destaca por su solidez e integridad frente a los representantes habituales de esta categoría (VW Golf, el Opel Astra o elFord Focus). La libertad de movimiento a la altura de la cabeza y de los codos en las plazas traseras resulta igual de secundario como el volumen del maletero o el tamaño de la abertura de carga. Sin embargo, existen tres apartados en los que esta categoría no se puede permitir meter la pata: la apariencia externa, el ambiente en el interior y el comportamiento en circulación.

El diseño es cuestión de gustos. Para su tamaño el Clase A puede alardear de ir bien servido en los tres aspectos y es capaz de convencer incluso aparcado al lado de un CLS. Tan solo la vista lateral parece no querer encajar del todo, pero tanto el frontal como la zaga están muy conseguidos.

Atracción

A primera vista, el interior del nuevo Clase A se sitúa al nivel de Audi. El diseño presenta pocos puntos destacados, a excepción de las toberas de ventilación y la pantalla flotante del navegador que invita a llevártela contigo como si se tratara de una tableta. El volante se adapta extraordinariamente bien a nuestras manos, la lógica de manejo es compleja –como suele ser habitual en Mercedes–, al igual que los botones de la consola central que exigen un cierto periodo de aclimatación. Las personas que viajan mucho gozarán de una ventaja: el teclado de 10 botones con el que se pueden seleccionar rápidamente las principales emisoras de radio almacenadas.

Los instrumentos tienen un aspecto elegante, la pantalla informativa situada entre el cuentarrevoluciones y el tacómetro también nos indica cuándo debemos parar para tomar un café y nos ofrece datos importantes como el consumo de combustible y consejos de navegación. Sin embargo, a la luz del día las escalas resultan difíciles de distinguir.

Adaptación

Los asientos deportivos con elegantes reposacabezas integrados resultan cómodos incluso en largas distancias y gracias a los amplios márgenes de ajuste de los asientos y del volante los conductores de mayor envergadura no tendrán problemas para encontrar la posición de conducción óptima. La palanca de selección de la transmisión automática está situada en el volante, lo que permite disponer de una consola central ordenada con compartimentos y portavasos.

Pese a sus dimensiones compactas el Clase A es sorprendentemente cómodo y solo el acceso resulta algo limitado. Una vez sentados en la parte trasera los ocupantes disfrutarán de suficiente espacio para las rodillas, siempre y cuando los pasajeros de las plazas delanteras no acaparen todo el espacio. Tanto delante como detrás uno tiene la sensación de adaptarse a la perfección al automóvil, es decir como si lleváramos un traje de chaqueta más que un pantalón de pana y un jersey.

Armonización

La visibilidad es tan mala como cabría esperar de una carrocería de diseño moderno con un elevado nivel de seguridad en caso de colisión, sobre todo hacia la parte posterior, donde la pequeña luneta trasera y los imponentes montantes C restringen enormemente la visión. Sin embargo, los sensores de aparcamiento delante y detrás compensan este defecto.

El chasis ofrece un excelente equilibrio entre confort para el día a día y compromiso deportivo. A pesar de las ruedas de 17 pulgadas el confort de rodadura es bueno y la dirección se muestra suficientemente directa sin llegar a ser nerviosa. En conjunto, todo ello hace que el Clase A resulte extraordinariamente ágil, una imagen que se completa con el cambio de doble embrague y la característica de rendimiento del motor de gasolina turbo de 2 litros.

Prestaciones

El agradable carácter directo del tren de rodaje y de la dirección no se ve ensombrecido por la elevada potencia del motor, y los tirones del volante al forzar una demanda de potencia se han reducido al mínimo. El cambio de doble embrague DCT de siete velocidades actúa en la sombra y los cambios se realizan de forma suave e imperceptible. Sin embargo, en la combinación de DCT y turbo la respuesta es menos directa de lo que cabría esperar de su sólido comportamiento en circulación. Sobre todo al maniobrar o al cambiar de la marcha adelante a la marcha atrás la electrónica de cambio se concede demasiado tiempo. Incluso las aceleraciones a fondo se realizan de forma poco intuitiva, y entre el arranque suave y el máximo régimen de giro parece faltar al menos el nivel «suave pero con énfasis».

Si tenemos en cuenta su potencia de más de 200 CV las prestaciones son buenas y, como no puede ser de otra forma, el Clase A demuestra no tener ningún problema en rodar a gran velocidad en autopista.

Conclusión

El segmento de los compactos premium está compuesto ahora por un trío de ases: como suele ser habitual en la marca, el nuevo Mercedes Clase A se sitúa entre el Audi A3 y el BMW Serie 1 de tracción trasera. En todos ellos la calidad es elevada, el equipamiento de seguridad completo y el chasis equilibrado. El Clase A es un Mercedes pequeño, pero ahora por fin un verdadero Mercedes.

Además, el concepto de la Clase A permite su ampliación. Además de la variante deportiva A45 de AMG esperamos que lleguen otras variantes de tracción integral y la berlina, el coupé y el SUV también entran dentro de las evoluciones lógicas. Para el CEO de Daimler, Dieter Zetsche, finalmente la «A» de la Clase A es sinónimo de «ataque».

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