Han pasado casi tres lustros desde que vimos por primera vez al Mercedes-Benz Clase B. Un coche que ha evolucionado mucho y que en esta tercera generación comparte interior y tecnología con su allegado hermano, el Clase A que probamos hace unos meses.
Su objetivo no es otro que llamar la atención de aquellos que buscan espacio, tecnología y eficiencia sin caer en las garras de los SUV, al tiempo, por qué no, de batir de una vez por todas al que es su gran rival: el BMW Serie 2 Active Tourer.
Bonito pero no llamativo
El Clase B es un coche que, estéticamente, cuenta con el beneplácito del que lo observa. Sin embargo, no es un coche que solemos catalogar como “giracuellos”. Esta tercera entrega apenas ofrece una revolución en tamaño, pues solo es 2,6 cm más largo, un centímetro más ancho y otro más bajo. Sin embargo, su batalla aumenta hasta casi los 2,73 metros.
De un primer vistazo se nota la influencia del trazo del Clase A, con un frontal bajo y ópticas muy redondeadas que incorporan tecnología LED de serie. La parrilla es ancha y el tramado central varía en función del nivel de acabado escogido. En la zaga, los pilotos han estrechado su superficie mientras que el techo ofrece cierta caída.
Aires de familia
Como habréis podido comprobar, el diseño exterior del Clase B no tiene grandes cambios ni aspectos llamativos que le hagan ser muy diferente. En cambio, de puertas para dentro, el modelo alemán te dejará con la boca abierta. En nuestro caso, habiendo probado ya el Clase A, la novedad era menor, pero aun así, sorprende.
Nada más sentarnos en el puesto de conducción, nos topamos con una disposición horizontal de todos los elementos entre los que destacan sus dos pantallas consecutivas. Hay diferentes tamaños y configuraciones. Las dos de 7 pulgadas, una de 7 y otra de 10,25 y, en nuestro caso, las dos de 10,25 pulgadas. Aunque su sistema táctil es de rápida actuación, quizá es más recomendable echar mano del mando situado en el túnel central.
Los más ‘techies’ disfrutarán con el sistema de reconocimiento de voz mejorado para este MBUX que une al coche con el conductor. Reconoce nuestra voz y obedece peticiones sin necesidad de utilizar un patrón muy concreto. Podemos decirle que tenemos frío, que queremos ir a comer o pedirle que nos informe del estado de las ruedas, entre otras cosas. Además, el coche es capaz de almacenar la información y sugerir destinos acordes a los gustos del conductor.
Espacio y confort a partes iguales
En cuanto a espacio para los ocupantes, el nuevo Clase B no dista mucho de su anterior generación. Lejos de ser una desventaja, se mantiene como un coche muy confortable. Sus asientos de cuero recogen a las mil maravillas a los pasajeros y cuentan con un sistema inédito que se incluye dentro del Paquete Premium Plus. Este sistema regula el respaldo del conductor y la inclinación de la banqueta para optimizar la comodidad y reducir sobremanera la fatiga. Lo va variando en diferentes momentos del viaje para que siempre estemos en la postura correcta algo que, a veces, resulta algo incómodo pero que sin duda es una grandísima idea de los alemanes.
Si seguimos hacia atrás, llegamos a unas plazas traseras que son miradas con lupa cuando hablamos de un monovolumen. Como siempre, la plaza central pierde enteros si viajamos con tres adultos. No es excesivamente cómoda además de por sus cotas de anchura, por un túnel central excesivamente grande que anula el espacio para las piernas. Pero las plazas laterales sí son bastante cómodas, con un espacio más que suficientes gracias sobre todo al aumento de la distancia entre ejes.
Por último y no menos importante, nos queda hablar de su maletero. En un modelo de este sector es sumamente importante contar con un buen baúl. Algo que, por desgracia no ocurre en este Clase B ya que los 455 litros que ofrece suponen una reducción de 33 litros frente a su predecesor. Al menos, nos brinda una formas regulares, una boca de carga baja y, sobre todo, la posibilidad de contar con un piso completamente plano para disfrutar de mayor manera de los 1.540 litros que surgen con los respaldos abatidos.
Mecánica poderosa y dinámica generosa
Si bien el motor diésel de acceso a la gama es el que ya hemos visto en el clase A, el 1.5 litros de 116 CV bautizado como B180d. La novedad llega en los motores 2.0 que Mercedes ha estrenado en este modelo y que ofrecen una potencia de 150 y 190 CV para las versiones 200d y 220d respectivamente. Motores muy mejorados cuentan con catalizador de oxidación diésel, recirculación de gases y filtro de partículas. Todo ello para cumplir con una normativa anticontaminación que entrará en vigor el próximo año.
En cuanto a las versiones gasolina, la firma alemana ofrece dos variantes. El B 180 de 136 CV, a elegir con cambio manual o automático de 7 velocidades, y el protagonista de estas líneas, el B 200, con sus 163 CV acoplados a una caja automática de doble embrague.
Transmisión que nos ha parecido bastante tosca para su uso por ciudad. Principalmente en las dos primeras relaciones donde el coche no termina de engranarlas bien y en más de una ocasión hemos obtenido un tirón innecesario a la hora de incorporarnos a una rotonda.
Por suerte, este es solo un punto negro en un mar de virtudes. Hemos hecho kilómetros por carretera sin fatiga aparente, sin ruidos exteriores y con unos consumos bastante notables. Por carreteras secundarias, este Clase B no se muestra tan suelto como podría ser, por ejemplo, el Clase A. A sabiendas de que no es la primera opción de compra, sí echamos de menos un punto más de dinamismo al afrontar carreteras secundarias reviradas. Aunque conectemos el modo Sport, el coche no termina de transmitirnos la entrega deportiva que se merece dicho modo. Un motivo de ello es su dirección que quizás peca de ser excesivamente suave. Pero la carrocería no oscila, la suspensión absorbe bien las irregularidades y por ciudad, se comporta decentemente.
Mercedes homologa un consumo mixto de esta unidad de 6,5 l/100 km. Nuestro ordenador de abordo cerró la prueba en 7,8 litros aunque bien es cierto que la mayoría de kilómetros se hicieron por tramo urbano. Por carretera, el coche es capaz de consumir en torno a los 5 l/100 km, algo que es digno de destacar. Por ciudad la cifra sube por encima de los 9 litros.
Hasta arriba de packs
Al principio decíamos que nuestra unidad rozaba los 50.000 €. Obviamente, no mentíamos. Pero este precio tiene una explicación y es una amplia ristra de equipamiento ya que su tarifa inicial con transmisión automática es de 35.650€. El equipamiento adicional de este monovolumen compacto y sus respectivos precios quedarían así: Paquete Keyless-Go (1.037€); Paquete Asistencia a la Conducción (2.500€); Cámara 360º y asistente de aparcamiento (565€); Paquete Premium Plus (5.250€); Llantas 18” (1.106€); Sistema de sonido Burmester (572€); Realidad aumentada por Navegación MBUX (345€).
Como podéis ver, elementos de todo tipo. Desde asistentes a la conducción, hasta elementos multimedia pasando por detalles exteriores. Con esta disposición, la unidad probada cierra su precio en 48.627€. Un precio casi desorbitado para un coche de sus prestaciones.
En cualquier caso, nos quedamos con la mejora abismal del Clase B en materia de tecnología y confort al volante. Más bonito y conectado. La decisión del desembolso económico es una cuestión personal. Lo que está claro es que Mercedes-Benz proporciona la fiabilidad suficiente como para que le demos la oportunidad de intentarlo.
Ficha Técnica Mercedes-Benz Clase B 200 7G-DCT
Motor: Gasolina, cuatro cilindros en línea
Cilindrada: 1.332 cm3
Potencia: 163 CV a 5.500 rpm
Par: 250 Nm entre 1.620-4.000 rpm
Velocidad Máxima: 223 km/h
0-100 km/h: 8,2 seg
Consumo combinado (WLTP): 6,5 l/100 km
Consumo combinado prueba: 7,8 l/100 km
Emisiones CO2: 147 gr/km
Dimensiones: 4.419 / 1.796/ 1.562 milímetros
Maletero: 455-1.540 litros
Peso: 1.410 kg
Cambio: Automática de siete velocidades y doble embrague
Depósito: 43 litros
Precio: 35.650 euros
Precio ud. probada: 48.627 euros