La evolución se agradece, y mucho. El ruido se reduce de forma drástica (aunque no desaparece ni mucho menos) y la agilidad no se ve mermada. Es por tanto, un serio candidato si queremos un biplaza para una conducción lenta y relajada. El Mx-5 sabe hacer de las curvas una auténtica gozada y puede competir codo con codo con sus rivales deportivos.
Una merecida evolución
El MX-5 Roadster Coupé tiene ciertas ventajas de comodidad y funcionalidad frente a la versión de techo de lona. Su precio aumenta en 2.000 euros, pero la calidad se multiplica por varios enteros.
La carrocería mide menos de 4 metros y sus dos plazas cuentan con un espacio reducido. No es un coche apropiado para personas de mas de 1,85 metros, ya que a buen seguro no irán cómodas. Eso si, compensan las reacciones deportivas y rápidas que pocos coches tienen.
La sensación de deportividad propia de un vehículo tan bajo es inigualable. Cierto es que la vibración del motor es mucho mayor (se nota mucho en la palanca de cambios) y cualquier paso por suelos arenosos hará gran resonancia en los bajos del coche. Aún así, la ligereza es absoluta, no necesita apenas espacio para un giro de 360 grados y las suspensiones no dejan nada que desear en carretera.
Su nueva capota se acciona con sólo liberar un pestillo del techo y pulsando un botón durante varios segundos. El mecanismo no es muy ruidoso, y exige poner el motor en punto muerto para poder accionarlo. Con el techo desplegado, el aspecto es prácticamente el de un coche cerrado, ya que no quedan las barras que forma el entramado de la capota cerca de la cabeza.
Único motor para el Roadster
Con 160 caballos y un motor 2.0 de seis marchas, el Roadster Coupé maneja registros mas que satisfactorios. Por eso, se podría plantear la posibilidad de crear otra motorización mas baja que pueda ser accesible a un público menos aficionado a su motor y más apasionado de su diseño, que haberlos, los hay, y son muchos.
La principal característica de este motor es la necesidad de un alto régimen para conseguir potencia. Esto es, que no será hasta pasadas las 4.300 vueltas cuando notemos una máxima efectividad en la aceleración. No es para nada un inconveniente (consumo aparte), ya que el sonido es siempre agradable y la estabilidad del coche no se ve reducida. Los cambios son agradables, sobre todo en el vaivén de segunda a tercera velocidad, sin duda las mas utilizadas en este tipo de conducción.
En consumo mixto, este Mx-5 baja hasta los 8 litros y medio, lo que parece aceptable a priori, teniendo en cuenta que este lo hace en una conducción lenta. Si queremos agresividad y respuesta de potencia, deberemos afrontar consumos por encima de los 14 litros a los 100.
Interior
Es muy agradecido el hueco detrás de los asientos que hará de segundo maletero (el principal ofrece tan solo 150 litros). Es absolutamente necesario sobre todo al viajar dos personas si no queremos que el copiloto cargue con abrigos y bolsos encima. Además, los huecos portaobjetos no desentonan con la línea del coche y son 100% prácticos.
El único acabado del Roadster Coupé es el “Sportive”, a grandes rasgos resumido en asientos deportivos de piel beige con calefacción, cargador Bose de 6 cds, toma de audio auxiliar para Ipod en la guantera y llantas de 17”. El precio ronda los 32.000 euros.
Resumen
Mazda ha previsto que el 60 por ciento de los MX-5 que se vendan en España sean Roadster Coupe (lo que traducido serían unas 360 unidades anuales). Del 40 por ciento que queda (otras 240 unidades con techo de lona) está previsto que la mayor parte sean con motor 1,8 y de acabado básico. De este Roadster Coupé nos quedamos con las buenas sensaciones al volante, con la agilidad que tiene por ser deportivo, y por el resultado estético de la capota rígida. A pesar de lo ruidoso que resulta en el interior, la conducción se hace cómoda y siempre emocionante.
Aunque pueda costar algo de esfuerzo acceder a él, lo que es seguro es que una vez dentro, nunca se quiere salir.