Hay algunos coches que son tan innecesarios como deseados, y quizá el mejor ejemplo de ello sea este Land Rover Range Rover Sport SVR que acabamos de probar por la sierra de Madrid. Innecesarios porque su altísimo precio y su dudosa funcionalidad hacen que realmente queden como opciones de capricho para según qué afortunados, y deseados porque, si la mayoría tuviésemos la posibilidad de tenerlo en nuestro garaje, seguramente nadie se quedaría sin disfrutar de la emoción que son capaces de transmitir.
Un misil vestido de Hulk
El Range Rover Sport SVR, disponible por unos 176.000 euros en el caso del Carbon Edition que ha pasado por nuestras manos, hace gala de todo un V8 de cinco litros que declara 575 CV y 700 Nm de par, una mecánica que dibuja sonrisas eternas en quien lo conduce. Es un motor bastante parecido al que monta, por ejemplo, el más icónico de los muscle cars: el Ford Mustang GT. Sin embargo, el americano opta por el concepto atmosférico, mientras que el SUV británico recurre a un compresor que le brinda todavía más fuerza desde prácticamente el ralentí.
Sin duda, la respuesta es escalofriante: con solo pisar unos centímetros el acelerador es capaz de pegarte al asiento haciendo que arrastrar las más de 2,3 toneladas del conjunto parezca lo más sencillo del mundo.
¿Y por qué decimos entonces lo de poco funcional si hay gente que se gasta todavía más dinero en un superdeportivo algo menos potente y más incómodo como el AMG GT C? Pues porque esa gente, en efecto, quiere las sensaciones que solo ofrece un coche así, puesto a punto para ser radical.
La deportividad del Range SVR acaba cuando terminamos de hablar del motor, ya que en lo referente al comportamiento dinámico es muy difícil contener inercias y derivas tan pronunciadas en un modelo tan grande y pesado cuando nos metemos en una secundaria revirada, a pesar del buen funcionamiento de la suspensión neumática que equipa.
Uno de los reyes en línea recta
Ahora bien, nadie podría discutir nunca que este SVR es ideal como coche para viajar o como modelo para disfrutar al máximo de las Autobahnen alemanas. De hecho, se trata del Land Rover más rápido de la historia: es capaz de acelerar de 0 a 100 en 4,5 segundos (igual de rápido que un Alpine A110 o un Alfa 4C) y alcanza una punta de 283 km/h.
En materia de estética y equipamiento también enamora. Cuenta con detalles exclusivos para las versiones SVR como las enormes entradas de aire frontales, el alerón trasero integrado, las cuatro salidas de escape reales, las llantas de 21 pulgadas en color negro brillante, las pinzas de freno en rojo o los asientos Performance en cuero, entre otros. A todo esto se suma una altísima sensación de calidad percibida en cada pieza, tal y como acostumbra Land Rover a sus clientes. Además, tanto el capó como la cubierta del motor en el Carbon Edition están fabricados íntegramente en fibra de carbono, un rasgo más de su exclusividad.
También dispone de iluminación full led con faros adaptativos, techo bicolor, equipo de sonido premium Meridian Surround, sistema de infoentretenimiento InControl Touch Pro con pantalla de 11,4 pulgadas, navegación y conectividad, monocasco de aluminio y sistema Terrain Response 2 para gestionar la tracción total.