Nosotros lo hemos probado con el motor de gasolina más potente, el 1.0 T-GDI de 120 CV con el que ofrece un rendimiento exquisito. Pero este crossover guarda más secretos, ¿quieres saber cuáles son? Sigue leyendo. Tras conquistar y dominar los segmentos más grandes, la siguiente ‘víctima’ del fenómeno SUV ha sido la ciudad. De esta forma, la práctica totalidad de las marcas se ha metido de lleno en transformar y convertir sus urbanitas en auténticos vehículos de culto. Un panorama en el que KIA no quiere perder protagonismo y en donde se presenta con un producto muy, pero que muy pintón, el Stonic que aquí analizamos.
De nombre peculiar, podría decirse que el Stonic es un Rio al que le gusta la aventura. No en vano, ambos comparten plataforma, aunque nuestro protagonista crece ligeramente, en concreto hasta los 4,14 metros de largo, 1,76 de ancho y 1,52 de alto. Cotas a las que no solo acompaña una altura libre al suelo de 18,3 cm, sino también una estética reinterpretada frente al utilitario que probamos hace unas semanas, con una parrilla ‘tiger nose’ más estrecha, los faros principales de gran tamaño con luz diurna LED, barras longitudinales sobre el techo o llantas de aleación de nuevo diseño. En cambio, la zaga va por libre, con un paragolpes más voluminoso, en el que se integra un protector plateado o unos grupos ópticos, también de LED, que nos evocan a los del Sportage.
Ahora bien, como buen crossover, el Stonic cuenta con un elemento que marca la diferencia: las protecciones de plástico negra rodeando la parte inferior de la carrocería que, por desgracia, en nuestra unidad pasaban bastante desapercibidas a causa del color negro Aurora Black (350 €). Y hablando de colores, el Stonic, como buena parte de sus rivales, pone mucho énfasis en la personalización. Por ello no solo propone hasta nueve colores sólidos, sino que añade 13 opciones bicolor en donde el techo puede pintarse en blanco, negro, naranja, verde o rojo.
Espacio de calidad
Si por fuera ofrece suculentas diferencias frente al Rio, por dentro es prácticamente idéntico al utilitario. Cualidad que lejos de ser una desventaja se convierte en una virtud dado que redunda no solo en un diseño atractivo y claro, sino también en una calidad muy notable. Abundan los plásticos blandos y los materiales de tacto blando, mientras que el ajuste de los mismos es sólido, sin fisuras ni malos sonidos.
La consola central está presidida por la ya característica pantalla táctil de tipo flotante, de 7 pulgadas, que ofrece un funcionamiento rápido, intuitivo y nos permite sincronizar el móvil con facilidad gracias al sistema Mirror Link. Al estar asociado al acabado más alto de gama, el Tech, de serie incorpora el navegador y los servicios de conectividad facilitados por TomTom. Todos los comandos se sitúan a buena distancia del piloto aunque la pantalla podría estar más orientada hacia nosotros. Por su parte, el cuadro de instrumentos es sencillo y fácil de ver, mientras que el tacto del volante es correcto.
Ficha Técnica KIA Stonic Tech 1.0 T
Motor: Gasolina, tres cilindros en línea, turbo
Cilindrada: 998 cm3
Potencia: 120 CV a 6.000 rpm
Par: 172 Nm entre 1.500-4.000 rpm
Velocidad Máxima: 184 km/h
0-100 km/h: 10,3 seg.
Consumo (urbano/extraurb./mixto): 6,0 / 4,5 / 5,0 l/100 km
Emisiones CO2: 115 gr/km
Dimensiones: 4.140 / 1.760/ 1.520 milímetros
Maletero: 332-1.135 litros
Peso: 1.185 kg.
Cambio: Manual de seis velocidades
Depósito: 64 litros
Precio: 21.700 euros
Ahora bien, si por algo destaca el Stonic frente a su competencia es por el espacio disponible. Si el Rio ya se coloca como uno de los mejores de su segmento, el Stonic hereda el testigo con unas plazas traseras aptas para adultos que rocen los 1,85 metros de estatura. Por su parte, el hueco para las piernas es amplio y la anchura a la altura de los hombros, correcta. Eso sí, como suele ocurrir en estos casos, aunque está homologado para tres lo más cómodo es que viajen dos. Los asientos recogen perfectamente sujetando nuestro cuerpo con relativo confort.
Quizá hemos echado en falta algún que otro hueco para dejar nuestros enseres, ya que más allá del situado en las puertas y la bolsa tras el asiento del copiloto, la zona trasera está algo desprovista de ellos. Todo lo contrario que el puesto de conducción, donde a la tradicional guantera se suma otra en el túnel central, huecos amplios en las puertas y un espacio frente a la palanca de cambios donde podremos dejar el móvil o la cartera.
Pero si hablamos de espacio, inevitablemente tenemos que dirigirnos al maletero. Los 352 litros que cubica suponen 27 más que el Rio, posicionándole directamente en el corazón de su categoría. El hueco es bastante regular permitiéndonos colocar todo lo que nos propongamos sin dudarlo, y solo la prominencia del comentado parachoques trasero, que eleva considerablemente la boca de carga, evita que coloquemos los bultos de forma más cómoda. No cuenta con doble fondo pero sí con una útil rueda de repuesto de tamaño normal que tanto escasea en los coches actuales.
Sin miedo a nada
Un elemento que no redunda en exceso en un peso final muy ajustado, ya que el Stonic cifra frente a la báscula unos exiguos 1.185 kilos. De esta forma, unido al motor de nuestra unidad, el 1.0 T-GDI de 120 CV, permite al crossover de KIA moverse con soltura por cualquier terreno. La agilidad es una de sus máximas, ya sea tanto por ciudad, donde su contenido tamaño le convierte en todo un ratonero, como por autopista o carretera secundaria.
Sí, porque el Stonic ofrece un equilibrio exquisito a la hora de rodar con él. La puesta a punto no es tan fina como en el Rio pero sí destaca por su rapidez como por su estabilidad a la hora de enlazar curvas. A ello se une el exquisito motor 1.0 T-GDI de tres cilindros y 120 CV que aunque ya empuja desde un régimen de vueltas bajo, es en el rango medio de revoluciones donde se mueve como pez en el agua, llegando hasta las 4.000 progresivamente y sin muestras de fatiga. Los 172 Nm son algo escasos, sí, pero teniendo en cuenta el reducido peso que ostenta, son más que suficientes para afrontar un adelantamiento en carretera secundaria.
Pero si nos vemos algo cortos de fuerza, siempre podemos echar mano de la rápida y suave transmisión manual de seis relaciones. Tiene unos desarrollos escalonados aunque tirando a largos para así mejorar un consumo que, quizá, sea su talón de Aquiles. Y es que los 6,8 l/100 km marcados nos parecieron algo elevados, más aún si tenemos en cuenta que los 5,0 litros oficiales quedan bastante lejos.
¿Y el campo? Una pregunta recurrente a la hora de coger un nuevo SUV, más aún si estamos frente a uno del segmento B. La respuesta es quizá sencilla. Sí, el Stonic tiene esos 18,5 cm de altura libre al suelo y los bajos protegidos, pero ya está. Porque la gama del crossover no contempla, ni se le espera, un sistema de tracción integral o de motricidad similar al que montan rivales como el Citroën C3 Aircross.
En la práctica se transforma en una mayor limitación ya que todo lo que se escape del típico camino de tierra bien apelmazado, será un sufrimiento para el coreano. Característica que no ha de ser un punto negativo porque recordemos que prácticamente ninguno de sus rivales está pensado para circular por pistas off-road.
En conclusión
Tras analizarlo en profundidad lo único con lo que podemos rematarlo es con el precio. Porque a todas sus cualidades, se une una tarifa de derribo que viene determinada, principalmente por un descuento oficial verdaderamente jugoso, de nada menos que 4.180 euros. De esa forma, nuestra unidad, equipada con el comentado acabado Tech que no deja nada en el tintero, incluido asistentes a la conducción como la alerta por cambio involuntario de carril, el sistema de cambio automático de luces de carretera, el detector antifatiga o la frenada de emergencia en ciudad, pasa de los 21.700 € de tarifa a unos más que excelentes 17.520 euros. Un valor insuperable para un coche que aspira absolutamente a todo.