Nosotros lo hemos probado en su versión diésel demostrando que, pese a la persecución que sufre, este combustible todavía tiene mucho que decir. Cuando uno piensa en un utilitario, inevitablemente le vienen a la mente nombres como Ibiza, Fiesta, Clio, Corsa, Polo… Primero, porque cuentan con un amplio bagaje histórico (la mayoría supera la treintena o está a punto de alcanzarla); y, segundo, porque la calidad de sus productos suele satisfacer las necesidades del cliente tipo de esta categoría. Sin embargo, en los últimos años han surgido otros modelos que quizá no tengan una trayectoria tan dilatada, pero que sí han conseguido, a base de esfuerzo, posicionarse en el, de momento, segmento que más vehículos vende en Europa.
Nos referimos a modelos como el KIA Rio que protagoniza estas líneas. Un coche que nada tiene que ver con aquella primera generación aparecida en el año 1997. No solo no ha cambiado de segmento al ir menguando de tamaño hasta alcanzar los 4,06 metros de esta generación (la primera medía 4,21); sino que también ha ido eliminando carrocerías de poco calado entre los conductores, como son el tres puertas y el sedán, dejando así finalmente el cinco puertas que analizamos aquí.
Sin estridencias
En estos 20 años, el KIA Rio ha evolucionado siempre para bien, sobre todo a nivel estético. Decimos esto porque muchos de sus competidores han preferido ser conservadores y mantener una línea constante con el paso de las generaciones, pero si uno observa el primer Rio y el actual, se dará cuenta de que son como la noche y el día. Buena parte de culpa la tiene, sin lugar a dudas, el alemán Peter Schreyer. Gracias a sus trazos, KIA, en general, y el Rio, en particular, han empezado a ser bien vistos por el los compradores, quienes no solo han fijado su mirada en ellos, sino que lo hacen con un gesto de agrado y satisfacción.
En este sentido, una de las virtudes del Rio reside en su equilibrio estético, es decir, que no es ni demasiado extravagante, ni excesivamente sobrio. Cualidad que no le priva de ofrecer detallitos vistosos, como la afamada parrilla tiger-nose, las luces de conducción diurna LED en forma de U o unos paragolpes más prominentes que aumentan la sensación de anchura y, por tanto, de solidez. En la zaga, los ojos focalizan, en primer término, los nuevos grupos ópticos, más afilados y con tecnología LED, mientras que en la zona lateral, las llantas de 17 pulgadas consiguen dotarle de cierto toque deportivo. La pena es que de los siete colores disponibles, entre los que hay dos nuevos (Smoke Blue y Deep Siena Brown) y en donde sobresale el Signal Red, nuestra unidad estuviera equipada con el Platinum Graphite. No es para nada feo, pero llama mucho menos la atención que el resto de colores disponibles.
Campeón en ergonomía
Somos conscientes de que el diseño es una de las primeras variables de compra para los clientes indecisos. Sin embargo, si el Rio no consigue convencerte por fuera, seguramente sí lo haga por dentro. Podríamos empezar de nuevo por la apariencia, pero lo que realmente nos llama la atención del utilitario coreano es su habitabilidad. Una característica menos vistosa que la pantalla central de 7,0 pulgadas de la que hablaremos luego, pero quizá mucho más importante en un segmento en el que los pequeños detalles pueden llevarte al estrellato. Y en lo relativo al espacio, el KIA Rio es una de las grandes referencias.
De los 4,06 metros de longitud, 2,58 se destinan a la batalla, traduciéndose así en uno de los modelos más amplios de su categoría. Ni siquiera los nuevos Ibiza o Polo, que han mejorado sustancialmente su habitabilidad, consiguen superar el dato del coreano. Están cerca, sí (tiene 2,56 metros), pero con el metro en la mano, el Rio es el auténtico campeón… aunque compartiendo trofeo con el Clio. En cambio, a diferencia del francés el Rio posee un maletero ligeramente más amplio. Porque los 325 litros no solo suponen 25 más que el galo o 22 más que el Fiesta, sino que le sitúan en el top cuatro de la categoría, por detrás, ahora sí, de la dupla hispano-alemana y sus 355 litros así como del Skoda Fabia, que anuncia 330 litros. Sea como fuere, dicha capacidad es más propia de un segmento C que de un B, ya que en su hueco (con unas formas bastante regulares todo sea dicho) podremos transportar con facilidad varias maletas de mano e incluso alguna de gran tamaño, de las que es necesario facturar en los aviones.
Volviendo al habitáculo, la zona trasera es de las más amplias del segmento en lo que a hueco para las rodillas y para la cabeza se refiere. Tal es así, que un servidor, con su 1,79 de estatura, todavía le sobran cerca de 15 centímetros para tocar con el respaldo delantero y algo más de seis para sentir cómo la coronilla roza con el techo. Eso sí, en caso de querer meter dos adultos más, la anchura estará ligeramente comprometida ya que el que ocupe la plaza central se sentirá, literalmente, aplastado por los otros dos, pero este es un mal endémico que afecta a casi todos los vehículos de esta categoría.
KIA Rio 1.4 CRDI WGT TECH 90CV
Motor: Diésel, cuatro cilindros en línea
Cilindrada: 1.396 cm3
Potencia: 90 CV a 4.000 rpm
Par: 240 Nm entre 1.500
Velocidad Máxima: 175 km/h
0-100 km/h: 12,0 seg.
Consumo (urbano/extraurb./mixto): 4,3 / 3,4 / 3,8 l/100 km
Emisiones CO2: 98 gr/km
Dimensiones: 4.065 / 1.725 / 1.450 milímetros
Maletero: 325-980 litros
Peso: 1.235 kg.
Cambio: Manual de seis velocidades
Depósito: 45 litros
Precio: 20.001 euros
Salto de calidad
Dando un paso hacia delante, del puesto de conducción, lo primero que llama la atención es lo bien hecho que está. Somos conscientes de que cada vez que cogemos o conocemos un nuevo KIA, repetimos lo mismo, pero es importante remarcar el aumento en el refinamiento que ha dado la marca surcoreana en la última década. Atrás quedan esos años de plásticos duros y malos ajustes para dar la bienvenida a materiales mullidos y acabados de primer nivel. Ello no implica que abandone los materiales duros, pero su tacto es mucho más agradable que antes.
Una solidez que se combina con un diseño correcto. Le sucede como al exterior, pues no destaca por su vistosidad a la hora de meter molduras decorativas de dudosa calidad, como han empezado a hacer algunos competidores, pero sí que es agradable a la vista, sobre todo si lo comparamos con su predecesor. El protagonismo lo acapara, cómo no, la pantalla central táctil de tipo flotante y 7,0 pulgadas que se incorpora desde el acabado Drive. En ella, además del navegador o la cámara de visión trasera, se incluye el nuevo sistema multimedia KIA Connect que permite una sincronización total con Apple CarPlay y Android Auto. Ofrece un funcionamiento rápido e intuitivo aunque podría haberse orientado más hacia el conductor. El resto de comandos, como los de la climatización, sí se encuentran más a mano, mientras que en el túnel central, justo por delante de la palanca de cambios quedan los relativos a la calefacción de los asientos y del volante… porque como veremos más adelante, el Rio ofrece un equipamiento amplísimo, de nuevo, propio de segmentos superiores.
La columna de dirección también es nueva. El volante es quizá algo grande para las aspiraciones compactas del modelo, pero así se consiguen aglutinar un amplio número de comandos. Por detrás, el cuadro de relojes ofrece esferas más grandes así como una nueva pantalla TFT a color que hace las veces de ordenador de a bordo y que incluye un mayor número de informaciones.
¿Hace falta algo más?
Como adelantábamos antes, si nos ceñimos en el equipamiento vemos que el Rio cuenta con todo lo necesario para satisfacer las necesidades de un conductor medio de este segmento. De los tres acabados disponibles, Concept, Drive y Tech, nuestra unidad montaba el más alto. De esta forma, el utilitario coreano no echa en falta de nada, y cuando decimos nada, es nada.
No en vano, la única opción disponible en el catálogo será la pintura metalizada (350 euros), por lo que te puedes hacer una idea de todo lo que monta, que no es poco: Bluetooth, pantalla táctil de 7 pulgadas, sistema de control de la presión de los neumáticos, control de velocidad, climatizador, sensores de lluvia, cámara trasera con sensores de aparcamiento traseros, volante multifunción, lunas traseras tintadas, toma USB y Aux
Porque KIA ha querido que el Rio sea uno de esos coches catalogados como ultra seguros, y aunque solo ha conseguido tres estrellas en la prueba de choque de Euro NCAP, lo cierto es que el equipamiento que trae este acabado es para estar muy seguros: seis airbags, asistente al arranque en pendientes, sistema de alerta por cambio involuntario de carril y asistente de frenada de emergencia en ciudad con aviso por colisión frontal. Puede que en comparación con otros rivales, como el Fiesta, el Ibiza o el Polo, aún le falten elementos como el detector de fatiga, el reconocimiento de señales de tráfico o el control de velocidad de crucero adaptativo, pero estamos seguros de que en el próximo restyling que tenga el modelo, acabarán apareciendo.
Todo ello sin olvidar que, con el descuento aplicado de 4.181 € que nos da la marca, podrías llevarte un Rio hasta arriba por 15.820 €, precio frente al que muy pocos rivales pueden competir.
El diésel resiste
Tarifa que corresponde con el único motor diésel que puede asociarse a este acabado: el 1.4 CRDI de 90 CV (para los otros dos acabados existe la versión de 77 CV). Puede que a muchos les chirríe la elección de un diésel, sobre todo por el momento tan delicado que está viviendo este combustible, o porque por 1.300 € menos se puede acceder al 1.0 T-GDI de 100 CV que tan buen resultado está dando, pero su elección se cimienta en que no solo es bastante más equilibrado que el de acceso, sino en que gracias al exiguo consumo logrado durante la prueba, cercano a los 5,5 l/100 km, nos permitirá afrontar largos viajes sin necesidad de estar parando cada poco tiempo en las gasolineras.
Porque además del carácter urbanita que le confiere su tamaño, el KIA Rio es capaz de pegarse una panzada de kilómetros sin apenas inmutarse. Como decimos, el motor se convierte en su gran aliado, ya que los 240 Nm de par máximo aparecen a partir de las 1.500 vueltas y se mantienen constantes hasta las 2.500, logrando así un régimen medio exquisito. Bien es cierto que, como buen diésel, no destaca por su finura y sonoridad pero sí mueve los 1.235 kilos con una solvencia pasmosa. Otro punto a su favor reside en que es el único motor de la gama que puede optar por la transmisión manual de seis relaciones (el resto es de cinco), permitiéndonos desahogarle cuando circulamos por carretera abierta y logrando rebajar el consumo hasta la cifra antes mencionada.
Equilibrio dinámico
Si nos centramos en el comportamiento, el KIA Rio también consigue sorprendernos. Y lo hace porque gracias a las mejoras introducidas en el chasis, su dinámica de conducción ha avanzado varios niveles. Además de haber reducido el peso, se ha aumentado la rigidez estructural gracias al mayor número de aceros de alta resistencia empleados. Pero además, los ingenieros coreanos han revisado casi por completo el esquema de suspensiones (independiente en ambos ejes), empleando nuevos muelles y amortiguadores para obtener un coche más confortable pero, al mismo tiempo, más firme. Por último, la dirección queda ahora menos desmultiplicada.
Con todo ello, el nuevo KIA Rio ofrece una pisada contundente y, de nuevo, muy equilibrada. Tiene la virtud de hacernos sentir cómodos en cualquier terreno, ya sea por autopista, donde la suspensión filtra a la perfección cualquier irregularidad, como por ciudad o vía secundaria, donde la rapidez de la dirección nos permite dar el giro en la siguiente intersección o entrar en la curva con total confianza, pero sin llegar al tacto deportivo de algunos de sus rivales, como el Fiesta o el nuevo Ibiza.
En conclusión, el Rio lo tiene todo para seguir escalando puestos en la clasificación gracias al perfecto equilibrio que ofrece entre diseño, habitabilidad, tecnología y comportamiento. No en vano, no es de extrañar que durante este 2017, y si haber completado un año de vida comercial, ya esté rozando el top 10 de la categoría, a poca distancia del Fiesta y de su compatriota, el i20.