Hace unos meses que probamos el Jeep Wrangler Rubicon en su versión de chasis corto y con el motor diésel de 200 CV. Ahora nos vamos al otro extremo y examinamos el Jeep Wrangler Unlimited Rubicon 2.0T, la versión de chasis largo con 5 puertas y el motor de gasolina dos litros de 270 CV.
Su potencia es superior a la del diésel y eso se nota en unas mejores prestaciones, sobre todo en las aceleraciones y recuperaciones, pero también los consumos son claramente superiores. Sin embargo, puede que para aquellos que no vayan a hacer muchos kilómetros al año con el Wrangler Rubicon, que no es el típico coche de uso diario, no nos engañemos, disfruten más esta versión de gasolina, más divertido y con algunas ventajas en el campo.
Jeep Wrangler Rubicon 2.0T: todo un símbolo
No hay mucho más que contar en cuanto a diseño, acabados e interiores aparte de lo que ya os hemos dicho en la prueba de la versión corta. El Wrangler es un coche muy especial, con una estética muy personal y que todo el mundo reconoce al primer golpe de vista, como el Porsche 911, el VW Escarabajo o el Ford Mustang.
Esta versión Unlimited la única diferencia respecto al que ya probamos es que tiene una mayor distancia entre ejes que permite añadir dos puertas más y que el maletero y las plazas traseras sean plenamente utilizables, no como sucede en el corto que son más bien para salir del apuro.
Sus acabados son buenos, aunque no esperes unos ajustes al milímetro. Ha mejorado mucho y ahora todo encaja con más precisión que nunca en un Wrangler, pero seguimos teniendo los herrajes de las puertas a la vista, el capó con cierres rápidos que cualquiera puede abrir, etc.
El Rubicon llama la atencion por sus llantas de aleación calzadas con neumáticos de tacos y unas suspensiones de mayores recorridos, dos armas imprescindibles para ser eficaces fuera del asfalto.
Jeep Wrangler Rubicon 2.0T: bien equipado
En el interior es donde más apreciaremos las ventajas de esta versión Unlimited de 5 puertas, con unas plazas traseras que son bastante espaciosas. Entrar y salir no es demasiado fácil, no porque las puertas no tengan un buen tamaño sino porque tenemos que subirnos al coche, literalmente. Los más menudos y la gente mayor necesitan ayuda para acceder al Wrangler... es lo malo de tener una buena altura libre al suelo.
El maletero tiene unas buenas formas y los asientos traseros al abatirse dejan un suelo completamente plano y muy bajo, de modo que este coche es infinitamente más práctico y utilizable que el Wrangler corto que habíamos probado.
Esta versión es un tope de gama, así que su equipamiento es muy completo. No hay diferencias tampoco respecto a la versión corta, salvo la obviedad de que aquí tenemos 4 elevalunas eléctricos en lugar de sólo dos.
Por lo demás, el equipo multimedia es el mismo, los asistentes avanzados a la conducción también, así que todo lo que os comentamos en la prueba del corto es perfectamente extrapolable a ésta.
Jeep Wrangler Rubicon 2.0T: 270 CV sedientos
La gran diferencia la tenemos bajo el capó delantero y es su motor turbo de dos litros con 4 cilindros y que consigue las respetables cifras de 270 CV y 400 Nm gracias al trabajo de un turbo de geometría variable con control elétrico.
Su respuesta es muy buena y las prestaciones de este Wrangler sorprenden, con unas aceleraciones y recuperaciones que llaman la atención en un coche de este peso.
La potencia llega a las 4 ruedas a través de una caja de cambios automática de 8 marchas que está unida a una caja transfer con reductora y diferencial central, lo que le permite hacer uso de la tracción total en carretera, una ventaja de los Wrangler de esta generación.
Este diferencial se puede bloquear, lo mismo que los otros dos, de modo que, literalmente, c__on que una de las 4 ruedas de este Wrangler esté sobre suelo firme, podrá seguir avanzando__.
Por si los tres diferenciales bloqueables, las ruedas de tacos y las marchas cortas no fuesen suficientes, también podemos desacoplar las barras estabilizadoras y que los dos ejes rígidos tengan así el máximo recorrido posible. De este modo, es muy complicado que las ruedas del Wrangler pierdan el contaco con el suelo.
El motor se comporta muy bien también fuera del asfalto, aunque parte de la ventaja que tiene un motor de gasolina en conducción 4x4, su inmediatez de respuesta al acelerador, se ve absorbida por el resbalamiento del convertidor de par.
En cuanto a los consumos, las cifras son elevadas. No podía ser de otra manera en un vehículo de más de 2,5 toneladas, calzado con unas ruedas de tacos y una aerodinámica pésima.
Los consumos reales del Jeep Wrangler Rubicon de gasolina medidos en la prueba han sido:
- Urbano: 14,5 l/100 km
- Carretera: 10 l/100 km
- Autopista: 12,8 l/100 km
Con estos consumos, los 80 litros de capacidad del depósito dan para unos 650 km de autonomía.
Jeep Wrangler Rubicon 2.0T: empuje especializado
El Wrangler Rubicon es un automóvil muy especializado para su conducción fuera del asfalto. Esto pasa su factura cuando realicemos viajes por carretera, en los cuales tendremos que padecer el zumbido constante provocado por la rodadura de los neumáticos de tacos y un eje delantero rígido en lugar del independiente de versiones más dedicadas a la carretera.
Pese a ello, el Wrangler permite viajes con cierto confort, desde luego a años luz de lo que nos tenía acostumbrados este modelo. En autopista las prestaciones permiten velocidades superiores a las legales, pero no es nada recomendable, ni por las multas ni por nuestra integridad. No es un coche pensado para altas velocidades aunque sí es capaz de alcanzarlas.
En carreteras secundarias es muy pesado y los cambios de trayectoria en las curvas enlazadas no los lleva con agilidad. Sin embargo, va mejor de lo esperable. Gracias a sus 270 CV los adelantamientos son muy seguros y se mueve con mucho brío.
Fuera del asfalto es donde de verdad saca a relucir todo de lo que es capaz. No hay coches que estrictamente de serie tengan las cualidades off-road de este Wrangler. Sólo el Ford Ranger Raptor o versiones muy especiales pueden ser capaces de avanzar por donde este Jeep pasa.