Sin embargo, este modelo japonés –que compite con el Audi A5 y el BMW Serie 3– es capaz de plantarle cara a cualquier Porsche, Aston Martin o Bentley. Y, además, hacerlo muy bien. Hoy en día, hablar de la marca Infiniti todavía resulta extraño, y así nos lo harán saber las caras de nuestros interlocutores. Y algunos sabiondos dirán incluso que nos estamos confundiendo y que, en realidad, se trata de una marca de altavoces. En principio no andan muy desencaminados, pero en el caso del Infiniti úsica, sino de un descapotable de cuatro plazas procedente de Extremo Oriente que, dicho sea de paso, cuenta con unos excelentes altavoces de la marca Bose.
Infiniti es la marca de lujo del fabricante nipón Nissan o, lo que es lo mismo, lo que Lexus a Toyota. Y todos sabemos que para que las filiales finalmente echen a andar por sí solas, primero han de superar muchos obstáculos. Esto es algo que Nissan no percibe en su mercado nacional, pero sí aquí en Europa, donde desde hace años intentan consolidarse como marca «premium». Y según sus propios datos no lo están haciendo nada mal, pero al echar un vistazo a nuestras carreteras nos damos cuenta de que los Infinitis escasean, sobre todo fuera de las metrópolis, ya que si hay un sitio donde el Infiniti se siente como en casa es allí donde la consiga es «llamar la atención a cualquier precio».
Una zaga que llama la atención
Y ahí debemos darle la razón a los curiosos modelos japoneses, ya que dotes para llamar la atención no les faltan. El imponente Infiniti FX es uno de los modelos predestinados a tal efecto, aunque la serie G –un representante de la clase media superior– tampoco pasa desapercibida, especialmente con la capota retirada. En este caso, incluso la flor y nata más selecta de cualquier ciudad, que ni siquiera se molestaría en levantar la vista al paso de un BMW, un Porsche o un Bentley descapotable, se quitaría las gafas de sol de Prada para echar un vistazo y observar intrigada a ese exótico automóvil que tiene delante.
La admiración es buena –y barata– y este flamante cabrio japonés presenta un semblante extraordinario a pesar de su techo metálico de tres piezas. Con la capota cerrada, el G37 presenta una línea de techo dinámica y extraordinariamente bien pincelada; abierto gusta gracias a la gran altura de la carrocería en la zona de los hombros y, sobre todo, deslumbra por aquello de lo que carece: la voluminosa zaga de la mayoría de los demás cabrios con techo retráctil. En lugar de eso, el G37 de 4,70 metros de longitud muestra una trasera de proporciones casi perfectas en la que únicamente parece sobrar su anticuada antena.
Imperfecciones
Al echar un vistazo al maletero nos damos cuenta de que su elegante trasera no es cuestión de magia, sino simplemente una solución intermedia que se deja ver. Con la capota en posición, su maletero de 366 litros de capacidad tiene espacio para albergar el equipaje de los cuatro posibles pasajeros. Sin embargo, en los aproximadamente 30 segundos que dura la retirada de la capota tras pulsar un botón, el volumen de carga queda reducido a un pequeño compartimento con capacidad para alojar el mapa de carreteras. Por este motivo, Infiniti ni siquiera se preocupa de oficializar su capacidad con el techo escamoteado.
Sin embargo, parece que la idea no es utilizar el descapotable para viajar cuatro personas, ya que a pesar de que el banco trasero resulta cómodo para dos personas, la escasa libertad de movimiento a la altura de las piernas –y de la cabeza con el techo en su sitio– hará que los ocupantes de las plazas traseras se apeen rápidamente y dejen espacio para alojar allí las maletas de los otros dos. En la parte delantera, en cambio, sus asientos de regulación eléctrica, y por supuesto climatizados, similares al sofá de casa invitan a emprender trayectos largos, aunque no a precipitarse en el trazado de las curvas, ya que pese a su gran comodidad no ofrecen mucha sujeción lateral.
Rodar a gran velocidad
Que los cambios bruscos de dirección no han sido en ningún momento la máxima pretensión de los ingenieros es algo de lo que uno se da cuenta con tan solo unos pocos metros de rodaje. El Infiniti equipado de serie con ruedas de 19 pulgadas presenta una configuración bastante dura, aunque en curva es incapaz de esconder su imponente peso en vacío de 1,9 toneladas. Las pequeñas irregularidades del asfalto pasan casi desapercibidas, pero los baches más toscos, las juntas transversales o las vías del metro en superficie hacen que el G transmita toda la información a los ocupantes. Por cierto que su elevado peso se debe –aunque no solo– a los generosos refuerzos de la carrocería que, a su vez, se encargan de mantener al G37 bien asentado al conducir sin capota y evitar que el conjunto vibre.
Y solo porque el Infiniti tienda a desplazarse hacia el exterior al tomar las curvas no quiere decir que su comportamiento en carretera sea extremo. Sería terrible que con un tracción trasera no pudiéramos trazar curvas de forma rápida, quizá con una cierta inclinación lateral, aunque sin miedo a salir herido de la contienda. Tan solo la dirección podría trabajar de forma más directa para poder realizar un trazado más preciso de las curvas, pero por desgracia el cabrio no dispone de la dirección integral con la que cuentan los coupé y las berlinas.
Potente e impetuoso
Si bien las carreteras sinuosas no son el hábitat natural del Infiniti G37, en las rectas nos sorprende con un avance potente y una gran impetuosidad. Según el fabricante, este potente cabrio con motor V6 de régimen elevado, funcionamiento refinado y 320 CV de potencia tarda 6,4 segundos en alcanzar los 100 km/h. En todo este proceso el seis cilindros hace notar su presencia, aunque no tanto como cabría esperar por sus datos de rendimiento. Además, su velocidad máxima está limitada electrónicamente a 250 km/h.
El salpicadero de excelentes acabados y revestido de piel suave y frío aluminio otorga al G37 un toque de deportividad y elegancia que combina con unas levas de magnesio en el volante para el cambio manual. Sin embargo éstas resultan a menudo innecesarias, ya que el cambio automático de siete velocidades lleva a cabo su trabajo de forma discreta y ejemplar y gestiona sin ningún problema el par motor de 360 Nm que genera el seis cilindros de 3,6 litros. Por lo tanto, cualquier intervención manual molestaría a la hora de rodar tranquilamente.
Amplio equipamiento
Que la exclusividad tiene un precio es algo que todos sabemos, aunque en el caso de los japoneses incluso aquí son capaces de sacarse un as de la manga. Aunque con un precio de casi 65.000 euros el G37 no es precisamente una ganga, situándose además, al nivel de sus competidores alemanes, este nuevo descapotable tiene la ventaja de contar con un equipamiento casi completo. Muchos componentes, que en el caso de sus competidores se encuentran en la lista de extras, están incluidos de serie en el Infiniti: cambio automático, sensor de luz y lluvia, cámara de visión trasera, faros bi-xenón con luz de curva, programador de velocidad que mide la distancia con el vehículo delantero, asientos de cuero de regulación eléctrica, calefactables y refrigerables y con función de memoria, sistema de navegación con disco duro y pantalla táctil, sistema de sonido Bose, etc., etc., etc. Otros fabricantes podrían llegar a pedir unos 15.000 euros o más por todos estos extras de confort.
En el caso del Infiniti solo nos podremos gastar más dinero en la pintura metalizada y en un atrevido equipamiento de cuero en color rojo. Sin embargo, al llegar a la estación de servicio los propietarios de los Infiniti tendrán que rascarse más a fondo el bolsillo, ya que su propulsor no se encuentra a la vanguardia de la tecnología en cuestión de consumo y sus ingenieros parecen no haber oído hablar nunca del sistema automático de parada y arranque, de la inyección directa de gasolina o de la recuperación de energía durante la frenada. De esta forma, el consumo oficial es de 11,4 litros, aunque en la práctica no sería extraño alcanzar los 14 litros de gasolina a los 100 kilómetros.
Conclusión
El Infiniti G37 Cabrio está concebido para llamar la atención, aunque de una forma tranquila y sosegada, ya que su aspecto no tiene nada que ver con la imagen vulgar que muestran algunos descapotables. Además, ofrece toda una serie de componentes de serie orientados a hacerle la vida más agradable a su conductor. Con sus asientos cómodos y una configuración no demasiado dura el Infiniti es ideal para realizar trayectos largos y tan solo en el apartado de la dinámica transversal podría llegar a decepcionar a más de uno.
Y en lo que respecta al escaso volumen de su maletero estamos dispuestos a hacer una concesión. En realidad, lo único que podríamos reprochar a este japonés es el manejo poco eficiente que hace del combustible. Sin embargo, aquellos que al echar gasolina recuerden cuánto dinero se han ahorrado gracias a su amplio equipamiento de serie también harán la vista gorda en este aspecto. Y, además, tener la certeza de que una vez en la carretera serás el objetivo de todas las miradas es algo que no se paga con dinero.