Prueba: Honda SW-T600 – Todo un caballero

Puede incluso ser considerado la puerta de entrada —por precio— a los modelos más exclusivos de la actualidad. Quienes quieran quedar de la mejor manera, ir rápido adonde sea y sacar partido de la tecnología más sofisticada, bien harían en incluirlo entre sus preferencias. No se arrepentirán.      Claro está que hablar de maxiscooters de alta gama y no acordarse del T-Max sería como dejar de lado el Bugati Veyron de la lista de los coches más potentes del mundo. Ahora bien, la elegancia y el señorío del Honda SW-T600 son claramente superiores, pues el enfoque del Yamaha prioriza ante todo la deportividad. Así que la posición de este Honda en el mercado estaría más cerca a la del Burgman 650 y el nuevo C 650 GT de BMW, cuyos clientes objetivo suelen ser un poco más maduros y no tanto del tipo “yo y mi maxiscooter somos los más rápidos del mundo”.

Y si lo comparamos con sus competidores directos el gran argumento del SW-T600 es el precio, que es el más ajustado dentro del pequeño mundillo de los maxiscooters de alto standing y gran cilindrada: 8.600 euros que quedan muy por debajo de los BMW, Suzuki y Yamaha. Está disponible en tres colores: plata, titanio y negro perlado.

Aquí estoy yo

Ninguno se le puede comparar en presencia y elegancia. Las líneas del SW-T600 fluyen de delante hacia detrás con una sobriedad sobresaliente, sin ángulos rectos ni contornos muy afilados. Pero tampoco es muy redondo: simplemente sabe estar y luce un diseño original que no llega a ser muy llamativo. De hecho, si llama la atención es más bien por sus dimensiones, pues denotan un alto nivel de prestaciones y de equipamiento a la altura de un 600.

Además, las pequeñas limitaciones (o incomodidades) derivadas de su gran tamaño están muy bien compensadas: el diámetro de las ruedas (14 pulgadas delante y 13 detrás) y su contenido grosor, así como las masas bajas y centralizadas, hacen de él un maxiscooter grande pero dotado de cierta soltura para defenderse muy dignamente en un atasco. Es un scooter grande con el que afrontar retos de todo tipo, sea dentro de la ciudad en hora punta o por carretera a gran velocidad.

Bajo el asiento esconde una capacidad de carga excepcional —suficiente para dos cascos integrales y algunas cosas más— y esa clase de detalles siempre tan útiles, como el gato hidráulico para mantener el asiento abierto o la luz de cortesía. Eso sí, para abrirlo tendremos que parar el motor puesto que no puede hacerse desde el mismo contacto. También son un buen argumento las dos guanteras en el contra escudo: una a mano izquierda que es más profunda y tiene llave, y otra de menos capacidad y sin llave a mano derecha perfecta para guardar pequeños objetos que queramos tener más a mano. El completo cuatro de instrumentos es de clara inspiración automovilística, con dos grandes esferas con fondo negro y hasta un indicador para cuando toca cambiar la correa de transmisión.

Tacto sedoso y respuesta enérgica

Cuando cobra vida el bicilíndrico en paralelo de 582,2 cm3, la primera sensación que te da es que casa al cien por cien con las pretensiones del scooter. Su tacto es muy agradable y vibra muy poco pese a su gran cilindrada, en parte gracias a la adopción de un eje de equilibrado biaxial, al cigüeñal calado a 360 grados y a que va montado sobre gomas. Sea como sea, esta suavidad que ofrece al principio —el ruido del escape es bastante más discreto que en el Yamaha T-Max— esconde 49 cv de potencia que se acaban revelando.

Datos técnicos

De hecho al principio parece que le cueste un poco ponerse las pilas, pero sólo lo parece. Aunque son 252 kilos de scooter y el motor girar tranquila y discretamente, basta un vistazo al velocímetro para comprobar que, aun girando bajo de revoluciones, la cosa va en serio. Tras el primer acelerón el motor se toma un respiro mientras la aguja sigue a lo suyo y va subiendo realmente rápido. Luego, a partir de unos 80 por hora aproximadamente, la disponibilidad de potencia no hace más que crecer. De hecho ni la fuerza del viento puede con el SW-T600 aun teniendo en cuenta que la pantalla es bastante grande y que frena lo suyo. Por cierto ésta no se puede regular pero queda en una posición muy correcta, justo por debajo de los ojos.

En cuanto a los consumos, y más en este tipo de maxiscooter, son muy variables en función del uso y del ritmo. Puede ser relativamente contenido por carretera y a un ritmo constante, que no tiene por qué ser excesivamente lento, pero siempre que ya vayamos lanzados y no tengamos que arrancar de cero. Porque cuando la norma es acelerar y frenar, que a menudo significa exprimir el recorrido del gas al abrirlo y al cerrarlo, el consumo se vuelve bastante elevado y la aguja va bajando de quesito en quesito casi sin que te des cuenta. Por fortuna el depósito es lo suficientemente grande como para olvidarnos el tema durante unos días independientemente de lo que hagamos (16 litros).   

Muchas grandes ventajas

De entrada decir que su obsesión no es la deportividad. Lo vemos por ejemplo en la inclusión de un único freno de disco en la rueda delantera. Su diámetro es de 276 mm y lo muerde con fuerza una pinza Nissin de tres pistones. Aunque la frenada resultante no sea la más potente de entre sus competidores, sí que cumple de sobras con la ayuda del disco trasero de 240 con pinza de doble pistón. A esto debemos añadirle el sistema C-ABS de Honda, que combina las bondades de la frenada combinada con el siempre útil ABS, sobre todo tratándose de un scooter pesado y potente con ruedas tirando a pequeñas.

De todos modos no deja de sorprenderte lo bien que se aguanta en los giros tras haberlos encarado con tanta facilidad. Porque moverlo de lado a lado en ciudad, o entre curva y curva en carretera, no supone un gran esfuerzo. Básicamente, esto se debe a las medidas de las ruedas, pero también a las masas tan rebajadas y centralizadas. De hecho el asiento se encuentra a tan sólo a 755 mm, por lo que podremos apoyarnos bien en el suelo y no sufrir cuando nuestro acompañante intente aposentarse en la plaza trasera y su flexibilidad no sea del todo buena.

Asimismo, el SW-T600 es un scooter realmente cómodo. Se goza de mucho espacio y brazos y piernas van relajados. El asiento, con un buen mullido y soporte lumbar en ambas plazas, también será uno de nuestros grandes aliados. De hecho, en caso de tenernos que parar para responder a una llamada, invita a quedarte cómodamente sentado en él aunque ya lo hayamos estacionado. La única pega en este sentido es que el puente central, por donde pasa la barra del chasis, no invita a dejar carga entre las piernas.

Conclusión

Aunque el sistema de contra rosca para el soporte de los retrovisores es un poco raro de ver a estas alturas, y los brazos y las piernas no van del todo resguardados, estamos ante uno de los mejores maxiscooter a los que se pueda aspirar a día de hoy.

Sea como sea, tiene muy claro que su cliente potencial tiene un buen nivel adquisitivo y suele ir bien acicalado, pero además le gusta ir al grano casi siempre, conducir a ritmo ligero. Tanto es así que incluso querrá demostrar a la juventud cómo se conduce un maxiscooter de gran cilindrada capaz de plantarse en los 160 por hora en un santiamén.