La extrema deportividad y los 201 CV de su motor atmosférico, hacen que el comportamiento de la versión más alta de la gama Civic solo se pueda definir con una palabra: radical. Al pisar el acelerador el motor no responde correctamente, después de trazar dos curvas enlazadas la carrocería se balancea demasiado, y el asiento del conductor está muy alto y no recoge lateralmente. Las pobres sensaciones que se experimentan al conducir un coche “normalito” se acentúan después de haber estado a los mandos de un Civic Type R. Y es que la versión más deportiva del compacto de la marca japonesa, tiene unas especificaciones que se acercan mucho a las de un automóvil de competición. Su precio, en la terminación Heritage, es de 29.600€.
No está hecho para la ciudad
Después de recoger el Type R en un céntrico concesionario de Madrid y recorrer los primeros kilómetros por la capital española, es fácil determinar que no se trata de un coche diseñado para circular por ciudad. Los asientos tipo baquet parecen que son demasiado pequeños, la dirección es dura y el alerón trasero reduce considerablemente la visibilidad por el retrovisor central. Además, el indicador de consumo instantáneo de combustible sobrepasa la línea de los 15 litros en los continuos acelerones y frenadas que impiden al afamado motor atmosférico de Honda mostrar todo su potencial.
Al incorporarse a las primeras vías rápidas la cosa cambia bastante. Los 201 CV de potencia y los 193 Nm de par motor máximo se empiezan a dejar notar especialmente en las aceleraciones, en las que cuesta encontrar el momento más idóneo para cambiar de marcha. El motor, dotado de tecnología i-VTEC, responde con mucha fuerza desde que se roza el acelerador hasta que la aguja se acerca a la línea roja (en las 8.000 rpm). Esto permite cambiar prácticamente en cualquier momento sin perder impulso en la aceleración.
De esta forma es muy fácil llegar a los 120 km/h, que se pueden mantener en quinta velocidad a 4.500 rpm o en sexta a 3.600 rpm. En este aspecto es muy cómoda la utilización del control de velocidad de crucero, que tiene un manejo muy sencillo con el pulgar izquierdo, a pesar de que en cuestas largas o muy pronunciadas yendo en sexta velocidad hay que desactivarlo para bajar a quinta. Por otra parte, el confort en este tipo de carreteras no es de lo más adecuado, con un habitáculo en el que se transmiten todas las irregularidades del terreno por culpa de un chasis y unas suspensiones dirigidas a otro tipo de conducción…
Carreteras reviradas: su hábitat natural
En carreteras secundarias. Ahí es donde el Civic Type R demuestra todo su potencial, convirtiendo lo que en ciudad era incómodo en uno de los innumerables elementos que permiten llevar a cabo una conducción muy deportiva. Un ejemplo es la dirección, que mientras que en la ciudad parecía dura, ahora se muestra lo suficientemente directa y precisa como para realizar continuos cambios de dirección en carreteras reviradas. En este tipo de trazados también se pone a prueba la estabilidad del vehículo, que no se balancea ni un solo centímetro gracias a la rigidez del chasis, la suspensión semi-independiente trasera y la delantera tipo McPherson con barra estabilizadora.
Otro elemento con un papel fundamental en este tipo de conducción es la transmisión manual de seis relaciones. Se acciona con una bonita palanca de cambios que funciona de manera directa y precisa, a pesar de que a veces puede provocar confusiones debido la reducida separación entre las distintas marchas. Otra característica de esta transmisión es el desarrollo de las relaciones, que es muy corto y facilita considerablemente la utilización del freno motor y el mantenimiento de un régimen alto de revoluciones.
Este aspecto es muy importante para sacar el máximo rendimiento al dos litros de Honda, que a pesar de funcionar muy bien desde bajas revoluciones, demuestra todo su potencial cuando supera la franja de las 4.500 ó 5.000 rpm. De hecho, a partir de este régimen, el propulsor japonés empieza a sonar de una forma distinta, invitando al piloto a bajar las ventanillas y a jugar con los tres pedales de competición.
Tanto aceleración como frenada
Y es que la mecánica del Type R no destaca únicamente por el motor de 201 CV de potencia. También hay que subrayar el comportamiento de la transmisión, la suspensión y el sistema de frenado, que gracias a unos discos ventilados de 300 mm delante y 260 mm detrás, mejora aún más las prestaciones deportivas de este vehículo. Además, cuenta con la colaboración del sistema de distribución electrónica de la frenada, del asistente a la frenada y del ABS.
Estos son algunos de los sistemas de ayuda a la conducción con los que cuenta el Type R, que también está equipado con control de estabilidad (VSA), control de tracción, y otros extras como cinturones de seguridad con doble pretensor, faros de xenón, retrovisores exteriores calefactables y plegables eléctricamente, llantas de aleación de 18 pulgadas y asientos tipo baquet.
Un interior futurista
Estas dos butacas delanteras con tapicería de Alcántara posiblemente sean el mayor atractivo del interior de esta versión del Civic. Se trata de una buena opción a la hora de llevar a cabo una conducción deportiva, puesto que recogen perfectamente a los pasajeros, aunque pueden resultar incómodos en viajes prolongados. En el del piloto existe la posibilidad de regular la altura, de la misma forma que en el volante de cuero, en el que se trata de una opción fundamental debido a la configuración del panel de instrumentos.
La razón es que el cuentakilómetros se encuentra en la parte más alta del salpicadero, y dependiendo de la altura del piloto puede ocultarse tras la parte superior del volante. Todo lo contrario ocurre con el cuentarrevoluciones, que se observa perfectamente a través el volante y tiene un diseño muy atractivo. El único inconveniente es que está recubierto por un cristal que, al igual que ocurre con el que protege la pantalla del navegador, reduce mucho su visibilidad cuando el sol incide directamente en él.
El resto del salpicadero está plagado de mandos orientados hacia el conductor, desde el botón para el encendido del motor hasta los empleados para la climatización, la navegación o el sistema de audio. En la parte del copiloto, destaca un mando en la puerta para regular la temperatura del sistema bizona en esa parte.
29.600€ en la versión Heritage
Todo este equipamiento está incluido en la versión Heritage del Type R, que se diferencia del modelo básico de este Civic en las llantas de 18 pulgadas, el kit de reparación de pinchazos, el climatizador dual, el control de velocidad de crucero y las llantas de xenón, entre otras cosas. Esto provoca que el precio del Type R básico sea de 26.500€ y el del Heritage de 29.600€. Si se les quiere añadir el paquete del navegador, habrá que sumar 2.400€ más.
De esta forma, el Civic Type R se presenta como una opción interesante en comparación con otros rivales con la misma potencia. Es más caro que el León FR y que el Clio F1 Team y más económico que el Golf GTI, aunque se trata del que ofrece mayores prestaciones deportivas. Por esta razón, y porque se trata del único que no tiene un motor turboalimentado, se podría comparar también con otros modelos con mayor potencia como el Mazda MPS o el Focus ST. En este caso, el Type R no tendría ventaja en cuanto a prestaciones, aunque su precio pasaría a ser muy atractivo.
En resumen
El Type R es un vehículo que transmite deportividad por los cuatro costados. A pesar de un consumo mixto no demasiado elevado (alrededor de los 9,5 litros) y un habitáculo que permite viajar a cuatro personas con equipaje cómodamente, se trata de un automóvil que no se encuentra muy lejos de la competición.
Con el original exterior del Civic con algunos detalles que aumentan su carácter deportivo, un interior futurista y una mecánica extrema en la que destacan las prestaciones del motor atmosférico de dos litros de Honda, el Type R es un vehículo que transmite unas sensaciones difíciles de encontrar en el resto de automóviles del mercado.
(El actual Honda Civic Type R, que acelera de 0 a 100 km/h en 6.6 segundos, es la segunda edición de este compacto que lleva la denominación más deportiva de la marca japonesa. Anteriormente, tanto el Accord en en 1998 como el NSX en 1992, habían portado el prestigioso logotipo Type R)