El nombre de Mustang no fue muy bien recibido por muchos en el nuevo Mach-e. A los más puristas les era inconcebible que Ford bautizara como tal a un todocamino que, lejos de hacer gala del mítico V8 de 5 litros, equipara motores eléctricos y baterías. Sin embargo, la marca norteamericana tenía una buena razón para hacerlo... bueno, en realidad, dos. La primera es que las prestaciones del Mach-e bien pueden asociarse a las del Fastback GT. La segunda es que ambos modelos fueron concebidos para lo mismo: cubrir la demanda de un target concreto, eso sí, en diferentes épocas de la historia. ¿Serán argumentos suficientes?
Para comprobar si el Mustang Mach-e es digno heredero del más icónico de los muscle cars americanos, los hemos enfrentado tanto en circuito como en carretera. En el vídeo podéis ver cómo se las gastan corroborando que, en efecto, el Mach-e sorprende gratamente.
Efectividad contra sensaciones
Sin duda, en materia de velocidad, aceleraciones y prestaciones, el eléctrico parte con ventaja gracias al par que es capaz de ofrecer de manera instantánea y a su tracción total. No obstante, las sensaciones que brinda el V8 con su característico rugido y la diversión a la que accedemos con la tracción trasera son inigualables. Además, pese a que el tiempo y la eficiencia estén a favor del SUV, el factor económico sigue inclinándose hacia el Mustang de combustión.
Para la prueba hemos contado con un Mustang Fastback GT de 450 CV y con un Mustang Mach-e AWD de 351 CV. El primero se ha quedado como única opción en la gama tras la desaparición del 2.3 Ecoboost de cuatro cilindros y 290 CV (lógicamente, quien quiere un Mustang Fastback lo quiere con motor V8.) Su precio, como decimos, no tiene rival: nadie ofrece un deportivo como este por apenas 50.000 euros. Por su parte, el Mach-e se posiciona como tope de gama hasta la inminente llegada del Mach-e GT de 487 CV. Su batería de 99 kWh declara una autonomía homologada de 540 km, aunque su precio ronda los 65.000 euros.
Modernidad y versatilidad u deportividad y clasicismo. ¿Tú con qué te quedas? ¿Y nosotros...? La respuesta, dando al play.