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Prueba: Ford Focus ST – Fogoso pero reservado

Dos personas, dos criterios: un viejo amigo del colegio, absolutamente profano en automóviles, lo encuentra simplemente bonito. Le sorprende que sea un Ford. La otra persona a quien le presento el Ford Focus ST sabe bastante más del tema. Y reacciona con desilusión. ¿un Focus?.

A lo mejor pensaba que le iba a enseñar un Porsche. En cualquier caso, ninguno de los dos me tiene envidia. El ST ha pasado el primer examen. Es que el Focus de 225 CV de potencia no es para fanfarrones; sobre todo en plateado es un pura insinuación. Los recios faldones y aletas apenas llaman la atención en colores pasados de moda, las llantas de 18 pulgadas y los gruesos neumáticos de perfil bajo ya no son nada del otro mundo y se puede renunciar al gran alerón trasero que además, es un extra.

En primer lugar, invitamos a subir a los encargados de hacer la prueba de asientos. Excepto por los asientos deportivos Recaro, el interior del ST es tan sobrio como el del Focus normal. Todo ello muy sólido, aunque no necesariamente atractivo. Las reacciones: para uno, es simplemente un coche; para el otro, mi "visita especial" resulta cada vez más incomprensible.

Preparados, listos...

"Espera y verás" pienso para mí mismo y giro la llave del contacto. El motor de cinco cilindros arranca con un decente rugido al que sigue un suave susurro. Mi acompañante alza las cejas con asombro. Al jugar con el acelerador, los ojos se le ponen como platos: todo suena un poco como el legendario Audi Quattro, sobre todo bajo carga.

La aceleración no tiene nada que envidiar al famoso sonido. Apenas siete segundos después de arrancar, la aguja ya ha subido a 100 km/h, y en autopista avanza constantemente hasta alcanzar los 240. La potencia del motor turbo de 2,5 litros también es asombrosa. A partir de las 1.600 revoluciones alcanza el par máximo de 320 Nm, que mantiene constante hasta las 5.000. Así, es posible viajar a velocidad de crucero, ahorrando algún que otro cambio de marchas.

A menos que uno prefiera cambiar más a menudo

Para aquellos partidarios de las altas revoluciones y de los cambios, la conducción es magnífica. El cambio de seis marchas con la agradable empuñadura es gratamente corto y muy preciso. El motor no se intimida ante acelerones y avanza alegremente hasta la zona roja, siempre acompañado del suave pitido del turbocompresor.

La única pega de la conducción deportiva es el alto consumo. Con una conducción alegre, en lugar de 12 litros de media, que ni siquiera son pocos, el ST traga sus buenos 16 litros. Con un depósito de 55 litros, la luz de la reserva se enciende cada 300 kilómetros.

Hace mucho tiempo que se sabe que Ford sabe fabricar buenos chasis. A pesar de ello, no queremos dejar de elogiar al ST en este aspecto. Aquí se ha logrado el compromiso óptimo entre rigurosa deportividad y comodidad diaria. Ni siquiera las tapas de alcantarilla, enemigo natural de los chasis deportivos, resultan un castigo para la espalda. A altas velocidades y siempre en su carril, el ST hace que casi todo se alise. Y en las curvas, manifiesta la agilidad esperada. Esta estabilidad es la que persiguen sus semejantes en el nicho de los deportivos compactos.

También merece un sobresaliente la dirección, muy precisa a la par que agradablemente directa. Los neumáticos de 225 siempre pasan exactamente por donde les ordena el conductor. Aún así hay que dar algún volantazo, al fin y al cabo el ST es de tracción delantera. En vista de las altas prestaciones del motor, bien puede decirse que apenas se notan los efectos de la tracción.

En resumen

Con su poderoso y rugiente motor, su magnífico chasis y su excelente dirección, el Ford Focus ST convence a cualquiera que sepa apreciar el deportivo compacto que hay en él. Gracias a su exterior poco atrevido, a sus buenas condiciones generales de espacio y a su respetable maletero (normal 385 litros), se adapta perfectamente a la vida diaria de un coche familiar. Con una excepción: el consumo es demasiado alto.

El Ford Focus ST de tres puertas cuesta 24.500 euros con asientos deportivos Recaro, volante de cuero, climatizador, llantas de 18 pulgadas, sensor de lluvia, faros con encendido automático, ESP y airbags delanteros, de cortina y laterales para conductor y pasajero. Por comparar, el VW Golf GTI (200 CV) cuesta lo mismo y el algo más potente Opel Astra OPC (240 CV), unos 4.000 euros más. La oferta de Ford con el Focus ST es francamente buena, algo que deben aceptar sin envidias los fabricantes de la competencia.

¿Preparado para lo siguiente?

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