Sus capacidades para el día a día también hacen que el ST sea un coche altamente recomendable… Visualmente, este pequeño musculoso proporciona una sensación de agilidad portentosa. Además de los retoques practicados al Fiesta en su último lavado de cara (sobre todo destacando las luces diurnas LED) el ST destaca por el spoiler de techo, por una suspensión más baja, llantas de 17 pulgadas y dos tubos de escape. Detalles que, sin duda, proclaman los placeres dinámicos más elevados.
Hasta 260 km/h
En el interior no hay duda de que estamos al volante de un ST: velocímetro hasta 260 km/h, volante deportivo y pedales de acero inoxidable… todo el aire que se respira en el habitáculo huele a deportividad. Los asientos Recaro son buenos y proporcionan una sujeción excepcional, pero sin embargo se quedan en una posición inusualmente alta a la que al final te acabas acostumbrando. Incluso en viajes largos son cómodos.
El sonido de un motor sin concesiones, en conjunción con un ajuste duro de la suspensión, no deja lugar para dudas en cuanto a su efectividad deportiva. Sin embargo, algunos dirán que el chasis es algo aburrido y que el sonido resulta un tanto artificial. La realidad es que se ha querido dar respuesta a un uso diario y no limitar las cualidades sólo a los clientes interesados en realzar el carácter deportivo, de ahí que algunos aspectos hayan podido quedar a medio camino entre .
182 cv muy vivos
Entrando en cuestiones técnicas, el motor de 1.6 litros y cuatro cilindros con turbocompresor ofrece 182 cv y 240 Nm, un rendimiento alto con el que se obtiene la sensación de sentir cada caballo de fuerza en cualquier parte del cuentavueltas. Hasta un máximo de 6.500 rpm, el pequeño motor Ecoboost muestra un brillo increíble y desarrolla la entrega de potencia con una uniformidad irreprochable. La unidad nunca da muestras de vacío sino todo lo contrario, está muy bien afinada y es increíblemente alegre.
Las especificaciones de fábrica de Ford aseguran una aceleración máxima de 6,9 segundos, aunque en nuestra prueba nosotros no pudimos bajar de siete segundos. En cuanto a la velocidad máxima ocurre un poco lo mismo, ya que no hemos podido pasar de 223 km/h cuando el velocímetro promete superar los 240. No obstante, a estas velocidades el Fiesta ST es increíblemente tranquilo en el asfalto gracias a una puesta a punto aerodinámica eficiente y a una óptima sensación de control.
Rápido, muy rápido
La dinámica es sin duda la característica más fascinante del Fiesta ST. Si te gusta ir con el cuchillo entre los dientes, forzar el paso en curvas cerradas y ajustar al máximo el marcado de la trazada, éste parece una de las opciones más sólidas del mercado. Su gran respuesta de la dirección, la carrocería pegada al asfalto y unos frenos excepcionales fomentan la confianza necesaria para conducir muy rápido.
Aunque es un tracción delantera puro y duro, las ruedas del eje frontal hacen un trabajo bastante bueno y son capaces de mantener en la trayectoria al ST en circunstancias impensables. Así, el dueño de un ST puede ser feliz para desahogarse incluso haciendo tiempos en el Nordschleife.
Sediento y ahorrador, a gusto del consumidor
Este Fiesta puede quemar una gran cantidad de gasolina debido a su potencia. Sin embargo, en una utilización racional y eficiente el consumo estándar es de 5,9 litros, pero con facilidad se ve impulsado hasta superar los 10 litros. En nuestro caso, con una conducción prudente el consumo fue de seis litros cada 100 kilómetros. Al final cada uno tiene que decidir qué valor decide, si prestaciones o consumo.
Muy divertido, poco dinero
20.700 euros es el sensacional precio que Ford ha puesto al Fiesta ST. A cambio de este dinero, nos llevamos un diseño realmente deportivo pero también un amplio pack de equipamiento deportivo. Si se pudiera medir, la relación diversión-precio sería todo un ejemplo en este coche, que rivaliza directamente con otras viejas glorias del segmento como el Peugeot 208 GTI, el Renault Clio RS o el VW Polo GTI.