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Prueba: Fiat 500L 1.3 Multijet II – Pequeño gran capricho

El 500L es la versión monovolumen del Fiat 500. Sin embargo, comparten poco. ¿Es el 500L un modelo 'de capricho' o realmente resulta práctico y funcional?

No es una idea nueva: en 1960, Fiat ya creó una versión monovolumen del 500 de la época. se denominó Giardiniera y de él se fabricaron 327.000 unidades. hoy, y tal vez con la intención de rememorar aquel éxito, han decidido repetir la jugada con el 500 actual. El resultado es un monovolumen de 4,14 m de largo bastante amplio -caben cinco adultos con cierta holgura- y práctico -su maletero oscila entre 343 y 400 litros, gracias a la banqueta trasera corrediza-, que conserva un diseño tan personal como el del 500 'normal'.

Y esto último es, precisamente, lo que puede convertirlo de nuevo en un éxito en mercados como el español, donde este tipo de minivolúmenes no terminan de 'cuajar'. Sin embargo, el hecho de contar con mucha más personalidad sí que le da más posibilidades de triunfar allí donde otros modelos como el Renault Modus o el Citroën C3 Picasso no lo lograron del todo.

En marcha

La plataforma es propia -emplea la suspensión trasera del Punto-. Respecto al 500, la distancia entre ejes es 31 cm más larga y, las vías, son 11 cm más anchas. Frente al 500 'normal', el 500L adapta una suspensión mucho más cómoda y menos 'rebotona'. En  general, resulta muy preciso y sencillo de conducir, aunque en zonas de curvas balancea ligeramente. Es bueno, pero por detrás del Ford B-Max.

La dirección es muy suave... y cuenta con un modo denominado City que proporciona un extra de asistencia por debajo de 40 km/h -se puede girar el volante con un dedo-. Los frenos son potentes y resisten bien. El motor consume poco -ronda los 5,5 l/100 km-, pero sus prestaciones son sólo correctas, su sonido es 'peculiar' y le falta respuesta por debajo de 1.700 rpm.

Interior

El salpicadero del 500L no es tan llamativo como el del 500 'normal', aunque resulta más original que cualquiera de sus rivales, con una decoración en color a juego con la carrocería. La calidad es correcta, aunque ganaría mucho con algún plástico blando -todos son rígidos- y con unos mejores ajustes. Además, las palancas de los intermitentes y de los limpiaparabrisas tienen un tacto algo 'tosco'.

La postura al volante está elevada y es mejor que en un 500 'normal' porque el volante también se regula en profundidad.Además, el asiento resulta bastante cómodo. En la parte trasera hay mucha amplitud... incluso para tres adultos; además, la plaza central resulta cómoda. La accesibilidad es buena y el habitáculo tiene luminosidad. Hay bastantes huecos... pero son más pequeños que los de sus rivales. El maletero tiene entre 343 y 400 l -según dónde emplacemos la banqueta corrediza, que es de serie-; cuenta con una bandeja que se puede colocar en tres alturas diferentes.

Llamarse 500 y tener un diseño muy coqueto pueden no ser motivos suficientes cuando la gama mecánica es algo justa y no muy potente -sólo hay un diesel de 85 CV y el gasolina más rápido entrega 105- o cuando, por ese mismo precio, puedes acceder a monovolúmenes más amplios y prácticos como un Ford C-Max o un Citroën C4 Picasso.

¿Preparado para lo siguiente?

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