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Comparativa: VW Eos 2.0 TDI vs. Renault Mégane CC dCi130 – Duelo abierto

A menudo los diseñadores deben escuchar que sus automóviles tienen un aspecto sencillo, demasiado sobrio, poco atractivo; resumiendo, demasiado aburrido. Sin embargo, a más tardar transcurridos unos cuantos años, este diseño sencillo ha valido la pena.

Tanto el VW Eos que llegó al mercado en 2006 (que ahora acaban de actualizar) como el recién estrenado Renault Mégane CC causan una excelente impresión. El Renault Mégane Cabrio logra centrar la atención en él de forma muy diferente al VW Eos, y desde hace ya tres generaciones. La primera edición (en 1999 aún con techo de lona) se consideraba, y con razón, un automóvil poco vistoso. Su sucesor, presentado en 2003 con techo solar rígido, tampoco logró hacerse con ningún premio al diseño.

En lo que respecta al diseño del frontal, esta nueva versión está más orientada en el modelo compacto – en competencia directa con el VW Golf desde finales de 2008 –, por lo que resulta mucho más atractiva que su predecesora. El problema de los descapotables de techo rígido, independientemente de si éste está dividido en dos partes como en el caso del Renault Mégane o incluso en cinco como en el caso del VW Eos, es por lo general la zaga, ya que en algún sitio se ha guardar la capota. Aunque al tercer intento los diseñadores de Renault han conseguido que la trasera del Mégane resulte algo más delgada, éste aún tiene un aspecto bastante rechoncho.

Una zaga reducida

En Wolfsburgo fueron más mañosos. El Eos presenta una zaga más reducida y su línea de hombros es más plana. De esto se benefician los pasajeros, ya que no se sientan tan encajados como en el Mégane y pueden disfrutar de una mayor sensación de libertad. El parabrisas del VW no se ha traído tan hacia dentro del habitáculo, lo que fomenta aún más la sensación de estar sentado al aire libre.

La oferta de espacio en la primera fila de asientos es igual de buena y amplia en los dos candidatos, aunque en ambos la parte trasera resulta algo estrecha. Lo que resulta sorprendente es que en el Renault, de 8 centímetros más de longitud, haya menos espacio para las piernas que en el Eos, lo que se traduce en una mayor comodidad al sentarse. Con el techo cerrado los dos contrincantes presentan una excelente libertad de movimiento a la altura de la cabeza y el techo solar de ambos ofrece una agradable sensación de espacio abierto. Con la diferencia de que en el Eos está integrado un techo corredizo para aquellos días en los que uno sólo quiere un poco de aire fresco.

Mucho espacio cuando están cerrados

El maletero presenta una capacidad mucho mayor de lo que cabría de esperar. Al menos cuando estos coupés descapotables están cerrados. Así, el maletero del Mégane presenta una capacidad de 417 litros, mientras que con los 380 litros de espacio de carga del Eos su volumen es superior que, por ejemplo, el del Golf. Sin embargo, una vez abierta la capota la cosa cambia y la capacidad de ambos se reduce a unos 200 litros. En el Mégane este espacio se puede llenar más fácilmente, al menos con bultos pequeños, que el Eos, ya que en éste último los bultos se han de introducir a través de una abertura sumamente estrecha. Por el contrario, en el Mégane lo que estorba es la tapa del maletero, ya que su tamaño es desmesurado y su peso enorme.

La mejor puntuación en calidad de acabado y manejabilidad la obtiene, como siempre, el VW Eos. La selección de materiales es óptima, todo está muy bien unido y las inserciones cromadas ocasionales otorgan a su ordenado salpicadero un cierto encanto. Aunque el Mégano no tienen nada que envidar en lo que respecta a la calidad, aún le falta un poco de amor por el detalle para poder llegar a la altura del Eos.

Mientras que el sistema opcional de radio y navegador del VW se puede manejar de forma muy intuitiva a través de la pantalla táctil, siendo uno de los mejores sistemas disponibles en la actualidad en el mercado, en el caso del Mégane es necesaria un poco de práctica. El sistema se maneja a través de una pantalla relativamente pequeña con la ayuda de un botón giratorio situado detrás de la palanca de cambios, la cual está incrustada entre un montón de botoncitos que pueden no resultar muy visibles en marcha. Además, la representación de los mapas del navegador francés no es tan elegante y la lógica de manejo del sistema es algo complicada.

Cambio DSG o manual

Los tiempos en los que los conductores de descapotables sólo podían repostar gasolina pasaron a la historia, por lo que esta vez nos decidimos por dos cabrios con motor diésel para realizar la comparativa. En el caso del VW la decisión es fácil, puesto que el único diésel en oferta es el ya conocido y probado motor 2.0 TDI de 140 CV. Para la prueba VW nos entregó éste modelo equipado con un cambio de doble embrague (DSG) y seis velocidades.

Renault también cuenta con algo parecido, aunque para el motor diésel más pequeño de 1,6 litros y 110 CV y no para la versión dCi 130 de 1,9 litro de cilindrada y 130 CV que nosotros probamos. En este caso las seis marchas se han de cambiar manualmente, algo que no resulta ningún problema gracias a la precisión de su cambio. Sin embargo, la enorme costura que recorre el revestimiento de cuero de la palanca hace que la superficie de agarre no resulte muy suave.

Una propulsión adecuada

A la vista del enorme peso de estos vehículos, de más de 1,6 toneladas cada uno, sus potentes motores de elevado par motor resultan una buena elección. Con 320 Nm el Eos supera al Mégane en 20 vueltas, aunque en el tiempo de aceleración tan sólo consigue robarle tres centésimas al Renault alcanzando los 100 km/h en 10,7 segundos. A pesar de tener menos potencia y fuerza, el Renault se defiende sumamente bien y sorprende a su conductor con una progresión más vigorosa desde la zona baja de revoluciones. Ambos vehículos alcanzan sin problemas los 200 km/h, aunque el Eos registra un mayor consumo a gran velocidad.

Pese a que la tranquila progresión de ambos modelos invita a rodar de forma relajada y sin pocos cambios de marcha, los dos descapotables tienen una configuración más bien dura. En este sentido, el Renault informa con detalle a sus ocupantes sobre el estado de la carretera y no se preocupa mucho por absorber de forma eficaz las irregularidades más evidentes del asfalto. Gracias a la regulación opcional del chasis, denominada DCC (1.055 euros), en el Eos es posible regular la dureza de los amortiguadores y ajustar de forma más precisa la asistencia a la dirección. Sin embargo, incluso el modo «Confort» no es de los más blandos y en pocos casos se presenta la ocasión de cambiar al modo «Normal» o «Sport». En cualquier caso, los asientos deportivos de serie del VW, sobre los que se pueden realizar sin problemas trayectos largos, sí constituyen un plus en comodidad.

Un francés algo ruidoso

Mientras que el Eos puede llegar a evidenciar con mucho con una ligera vibración que se trata de un descapotable y no de una berlina, la estructura del Renault cruje más a menudo y, por lo tanto, al francés no le queda más remedio que dejar que el punto por la resistencia a la torsión suba al marcador del modelo de Wolfsburgo. A esto hay que añadir un elevado nivel de ruido cuando se conduce a gran velocidad, algo que suele ensombrecer el confort global en marcha. Sin embargo, con las capotas abiertas ambos descapotables permiten ir a unos 140 km/h sin corrientes de aire, incluso sin deflector de aire. Además, el Renault incorpora un pequeño cortavientos entre los reposacabezas posteriores que, aunque no sople el viento, al menos arranca alguna sonrisa que otra.

Si uno no quiere simplemente rodar con tranquilidad, sino que también desea disfrutar por carreteras sinuosas, entonces el VW Eos es la opción correcta. El modelo de Wolfsburgo es manejable, sigue al pie de la letra las indicaciones de su dirección suave y se mantiene durante mucho tiempo neutral en las curvas. En esta disciplina el Renault muestra un mayor balanceo, su dirección no resulta tan precisa y comienza mucho antes que el Eos a deslizarse sobre unas ruedas delanteras cuyo tamaño también es de 17".

Buena frenada

Si uno se pasa con la velocidad, el ESP de ambos descapotables llama al orden de forma oportuna, un sistema que también puede desactivarse en los dos modelos. Además, ambos vienen equipados con un potente sistema de frenado. El Renault frena de 100 a 0 km/h en 37,7 metros y el Eos necesita incluso medio metro menos para transformar toda la energía cinética en calor y se para en 36,7 metros. Y eso que el Eos, con sus gomas de 235 mm, monta unos neumáticos más estrechos (de 245 mm en el caso del Renault).

En el apartado de los precios, el claro vencedor es el Renault. En su versión básica el modelo francés cuesta casi 2.500 euros menos que el VW Eos y, junto con el aire acondicionado de serie y los elevalunas eléctricos (de serie en ambos casos), también incorpora una radio CD que en VW cuesta al menos 645 euros. Sin embargo, sería extraño que los compradores se quedaran en el precio mínimo de 29.050 euros del Mégane y de 31.525 euros del Eos.

Equipamiento caro en el VW

Nuestro vehículo de prueba de la casa VW con sistema de navegación, chasis adaptativo, equipamiento de cuero, asientos eléctricos, luces de xénon y otras amenidades alcanza un precio total de más de 45.000 euros. Sin embargo, en el caso del Mégane resulta difícil gastarse más de 35.000 euros. Por ese precio uno ya tiene el equipamiento Luxe con cuero y navegador, sensores de aparcamiento, freno de estacionamiento eléctrico, sistema de acceso sin llave, programador de velocidad y climatizador y tan sólo puede añadir faros bixénon y pintura metalizada.

Una diferencia de casi 10.000 euros resulta exagerada y, además, también otorga al VW Eos una mayor pérdida de valor. En este caso no sirve de nada que, pese a tener un consumo homologado de 0,1 litros más, en la práctica el Volkswagen resulte más económico. El del Wolfsburgo registró un consumo medio de 7,9 litros de combustible diésel a los 100 km, mientras que el Renault consumió medio litro más.

Conclusión

El hecho de que un descapotable de techo rígido nunca llegue a ofrecer la misma sensación de aire libre que uno con capota blanda es algo que no molesta a la mayoría de los compradores. Los modelos con techo rígido cuentan con muchos adeptos y el hecho de que sus zagas estén algo más infladas y tengan bastante menos capacidad de carga es algo que los clientes tienen asumido. En este caso, los diseñadores de VW merecen un reconocimiento puesto que, pese a contar con un techo solar rígido, el Eos tiene un aspecto más elegante que el Renault Mégane, aunque también menos interesante.

En el plano de la calidad y la selección de materiales, ninguno acepta críticas, aunque el Renault sigue manteniéndose ligeramente por detrás del VW. El Eos es el claro vencedor en cuanto a la comparación de la dinámica de conducción. El Mégane cuenta con una estructura menos flexible, por lo que su fuerte son los desplazamientos más relajados. Ambos motores convencen por ser potentes en su desarrollo. Sin embargo, lo que no gusta son los casi 10.000 euros de diferencia que hay en contra del Eos.

*Nota muy importante: Las versiones y los precios reflejados corresponden al mercado alemán.

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