Desde Francia llegan dos nuevos al mercado: son el 207 SW y el Clio Grandtour. Hemos comparado los dos pequeños vicios franceses con motores de gasolina. Los dos automóviles sometidos a prueba llaman la atención por sus faros de línea afilada y sus marcadas aperturas de ventilación. Las caras bonitas están actualmente completamente out en la industria del coche pequeño, mientras que los tipos con mucho aplomo están in. Sin embargo, el frente de los Clio trae consigo una parte trasera no demasiado acorde desde el punto de vista óptico. La línea del techo muy al estilo coupé finaliza en la parte trasera de un wagon que da el aspecto de haber sido pegada. La silueta coupé del 207 SW convence más. Asimismo, la línea del hombro con una fuerte caída hacia atrás y la cuña de las luces y la luna traseras proporcionan un aspecto más independiente.
Y hablando de la luna trasera: el del león ofrece dos posibilidades para la carga del maletero. Además del portón normal puede abrirse por separado la luna trasera. De este modo, el maletero admite hasta 454 litros de equipaje hasta el techo, el respaldo del banco trasero puede abatirse con una proporción de 60 a 40 con dos sencillas maniobras. Sencillamente práctico: al abatir el respaldo los asientos se hunden automáticamente, con lo que el maletero con un piso de carga plano aumenta a 1.258 litros. Robustos rieles de plástico en el piso del maletero, anillas de amarre y departamentos para guardar cosas proporcionan un valor útil elevado.
Más espacio pero menos práctico
El maletero del Clio no es tan práctico, la ampliación además es más complicada. Si se desea ampliar el espacio de carga de los 439 litros a los 1.277 litros máximos posibles hay que plegar hacia arriba los asientos antes de abatir el respaldo del banco trasero. Gracias al piso de carga elevado no existe ningún umbral, pero en cambio molesta el pequeño desnivel en el maletero ligeramente ascendente.
Quien transporte personas en lugar de equipaje en la parte trasera en el Clio, verá por el espejo retrovisor caras felices. El Grandtour hace justicia a su nombre y ofrece a los ocupantes de la parte trasera más libertad de movimiento para las rodillas. No obstante, los ocupantes de la parte trasera del 207 no deben emplear en absoluto artes de flexión de un maestro de yoga para viajar cómodos. En la parte delantera del Peugeot los asientos de tapicería rígida ofrecen una posición sentada más cómoda que los del Clio, no es posible el equipamiento con un volante regulable en altura. Sin embargo, en la butaca blanda del Renault también se puede disfrutar de un buen confort en largos desplazamientos.
Típico francés
Asimismo, el ambiente en el Clio es un tanto más confortable. El responsable de esta impresión en el Renault podría ser sobre todo el volante, pues en realidad en el Peugeot los materiales son mayoritariamente de igual calidad. Tanto en el uno como en el otro se emplean superficies blandas con espuma en el interior y aplicaciones con una óptica de aluminio. Lo único que presenta un aspecto más barato es el diseño de los tres botones giratorios del aire acondicionado en el 207. Los portabebidas son artículo escaso en los dos - éstos simplemente no armonizan con el espíritu francés de la nouvelle cuisine.
También en el número de marchas los dos cambios manuales podrían contar con un nivel más. Pero en los coches pequeños con motores de gasolina pequeños, los fabricantes prestan una mayor atención sobre todo a los costes y prescinden de variantes de cambios de marchas más caras. La palanca de selección de cambios se desliza algo fláccidamente por las marchas del Clio, aunque puede moverse de un modo más ligero y preciso que en el 207.
Poca cilindrada, más alegría
Más alegría que en el cambio nos trae el motor del Clio. Con su cilindrada de 1,2 litros, el pequeño motor de gasolina turbo moviliza a fin de cuentas 100 CV. El vivaz cuatro cilindros transmite un sentimiento muy grande, tiene un buen apego al acelerador y ofrece, independientemente de un pequeño retraso en la respuesta del turno en régimen bajo de revoluciones, una potente tracción. Al mismo tiempo, el motor se muestra muy uniforme y silencioso.
En régimen de revoluciones bajo, puede decirse lo mismo del cuatro cilindros de 1,4 litros de la casa Peugeot. En cambio, con más revoluciones el motor es muy sonoro. Más ruido no nos aporta en este caso una mayor tracción. Al motor de 95 CV le falta algo de presión desde abajo. Si durante la aceleración se emplea toda la banda de revoluciones, el motor tiende a atragantarse con mayores revoluciones.
El Clio tiene el motor de la elección
Ninguno de los dos tiene una aceleración de infarto. Gracias a algo más de potencia con tan sólo 1,2 toneladas de peso, el Clio se encuentra ligeramente por delante. En aceleración a 100 km/h hemos medido 12,5 segundos en lugar de los 11,2 indicados por Renault. El 207 pesa unos 100 kilos más y se deja, con 13,7 segundos, bastante más tiempo en la disciplina de la aceleración. Peugeot indica que este valor es de 11,8 segundos. La velocidad máxima es prácticamente igual para los dos y se sitúa en 180 km/h.
En cuanto al consumo hay en parte abismos entre las indicaciones del fabricante y nuestras mediciones. Según declaraciones de Renault, el Clio consume 5,8 litros de gasolina a los 100 kilómetros. La realidad es que consumimos 8,2 litros y, en nuestra vuelta de comprobación ahorradora, el gasolina turbo consiguió bajar hasta los 6,5. El Peugeot mostró una sed notablemente mayor: mientras que las indicaciones del fabricante se sitúan en 6,3 litros, nuestro valor medio en la práctica superó este valor en tres litros más. En nuestra vuelta de consumo estándar obtuvimos en cambio un valor aún aceptable de 7,1 litros. Un tanto paradójico pues, a pesar de presentar mejores prestaciones en la conducción, el Clio es más ahorrador.
207: más dinámico y seguro
En la comparación de los chasis, el 207 es sorprendentemente dinámico. En comparación, con él las curvas pueden limarse de principio a fin de un modo ambicioso. La dirección reacciona a las órdenes más espontáneamente, la inclinación lateral es menor, el subviraje actúa más tarde. En vista del diseño algo más serio hay que aceptar, sin embargo, algunas renuncias en el confort. Al llegar a la zona límite, el ESP de acción tardía frena el Peugeot de una forma un tanto grosera. Además del tolerante ESP, el 207 ofrece además frenos con un fuerte agarre. A pesar de los frenos de tambor traseros, se detiene ya a los 39 metros.
Sin embargo, el Clio se desliza casi dulcemente por el asfalto. La estructura inferior con elevadas cualidades receptoras filtra muchas irregularidades; en cambio el coche vacila más fuertemente en las curvas rápidas y tiende antes al subviraje. La dirección da una impresión más tardía en comparación y sólo proporciona una respuesta moderada. Tanto el Peugeot como el Clio de pruebas circularon con ruedas de 185. A pesar de los neumáticos de dimensiones idénticas y de los discos de freno, en el Renault medimos dos metros más de distancia de frenado.
Los dos económicos
Los dos coches sometidos a prueba no llegan del todo desnudos en su equipamiento básico, lo cual es muy buena notica. En el muy amplio paquete de seguridad les falta en cambio a los dos un control de estabilidad. El Clio se encuentra disponible con un motor de gasolina de 100 CV con el equipamiento Dynamique a partir de los 14.570 euros. El ESP puede obtenerse por un sobreprecio de 362 euros. El precio inicial para el 207 SW con el motor gasolina de 95 CV en su equipamiento Confort se encuentra notablemente por 13.430 euros. El ESP cuesta 500 euros. Es decir, que limpio de todo equipamiento el Clio es casi 1.000 euros más caro.
En lo que se refiere a los gastos de mantenimiento, Clio ofrece una ventaja en cuanto al consumo y a los impuestos mientras que el Peugeot presenta una clasificación tres clases de tipo más baja en el seguro a todo riesgo. Por tanto, el resultado final de los gastos corrientes sería prácticamente de tablas. En cuanto al valor de reventa las diferencias tampoco son tan marcadas.
Resumen
Los dos wagon de coches pequeños compiten codo a codo. En este caso podrían ser determinantes para la compra pequeños matices o preferencias personales. Así, el 207 convence más por su dinamismo en la conducción, es más rígido, directo y se desliza mejor por la calzada. Por su parte, el Renault es el más confortable con diferencia. El Peugeot tiene en cambio el concepto de espacio interior más práctico, pero a su vez no es tan cómodo. El Clio cuenta además con un equipamiento ligeramente mejor aunque cuesta, libre de todo equipamiento, más que el 207. Sólo en el motor, el Clio presenta una notable ventaja. Su unidad motriz trabaja más uniformemente, ofrece una mejor prestación en la conducción y consume menos. En tiempos de elevado coste del combustible, éste es un argumento de peso a favor del Renault.