A esto cabe añadir un espacio suficiente (para la familia y/o los deportes) y un precio asequible. Sin embargo, algo más cerca de este nivel óptimo están quizá el Astra Sports Tourer diésel de 160 CV y el Octavia Combi RS TDI. La estética, como siempre, es cuestión de gustos. El Opel es algo más redondeado y orgánico, mientras que el Skoda es más rectangular y pragmático. Para la mayoría, el modelo de Rüsselsheim puede resultar más elegante y, sobre todo, de mayor calidad. Sin embargo, ambos tienen sus encantos.
Atractivos externos y valores internos
Tras haber tomado asiento en el Opel uno se da cuenta rápidamente de que el atractivo externo a menudo no se corresponde con los valores internos. Pese a contar con una longitud de 4,70 metros, algo poco habitual en su segmento, el interior no resulta ni mucho menos opulento. En la parte delantera, tanto el conductor como el copiloto ven su espacio limitado debido a la enorme consola central. A esto cabe añadir que la profusión de botones repartidos por todo el salpicadero cansa la vista. Si aplicamos el lema que dice que a todo se acostumbra uno no cabe duda que poco a poco uno se acaba acostumbrando a esta panorama.
El Octavia se presenta con un aspecto mucho más sencillo. Estrecho, simple y con pocos botones funcionales, su puesto de conducción convence gracias a su sencillez y organización. Pese a un déficit de longitud de 13 centímetros con respecto a su oponente, la oferta de espacio se encuentra al mismo nivel, aunque la sensación es de mayor amplitud. En el caso del Opel la zona de los pies es la que más acusa esta falta de espacio. Si el conductor desea colocar su pie izquierdo sobre el reposapiés más le valdrá tener pies pequeños, ya que el espacio entre el pedal del embrague y la pared lateral es sumamente estrecho.
Igual de estrecho es el espacio del que disponen los ocupantes de la parte posterior del Opel, que con los asientos delanteros completamente echados hacia atrás casi ni caben debajo. El espacio a la altura de las rodillas tampoco nos convence mucho. El Octavia Combi tampoco ofrece mucho más a este respecto. Ambos alcanzan – si cabe – el nivel de un Golf, concretamente el de la versión compacta que es casi 45 centímetros más corto.
Buen maletero
Sin embargo, un vistazo al maletero hace desaparecer todos los problemas de espacio. La trasera del Opel tiene cabida para 500 litros y en el Skoda son incluso 580 litros. Para la mayoría de las familias esta capacidad es más que suficiente y plantea la pregunta de si realmente es necesaria una clase superior.
La única pega es que Skoda no ha sabido simplificar lo suficiente la maniobra de abatir el asiento trasero. Si se quiere aprovechar al máximo los 1.600 litros de capacidad de almacenamiento habrá que hacer lo siguiente: desplazar los asientos delanteros hacia adelante, levantar la superficie de asiento del banco trasero, retirar los tres reposacabezas traseros y entonces podremos abatir el respaldo. Además, la retirada de la persiana no está bien pensada ya que no existe ningún dispositivo para su sujeción.
El Astra Sports Tourer demuestra también lo que significa el desarrollo. Aquí sólo necesitamos un dedo para nivelar la superficie de carga y una simple maniobra para desmontar la persiana y sujetarla de forma segura debajo del piso del maletero con la ayuda de un soporte especial. Simplemente, genial. Lo que no está tan conseguida es la luz del maletero, ya que ésta deslumbra por su intensidad pero no termina de iluminar bien el compartimento de carga.
Hablando de luz, los faros bixenón con alcance variable del haz luminoso y montados de serie en la versión superior se encuentran entre los mejores del mercado y son muy recomendables, incluso en las variantes más económicas del Astra.
El Opel presenta un acabado más preciso
El Astra resulta especialmente recomendable debido a la selección de sus materiales y, por lo tanto, es el claro ganador en esta disciplina. Los materiales son de mayor calidad y sus acabados son mejores. Sin embargo, Skoda también alcanza un nivel que satisfará a casi cualquier comprador.
En cambio, los que resultan menos convincentes son los asientos deportivos del Octavia. Aunque su estructura es buena, su posición de montaje es demasiado elevada y en trayectos largos no ofrecen el mismo confort que los asientos deportivos de Opel que, aunque en las versiones básicas son opcionales, resultan a todas luces recomendables.
Con el paso del tiempo el Octavia y el Astra no sólo cuentan con fans entre los compradores privados, sino más bien todo lo contrario. Cada vez más conductores de vehículos de empresa cambian los costosos Insignia o Superb por sus respectivos hermanos menores. Uno de los motivos más importantes es el nivel de ruido, sobre todo en autopista. En este caso, el Astra demuestra una vez más que sabe lo que es el confort. El viento susurra suavemente al pasar de largo por los anchos montantes A que obstaculizan ligeramente la visibilidad, mientras el motor ruge de forma ronca en un segundo plano. En el caso del Octavia, los ruidos del exterior se perciben con mucha más claridad. Sobre todo al apagarlo el repiqueteo es muy evidente y ya a 160 km/h el ruido del viento ahoga el sonido del motor casi por completo.
En otro orden de cosas, el chasis adaptativo montado en nuestro Opel de prueba resultó sumamente convincente. Impresiona a partes iguales por su agilidad y su confort. A gran velocidad se desliza sobre la autopista como si desplazara sobre raíles y en los modos «Tour» y «Normal» absorbe las irregularidades de forma ejemplar. En cambio, el modo «Sport» no se llega a necesitar nunca. Una lástima que Opel exija casi 1.000 euros por él.
Demasiado rígido
El Octavia se vende exclusivamente con chasis deportivo y llantas de 18 pulgadas. Este paquete muestra una cierta rigidez deportiva y exige ciertas cualidades de conducción a sus futuros propietarios. Sin embargo, esta configuración puede llegar a resultar molesta, sobre todo en autopista. A esto cabe añadir una afinidad latente a los surcos de la calzada (también debido a los neumáticos de invierno sobre llantas de 18") y, por lo tanto, un cierto nerviosismo al desplazarse en línea recta. En cambio, el Octavia RS no es muy rápido en curva. En este caso, y al igual el Opel, tiende a deslizarse demasiado pronto sobre el eje delantero.
Volviendo al repiqueteo de los propulsores debemos decir que ninguno de los diésel resulta excesivamente ruidoso. Sin embargo, se nota que Opel se ha esforzado más a la hora de insonorizar el vano motor, ya que con el capó abierto las diferencias son considerables. El potencial dinámico del modelo de Rüsselsheim es menos evidente. Su motor diésel 2.0 CDTI desarrolla 160 CV, es decir, 10 CV menos que el Octavia Combi RS. Este déficit de potencia se nota bastante, al igual que su mayor peso. Pese a contar con un cambio DSG, el Octavia Combi es casi 100 kilogramos más ligero, algo que también se debe a la falta de material aislante. En cuanto al par motor, ambos generan 350 newtons/metro entre las 1.750 y las 2.500 vueltas. Sin embargo, la curva característica es diferente.
El Opel muestra un evidente efecto turbo, mientras que el desarrollo del Octavia es mucho más homogéneo. El Skoda es un segundo más rápido que el Opel en el tiempo de aceleración y la velocidad máxima también es 10 km/h superior. El incremento de velocidad a partir de los 200 km/h resulta bastante lento en ambos casos.
Poco eficientes
Teniendo en cuenta sus velocidades no nos sorprende que ninguno de los dos motores diésel sea muy eficiente. No obstante, si se trata de ser eficiente ambas gamas ofrecen variantes al efecto: el Ecoflex (Opel) y el Greenline (Skoda).
A buena velocidad el Octavia RS equipado con el cambio de doble embrague de sobra conocido (2.000 euros) registró un consumo de 7,4 litros. En el caso del Astra 2.0 CDTI, equipado con un cambio manual de seis velocidades de funcionamiento suave y limpio, fueron 7,2 litros. A la vista de estas cifras estamos seguros de que nadie tomará una decisión basada en el consumo.
Lo mismo ocurre a menudo con respecto al precio. En este punto, ambos contrincantes también se sitúan casi al mismo nivel. Si bien la lista de precios de Opel comienza con el económico Astra Sports Tourer 2.0 CDTI a partir de 22.555 euros, el Octavia Combi RS con cambio manual y un equipamiento de serie bastante más amplio cuesta como mínimo 27.600 euros. Si a ambos modelos les añadimos algún que otro componente adicional (véanse los extras recomendados) podemos alcanzar sin ningún esfuerzo un precio que superará por poco los 30.000 euros.
Conclusión
El Opel Astra Sports Tourer 2.0 CDTI y el Skoda Octavia Combi RS TDI se pueden considerar automóviles excepcionales dentro de su categoría. Ofrecen suficiente espacio en la zona de los ocupantes y más que suficiente en el compartimento de carga. Ambos son elegantes y sin embargo muy diferentes entre sí.
En lo que respecta a las prestaciones y a la organización, el Skoda ofrece ciertas ventajas, aunque éstas se limitan únicamente a estos aspectos. Al contrario que en la comparativa de los modelos superiores, en este caso es el Astra el que gana la partida. Convence gracias a su chasis mejorado (con suplemento), su carácter silencioso (motor y viento) y, sobre todo, a su elaborado maletero y a algunos extras muy útiles.
En la que es realmente la especialidad de la casa checa, el precio, el Astra vuelve a superar al Octavia. Esto que resulta tan sorprendente se debe en gran medida al equipamiento casi completo del checo que en realidad no necesita. En el caso del Astra Sports Tourer 2.0 CDTI el cliente puede elegir entre tres líneas de equipamiento y continuar mejorando el vehículo a su gusto – o no – y aun así ahorrar dinero. Toda una revancha.