Motores, equipamiento, capacidad… hemos comparado todas sus ventajas e inconvenientes. La segunda generación del Qashqai ha sido lanzada recientemente con un cambio de aires radical en el que se ha utilizado una plataforma completamente nueva y en la que las líneas rectas de la carrocería han sido sustituidas por unos redondeados hombros, bordes más suaves y algunos detalles que ponen el acento a nivel visual.
Sin embargo, el hecho de cumplir con los deseos estéticos de los compradores da lugar a algunas desventajas prácticas. Por ejemplo, aparcar marcha atrás el nuevo Qashqai sin ayudas en una plaza de aparcamiento puede conllevar algunos riesgos. Además de ser un vehículo 7 centímetros más largo (4,38 cm) que el anterior modelo, el conductor no disfruta de buena visibilidad por culpa de un pilar C muy ancho. La cámara de visión trasera es, por tanto, uno de los extras más recomendables.
En cuanto al Yeti, éste resulta ser un compañero más agradable en zonas urbanas. También está disponible con una cámara de marcha atrás aunque no le hace tanta falta, ya que mide tan sólo 4,22 metros de longitud. Sus líneas representan un estilo Bauhaus de líneas limpias, verticales y horizontales en las que no hay salientes ni elementos aislados sino líneas que engloban un conjunto en el que el espacio tiene absoluta prioridad.
Consumos moderados
Si nos ponemos a analizar consumos, los dos candidatos tienen argumentos para presumir en ciudad. Ambos cuentan con motores de gasolina de inyección directa de 1.2 litros, que en el caso del Yeti da 115 cv y en el Qashqai 105 y los dos están dotados de sistema start & stop. El Qashqai es el único que consigue bajar de cinco litros (4,9 litros) en estas circunstancias, aunque el Yeti consigue seguirle de lejos (5,2).
Incluso al salir a carretera se mantienen los consumos moderados. Gracias a las categorías de eficiencia otorgadas por la Unión Europea podemos hacernos una idea de las diferencias que hay entre uno y otro. El Qashqai, clasificado en el segmento B de eficiencia, ofrece un consumo mixto de 5,6 litros, mientras que el Yeti, que sube hasta los 6 litros de media, cae en la categoría de vehículos C.
El Skoda es algo más lento
El Yeti cuenta con una fuerza de 175 Nm disponibles desde las 1.550 vueltas, algo menos de lo que ofrece el Qashqai, con 190 Nm que pueden disfrutarse por completo a partir de las 1.900 revoluciones. Para el conductor esto significa que el Skoda funciona algo peor a plena carga y además su sexta velocidad está algo más vacía que la del Nissan.
Por otro lado, el Yeti es realmente un coche más ágil de lo que parece. Su velocidad máxima es de 177 km/h y puede acelerar en 11,4 segundos. El Qashqai, sin embargo, es un poco más rápido acelerando (10,9 segundos) y tiene algo más de velocidad punta (190 km/h).
Yeti: simple de forma y de uso
A pesar de que el Yeti es 16 centímetros más corto que el Qashqai, el cliente recibe un maletero más o menos similar, de 405 litros frente a los 430 del Nissan. Si además se retira el separador, el espacio llega hasta los 510 litros, y si se pliegan los asientos traseros el volumen final es de unos impresionantes 1.760 litros, 175 más de lo que ofrece un Qashqai en la máxima expresión de su volumen de carga.
El Nissan, por ejemplo, presenta alguna desventaja a la hora de cargar el maletero, ya que la altura de la boca de carga es de 80 centímetros. En este sentido, el Qashqai ha sido creado con multitud de soluciones para facilitar el orden y la sujeción de la carga pero no ha sido pensado para facilitar la vida de la gente mayor o con problemas de espalda. En este punto el Yeti resulta mucho más cómodo.
Buenos detalles
En el espacio de carga también abundan los buenos detalles, como por ejemplo el suelo del maletero reversible de tela y goma (por 45 euros extra), una linterna LED extraíble incluida de serie o el pequeño compartimento “basura” en la puerta del conductor para evitar que los pequeños desperdicios vayan directamente al suelo.
En el Nissan no existe tanta abundancia de huecos portaobjetos y lo que más llama la atención es la limpieza y la facilidad de uso de los elementos en la consola central. En especial destaca la facilidad para hacerse con el navegador y el ordenador de a bordo, aunque por ejemplo la pantalla táctil debe ser presionada con bastante fuerza ya que no responde a toques suaves de los dedos.
Gran diferencia de precios
A nivel dinámico el Qashqai no presenta ninguna debilidad, se siente seguro y sigue con decisión y buenas respuestas los movimientos bruscos de la dirección, como un zigzag o una entrada en curva fuerte. El Yeti tiene un matiz algo mejor ya que consigue lo mismo dejando más comodidad a sus ocupantes. En este sentido, el de la marca checa se beneficia del excelente chasis suministrado por el grupo Volkswagen.
En cuanto a motores las diferencias entre estos bloques 1.2 son bastante leves. Skoda tiene más alternativas que Nissan para equipar su modelo, ya que además de este gasolina tiene otros dos motores de inyección directa y tres turbodiésel. El Qashqai sólo tiene otros dos motores diesel para acompañar a éste 1.2 DIG-T de gasolina y 1.2 litros.
En cuanto a precios, la versión más accesible del Skoda 1.2 TSI está a la venta por 17.700 euros, mientras que el Qashqai 1.2 DIG-T más barato cuesta 20.950 euros, una diferencia bastante abultada teniendo en cuenta que las cualidades están bastante a la par. Los equipamientos son más baratos en la gama de Skoda y además no están tan ligados a los equipamientos superiores y pueden escogerse desde la versión más básica.
Conclusión
El Qashqai sigue siendo el coche de moda entre los nuevos compradores de modelos SUV y por eso puede permitirse exigir un poco más de dinero a sus clientes. El Yeti, sin embargo, está mucho menos preocupado por el diseño y antepone las necesidades prácticas a las meramente estéticas. El espacio de carga es casi similar, pero el de Skoda se hace mucho más manejable en ciudad debido a que es más corto y tiene mejor visibilidad.