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Comparativa: Mercedes-Benz SLK Vs. BMW Z4 – Jet set

Son los rivales por antonomasia en el caprichoso mundo de los roadster de alto standing. Deslumbrantes, glamourosos y elitistas, aúnan con su inconfundible estilo deportividad a raudales y placer al volante.

En esta ocasión, enfrentamos a las versiones de acceso a la gama; tienen todos los alicientes para conquistar a cualquiera por un precio de partida que ronda los 40.000 € en ambos casos… Es evidente que este tipo de coches son un capricho (dos plazas únicamente, maleteros pequeños, acceso incómodo al interior…) pero lo que tampoco nadie puede negar es que encierran un encanto especial. Conducir un roadster a cielo abierto es sinónimo de delirio y emoción, un recuerdo constante del placer de sentirse vivo, una sensación que, por desgracia, suele caer en el olvido a causa de nuestros quehaceres y nuestro día a día habitual. Así pues, tengan claro desde el primer momento que, si se encuentran entre esos afortunados que tienen el tiempo y el dinero suficiente, tanto el SLK como el Z4 harán que exploten al máximo, siempre y en todo lugar, el lado lúdico de la vida.

Mucho en común

Hasta la llegada de la nueva generación del Z4, nuestros protagonistas siempre habían tenido muchísimos puntos en común, pero existía un pequeño matiz que marcaba claramente las diferencias entre ambos. Nos referimos al techo rígido plegable, una solución que Mercedes adoptó ya desde su primer SLK y que fue durante años la referencia. Ahora, por fin, estos dos vehículos se enfrentan de tú a tú con las mismas armas, ya que el Z4 ha decidido finalmente “ponerse duro” también. Así, el descapotable de Munich se vende en la actualidad sólo con este tipo de techo, eliminado de una tacada el techo de lona y la versión coupé que estaban disponibles en su predecesor.

De la imagen de ambos hay poco que decir. Los dos son un ejercicio de diseño que no pasa desapercibido, un “clásico” en el caso del SLK cuyo aspecto sutil y convenientemente actualizado se mantiene fiel al modelo presentado en 2004, y una pequeña revolución si hablamos del nuevo Z4, que además de aumentar sus dimensiones y la distancia entre ejes, ha ganado todavía más presencia y belleza. En este sentido, destaca el interminable capó pero, por encima de todo, la rediseñada parte trasera y los grupos ópticos de nueva factura con tecnología LED, que rompen claramente con el pasado.

Paladares exquisitos

En el interior ocurre tres cuartos de lo mismo: los dos presumen de un acabado impecable, siendo el Z4 el que más cambios presenta con respecto a sus antepasados más recientes. Claro está que ambos, como suele ser habitual en unidades destinadas a la prensa, iban cargados de extras hasta los topes.

Entre una extensa lista que engordaba el precio inicial en más de 8.000 €, el toque exquisito en “nuestro” Mercedes lo ponía el paquete deportivo (2.007 €), el cual, además de instalar una suspensión específica que deja la carrocería más cerca del suelo o elementos exteriores como llantas de 18” y un pequeño alerón posterior, modifica sustancialmente detalles del habitáculo. Nos referimos a los cinturones y las agujas del cuadro de mandos en color rojo y a los bordados en el mismo color que recorren el volante, el guarnecido de las puertas y la tapicería por diversas zonas. En general, respecto al modelo anterior, hay cambios en parte de la botonería de la consola central, el mencionado cuadro de instrumentos y el propio volante.

Atendiendo a su predecesor, si hablamos del Z4, las novedades son más palpables. El aspecto de parte del salpicadero se ha modificado y, sobre todo, han variado diversos mandos, como los del sistema de climatización. Llaman la atención la nueva ruleta del sistema i-Drive (estrenada en el Serie 7) junto con su sistema de navegación profesional (3.085 €) y los nuevos botones con los que manipulamos el denominado “Dynamic Driving Control”, de serie en toda la gama. En función de tres programas preestablecidos (Normal, Sport y Sport +), podemos variar la respuesta del acelerador, de la dirección y el umbral de actuación del control de estabilidad. En el caso de contar con ellas, también se modifica el comportamiento de la caja de cambios automática (2.775 €) y de la amortiguación electrónica (1.459 €).

Espacio reducido

Si estos biplaza pueden presumir de un equipamiento de serie básico que incluye, entre otros elementos, los habituales dispositivos de ayuda a la conducción, airbags frontales y laterales, climatizador e incluso control de crucero en el caso del Mercedes y faros de xenón en el del BMW (una lista que opcionalmente a base de más y más euros puede crecer prácticamente sin parar), no ocurre lo mismo con el espacio interior. En ese aspecto, ninguno de los dos puede sacar pecho.

Para empezar, el acceso a estos vehículos resulta incómodo se mire por dónde se mire por el lugar en el que se encuentra el puesto de conducción; en ambos casos se va sentado en una posición muy baja y próxima al suelo, más cerca del eje trasero que del delantero (sobre todo en el BMW, lo que hace imposible saber dónde acaba el morro del vehículo). Una vez dentro y acostumbrados a esa peculiar situación, no será difícil encontrar una postura con la que nos sintamos relativamente cómodos, gracias a los múltiples reglajes disponibles.

Merced a sus nuevas cotas, el Z4 presenta un mayor espacio en el habitáculo tanto en anchura como en altura, pero sin grandes concesiones. En el SLK se echa en falta algo más de sitio, sobre todo para los hombros en el caso de personas voluminosas. Cómo no podía ser de otra manera, apenas existen huecos y compartimentos para guardar con comodidad nuestras pertenencias. En este sentido, al margen de la guantera y los justos huecos de las puertas, el SLK tiene tras los respaldos unos pequeños ganchos en los que podemos colgar algunos objetos de dimensiones reducidas (por ejemplo un pequeño bolso o algo de ropa). El BMW cuenta con una pequeña rinconera con red tras los asientos en la que también podemos depositar ciertos enseres.

En pocos segundos

El volumen del maletero tampoco es para tirar cohetes ni mucho menos. El Mercedes homologa una capacidad de 300 litros por los 310 del modelo de Munich. Con el techo plegado, la cifra se reduce hasta los 208 y los 180 litros respectivamente. Un techo por cierto, cuyo proceso de apertura y cierre dura 27 segundos en el SLK y 20 en el Z4 (en este último, además de los botones situados en el interior para tal efecto, podemos realizar la operación pulsando los botones de la llave). En los dos vehículos el mayor inconveniente radica en que es imprescindible estar complemente detenido para realizar la maniobra.

Independientemente de esto, conducir a cielo descubierto es una auténtica delicia con cualquiera de los dos modelos. Para reducir las turbulencias, además del típico deflector aerodinámico de tela, el SLK ofrece la posibilidad de colocar uno de plástico. Si no vamos descapotados, el aislamiento interior está realmente conseguido, pues apenas se perciben ruidos procedentes del exterior.

Datos técnicos
Marca y modelo BMW Z4 sDrive 23i Mercedes-Benz SLK 200 K
Acabado
Especificaciones
Longitud/anchura/altura (mm) 4.239 / 1.790 / 1.291 4.103 / 1.777 / 1.296
Distancia entre ejes (mm) 2.496 2.430
Diámetro de giro (m)
Peso (kg) 1.480 1.390
Volumen del maletero (l) 310 300
Neumáticos 205/55 R16 225/45 R17
Motor
Cilindrada (cc) 2.497 1.798
Potencia (cv) 204 184
Par máximo (Nm/rpm) 250 / 2.750 250 / 2.800-5.000
Tracción Trasera Trasera
Transmisión Manual 6 velocidades Manual 6 velocidades
Consumo
Combustible Gasolina Gasolina
Urbano/Carretera/Combinado (l/100km) 12,4 / 6,2 / 8,5 11 / 5,7 / 7,7
Emisiones CO2 (gr/km) 199 182
Consumo durante test (l/100km) 9 8,3
Características
Aceleración 0-100 km/h (s) 6,6 7,6
Recuperación 80-100 km/h (s) en 4ª N.D. N.D.
Capacidad depósito (l) 55 70
Velocidad máxima 242 236
Precio (sin extras)
Euros 39.900 41.950
Equipamiento extra Control distancia aparcamiento delantero y trasero (924 €), llantas aleación 18" (1.400 €), sistema de navegación profesional (3.085 €) Parktronic (970  €), faros bixenón (1.215 €), paquete deportivo (2.007 €)
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¿Más que suficiente?

Puede que las motorizaciones que equipan las versiones básicas de los modelos analizados se queden un poco “cortas” para la capacidad y respuesta que uno intuye y espera echando un simple vistazo a estos cautivadores roadsters, pero lo cierto es que tras comprobar su funcionamiento, son dos mecánicas más que solventes y, lo más importante, representan la elección más racional.

El motor de cuatro cilindros sobrealimentado del Mercedes entrega en la gama actual una potencia de 184 CV y homologa un consumo medio de 7,7 litros a los 100 Km. En su versión anterior daba 163 CV y consumía 8,4 litros. Estamos hablando, por tanto, de una mejora evidente, aunque en la práctica el gasto de combustible medio que obtuvimos en nuestra prueba fue de 8,3. Sobre su respuesta, que nadie espere un empuje brutal ni unas prestaciones de infarto y sí una aceleración elocuente y progresiva, suficiente para mantener un ritmo de marcha elevado. Lo más criticable es la transmisión automática de 5 velocidades que equipaba nuestra unidad de pruebas (2.325 €), sin duda desfasada respecto a la competencia pero con un funcionamiento correcto. Si miramos tanto en la propia Mercedes, como en el resto de marcas rivales, encontramos cambios automáticos ya de 6 y 7 velocidades mucho más satisfactorios y tecnológicamente más avanzados.

Por su parte, el motor del Z4, es algo más potente y brillante. Con sus 20 CV más (204) hay una sensible diferencia en cuanto a prestaciones tanto en la práctica como sobre el papel; atendiendo a los datos referentes a la maniobra del “sprint”, el BMW es un segundo más rápido que el SLK (6,7 frente a 7,7). Como cabe esperar, el consumo también es algo mayor; en el mismo recorrido que el Mercedes, gastó 9 litros de media. Al margen de esto, hablamos de una mecánica agradable y con un buen rendimiento, que proporciona una notoria sensación de aceleración a partir de la zona media del cuentarrevoluciones. Lógicamente, está a años luz del propulsor más potente que se puede equipar en la gama, el asombroso 3 litros biturbo de 306 CV (más...).

Sensación de vivir

Como comentaba al inicio, la filosofía de estos vehículos, en los que vamos sentados por decirlo de alguna manera, en una posición “pseudo-tumbada”, es toda una declaración de intenciones. Ponerse a los mandos de cualquiera de los dos garantiza diversión y sensaciones puras.

Rodando rápido por carretera sinuosas, el modelo de la estrella tiene una conducta ejemplar. Sus reacciones son precisas, se inscribe en las curvas con facilidad y muestra un gran aplomo en los apoyos bruscos y los cambios de dirección. El tren trasero no es muy nervioso y una vez estamos familiarizados con él, puede ayudar a redondear los giros con efectividad. Es un coche predecible, fácil de conducir, y tiene una velocidad de paso por curva elevada. Además, otra de sus grandes virtudes es su suspensión; aunque es algo firme los ocupantes no perciben en exceso las irregularidades del asfalto.

Por su parte, el Z4 es un vehículo con una amortiguación un poco más incómoda y rígida, pero tampoco castiga excesivamente a los pasajeros. Lo realmente diferenciador es que se trata de un vehículo mucho más exigente con el conductor si queremos rodar rápido. Aunque muestra en todo momento un comportamiento impecable, tiene unas reacciones un tanto violentas, con un marcado subviraje a la entrada de las curvas. El eje trasero es mucho más “juguetón” que en el SLK (sobre todo en el modo sport y lógicamente en el sport+), con las consiguientes ventajas e inconvenientes que eso conlleva. En manos expertas podremos disfrutar con derrapes más acusados y pequeñas correcciones de volante, pero sin un tacto fino de conducción ni la suficiente experiencia, muchos se lo pensarán dos veces a la hora de dar gas a fondo.

Precio y conclusión

El Mercedes-Benz SLK 200 tiene un precio inicial de 41.950 €; el BMW arranca en algo menos, 39.900 €. Unas cantidades ciertamente engañosas, ya que a poco que añadamos "una pizca" de equipamiento opcional, el coste se dispara con asombrosa facilidad por encima de los 45.000 €. Teniendo esto claro y dejando la practicidad totalmente aparcada, si quiere y puede darse un capricho en forma de roadster, con cualquiera de estos vehículos estará realizando una compra segura. Son dos de las referencias y con ellos, la diversión y las golosas miradas están más que garantizadas.

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