La T6 de Volkswagen y el Clase V de Mercedes-Benz han pasado por nuestras manos y han demostrado que no solo son prácticas, sino también unas grandes y cómodas compañeras de viaje. Teníamos ganas de hacer una comparativa así, olvidándonos de aspectos dinámicos y técnicos para centrarnos en el inmenso placer que supone viajar en familia y con media casa a cuestas. Para ello, hemos recurrido a lo más interesante que ofrece este segmento y hemos llamado a las puertas de las sedes de Wolfsburgo y de Stuttgart. A un lado del ring, el Clase V. Al otro, el VW T6.
El primer punto de la comparativa tiene que ver con los tamaños en los que están disponibles estas dos vans. Sobre el catálogo, el Clase V se puede configurar con longitudes de 4,90, 5,14 y 5,37 metros. La versión intermedia ofrece a priori un buen equilibrio entre manejo y capacidad de almacenamiento, con seis asientos individuales y 1.000 litros de capacidad para el equipaje. Por ponerlo en perspectiva, la versión corta ofrece 610 litros, mientras que en la más larga la capacidad supera los 1.400 litros.
En el otro lado, Volkswagen ofrece dos alternativas, una de 4,90 metros y otra de 5,30 metros. No hay opción intermedia, y la versión larga solo se puede equipar con el acabado Comfort. Entre una y otra no hay apenas diferencias en la capacidad de carga, pero sí en la zona destinada a los pasajeros. Mientras que el Clase V viene de serie con seis asientos, el VW ofrece dos plazas delanteras y un banco de otras tres cuyo respaldo puede quedar en posición totalmente horizontal para dejar una estupenda zona de descanso. Opcionalmente se pueden añadir otras dos plazas, que además son giratorias y pueden ir en sentido contrario a la marcha.
Conceptos diferentes
Por tanto, el VW puede equipar hasta siete plazas como máximo, mientras que el de Mercedes puede contar con hasta 8 si cambiamos las dos últimas plazas por un banco triple. Lo que sí es común en ambos modelos es la posibilidad de incorporar una mesa plegable, la cual se puede mover con comodidad y aprovechar en los momentos de ocio.
Aquí Volkswagen tiene una ventaja clara: los asientos individuales pueden desplazarse mediante unos raíles de forma comodísima, y además pueden girarse sobre su propio eje y poner las dos filas de asientos de forma enfrentada, como si estuviéramos cenando en el salón de casa. Esto se puede hacer también en el Clase V, pero hace falta sacar los asientos y volver a ponerlos con la incomodidad que supone reinstalar unos asientos ventilados y calefactables.
No hay opciones gasolina en Mercedes
Pasamos al apartado de motores, y aquí lo primero que nos encontramos es que Mercedes solo ofrece un motor de cuatro cilindros diésel, eso sí, con tres potencias (136, 163 y 190 cv). Volkswagen, por su parte, tiene a disposición de los clientes un motor de dos litros diésel con potencias que van desde los 102 hasta los 204 cv. Además de estos propulsores de gasoil, en algunos países se ofrecen también otros dos motores de gasolina con 150 y 204 cv, lo cual es interesante sobre todo teniendo en cuenta las problemáticas que se están generando en algunas ciudades con los coches diésel.
De entre todos estos, los motores más potentes suben significativamente el precio a pagar por cualquiera de estas furgonetas, pero dado el caso de que vayamos a viajar con toda la familia y carga pesada deben ser tenidos muy en cuenta, y eso que ninguno de los dos modelos es excesivamente pesado en vacío. Por ejemplo, el Clase V más corto pesa 2.155 kilos mientras que el VW T6 no baja en ningún caso de las dos toneladas.
En cualquier caso, que nadie espere mucha alegría acelerando desde parado. El VW menos potente tarda 22 segundos en firmar un cero a cien.
Muchos extras, y muy caros
Mientras que Volswagen ofrece su versión de acceso desde 32.500 euros, la opción de 150 cv con cambio automático arranca en los 37.500 euros. Nada que ver con los precios que manejan los de Stuttgart. En la gama Clase V el precio más asequible es de 45.200 euros por el motor de 136 cv, mientras que el de 163 cv con cambio automático 7G-Tronic llega a superar los 47.000 euros.
A partir de aquí, en ambos casos se pueden ampliar los equipamientos con sistemas de navegación, asientos calefactables, sistemas de aparcamiento asistido, puertas correderas eléctricamente o sistemas de sonido Premium con amplificación de voz, para que lo que diga el conductor desde el volante llegue alto y claro a los oídos del pasajero de la última fila. Sin duda todo un alarde de detallismo.
Acostumbrados a la sobriedad de las furgonetas con propósitos comerciales, subir en un van de este calibre supone romper con un montón de prejuicios y valorar lo cómodo y seguro que se viaja en coches de este tipo. Además, el comportamiento dinámico no tiene nada que envidiar a muchos SUV de grandes dimensiones, siempre desde una lógica moderación. Está claro que son para lo que son: transportar, cargar y disfrutar.
No obstante, la dinámica hoy en día ha mejorado hasta tal punto que se pueden añadir suspensiones neumáticas adaptativas y lograr un plus de firmeza o comodidad a gusto del consumidor. Nada que ver con la sencillez radical de sus ancestros, el VW Bulli o el Viano del que deriva el Clase V. ¿Lo recordáis?
Incluso en situaciones críticas estos dos modelos saben mantener la compostura. En el caso del Mercedes, existe incluso un asistente de viento cruzado que puede ayudar al conductor a mantener la trayectoria en fuertes rachas de viento para mantenerse en el carril con seguridad.
Por último está el tema de los consumos, no menos importante. Los dos motores diésel que probamos, con 150 y 163 cv, se han mantenido en el estrecho margen que va desde los 6 a los 7 litros, siempre con el conductor como único peso. A partir de aquí, el dato irá subiendo en función de muchas variables y circunstancias (carga utilizada, número de pasajeros, zona de circulación, viento, etc).
Conclusión
Allá donde los SUV se quedan cortos, la T6 de Volkswagen y el Clase V de Mercedes son alternativas perfectas si buscamos una gran cantidad de espacio, comodidad y muchos asientos. Ambos tienen competidores en el mercado, como por ejemplo el Opel Vivaro, pero sin embargo están bastante distanciados si comparamos todas las opciones que pueden ofrecer. Eso si, en ambos casos tenemos que estar dispuestos a pagar al menos 40.000 euros por un motor que pueda movernos con soltura y disfrutar de algún que otro capricho a nivel de equipamiento. La diversión y el entretenimiento están asegurados.
