Empecemos por el interior. Desde el primer momento se respira sensación de calidad en ambas berlinas. El Insignia nos recibe con cuero suave, oscuro y con el logotipo bordado en el respaldo, así como unas costuras de color marrón claro dando un poco de contraste a los asientos. El volante tiene un agarre perfecto para afrontar muchas curvas y giros y, detrás, el nuevo cuadro de instrumentos remplaza el tacómetro analógico por relojes totalmente digitales y una gran pantalla para la información de a bordo. Además, en la consola central hay otra pantalla de 8 pulgadas que aloja toda la información de entretenimiento y navegación. Este súper navegador, llamado Intellilink 900, cuenta con acceso a Internet, aplicaciones, streaming de Bluetooth, DAB Radio, etc. Con él, Opel tiene un moderno sistema con el que se dan por actualizados.
En el caso del Mazda 6, la instrumentación sigue conservando el formato clásico, con tres relojes principales y con la información digital dentro de la esfera derecha. La pantalla de a bordo en este caso es más pequeña y las funcionalidades y posibilidades son ligeramente más reducidas. Todo funciona correctamente y además el navegador es bastante barato (500 euros). Sin embargo, el nuevo Mazda 3 ya está mostrando cómo un sistema multimedia necesita ser rediseñado permanentemente. En este sentido, los clientes de un Mazda 6 deben asumir tecnología de ayer.
Potente sistema de información y entretenimiento
Aquí, Opel va algunos pasos más allá y eso también repercute en el precio (unos 1.200 euros). El Intellilink 900 ofrece un abanico de posibles tremendo: pantalla táctil, teclado táctil, control de voz, así como un sencillo control desde el volante para manejar las funciones de navegación, radio e Internet a través de una pantalla del cuadro de instrumentos que es infalible. Ya no es necesario soltar una mano del volante para controlar la información, sino que todos los menús son accesibles desde los botones principales del volante.
La cantidad de opciones van dirigidas de alguna manera a alguien que ya esté familiarizado con el entorno de Opel, ya que la abundancia de botones y comandos es tal que algunos usuarios vírgenes pueden resultar abrumados. En cualquier caso, no es nada que no pueda superarse tras varios días de uso.
Opel ofrece más
En ambos modelos sorprende el gran número de asistentes relacionados con la seguridad y los sistemas de asistencia. El Mazda ofrece un asistente para prevenir choques, un detector de ángulo muerto, asistente de luz de carretera, advertencia de cambio de carril y control de crucero. Sin embargo, Opel ofrece un arsenal mucho más grande, ya que además de los mencionados en el japonés, añade sistema de iluminación variable, reconocimiento de señales de tráfico, asistente de marcha atrás y un asistente de aparcamiento. De esta forma Opel se ha ganado a los amantes de los equipamientos pero resulta imposible (o al menos no tiene mucho sentido) pagar por todos ellos.
Los materiales en los dos coches combinan superficies agradables y plásticos de buena calidad que dan muy buena sensación.
Gran espacio en el Mazda
En cuanto a espacio para los ocupantes el Mazda va en primer lugar. Esto se debe principalmente a la mayor distancia entre ejes y a una longitud dos centímetros mayor que la del Insignia, es decir, un total de 4,86 metros. De la larga distancia entre ejes se beneficiarán especialmente los pasajeros traseros, que tienen en el caso del japonés un espacio para las piernas sensacional. También en los delantero se percibe un poco más de espacio disponible que en el Insignia.
A su vez, la versión de cinco puertas también tiene un buen espacio en el maletero. Aquí Opel ofrece un poco más tanto en el sedán como en la carrocería station wagon, partiendo 530 y 1470 litros de equipaje respectivamente. En su caso, el Mazda sedán parte de 489 litros, lo que puede explicarse por el plegado del respaldo de los asientos traseros, que también se extienden en longitud y por lo tanto permiten el transporte de hasta dos metros de objetos largos.
Suspensión muy agradable en el Insignia
Si en el Mazda la oferta de espacio es más evidente, los pasajeros de Opel agradecerán la calidad de la suspensión, al menos si tienen el sistema de chasis adaptativo opcional que permite al conductor elegir entre un tacto confortable o deportivo. Este sistema cuesta 900 euros y las diferencias entre las configuraciones son claramente perceptibles, por lo que ganaremos en confort y también en tacto deportivo, siempre a demanda.
La suspensión del Mazda 6 es también excelente, aunque resulta un poco más simple si establecemos comparaciones sobre sus posibles facetas. El tacto del chasis japonés es bastante espontáneo y sincero de cara al conductor y es bastante permeable de sensaciones. El Mazda 6 cuenta de entrada con un peso un poco más bajo (unos 200 kg) y eso repercute en una mayor viveza de las reacciones. En el caso de Opel, a pesar de sus más de 1.600 kilogramos de peso, el paso por curva es más divertido y algo más convincente, pero tiene una tendencia más temprana al subviraje, algo que el sensible ESP se encarga de corregir para mantener el coche en la trayectoria con confianza.
Ambos son también dos alternativas sólidas en cuanto a comodidad en largas distancias. El aplomo sobre el asfalto es exquisito y el nivel de ruido es más bien bajo en los dos casos. Opel, en este punto, cuenta con el valor añadido de sus asientos ergonómicos EGR, creados con una tecnología puntera que promete comodidad al máximo nivel a la hora de devorar kilómetros.
¿Aspiración o turbo?
Con motor de gasolina de dos litros en el Mazda 6 uno casi podría sorprenderse, ya que cada vez es más raro encontrar motores de aspiración natural. Este cuatro cilindros ofrece una respuesta espontánea incluso desde las revoluciones más bajas y una banda de par correspondientemente amplia. A partir de 1000 vueltas el motor ya tiene muchas ganas de subir, lo que permite incluso utilizar la sexta marcha en algunas situaciones de tráfico urbano. Su temperamento es correcto, tiene fuerza y en ocasiones resulta más animado que el de Opel. A esto contribuye que el camino de la aceleración tiene vía libre hasta las 6.500 vueltas.
En el otro lado, Opel ofrece el 1.6 SIDI dotado de turbo. Este gasolina “downsized” mantiene acústicamente las pretensiones de un motor de dos litros, aunque juega en otro margen de revoluciones y tiene otro tacto general. A partir de 1.650 vueltas ya logramos el par máximo de 260 Nm. El Mazda con su 165 CV puede lograr acelerar en 9,1 segundos, una décima menos que el Opel, que con cinco caballos más consigue aventajar al japonés en velocidad punta (220 km/h frente a 216 km/h).
¿Más económico?
La pregunta interesante es si el nuevo motor del Insignia también puede beneficiarse de un menor consumo en la práctica. Después de todo, Mazda ha inculcado su técnica SKYACTIV con la que, sin reducir el tamaño de los motores, pueden conseguir un nivel altamente eficiente. En el caso de este motor están homologados unos escasos seis litros, mientras que el 1.6 SIDI promete una décima más. Sin embargo el motor de Opel, gracias a la menor cilindrada, funciona de manera más eficiente. En una prueba realizada a 120 km/h en la carretera de manera constante, el consumo de combustible del alemán fue de 6,7 litros, mientras que el Mazda mostró ligeramente más sed a esta velocidad y no pudo bajar de los 7 litros.
Pero las tornas cambian a medida que aceleramos. Si ponemos el control de velocidad de crucero a 160 km/h entonces el Mazda merece llevarse el premio, ya que mostró un consumo medio de combustible de 9,6 litros. A altas velocidades, el motor de gasolina turbo de Opel es mucho más gastón y puede hacer medias en torno a los 11 litros. Por tanto, quien esté interesado en estos modelos debe tener en cuenta su estilo de conducción personal en la decisión de compra.
Mazda, ligeramente más barato
El Mazda también se lleva la palma en cuanto al precio, ya que al menos en Alemania, el 6 con motor de gasolina de 165 caballos de fuerza cuesta un poco menos (entre 300 y 400 euros menos) que el Insignia con motor de gasolina de 170 caballos. En España, este Insignia está disponible desde 33.000 euros, mientras que el Mazda 6 no se vende con éste motor por el momento.
Otra ventaja del Mazda es que la carrocería station-wagon tiene el mismo precio que la berlina, cosa que no ocurre en Opel, donde hay que pagar casi 1.000 euros si optamos por la versión familiar del Insignia.
Conclusión
Las dos son alternativas impresionantes, tienen buen espacio en el interior, una capacidad de carga impresionante y buen nivel dinámico. El Opel te gustará más si la tecnología es tu fuerte, ya que la lista de asistentes y extras es casi interminable. Además, el consumo es un poco más ajustado gracias a su motor “downsized”.
El Mazda 6, sin embargo, es un coche un poquito más barato y cuenta con un motor de aspiración de los de toda la vida. Te gustará si disfrutas conduciendo en un margen de revoluciones más alto y no te defraudará su comportamiento. Además, la familia viajará con unos centímetros más de espacio que se notarán en largas distancias.
