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Comparativa: Mazda 3 Vs Ford Focus – El fin de la hermandad

En la primera década del siglo, la antigua plataforma C1 del Focus sirvió como base tecnológica a los competidores del Golf concebidos por los fabricantes Volvo y Mazda.

Sin embargo, los que una vez fueran socios de colaboración se han convertido en duros contrincantes y el nuevo Focus puede presumir de una recién estrenada independencia. A continuación veremos lo bien que le ha estado esta incursión en solitario al compacto de Ford en una comparativa con el Mazda 3 sometido a una renovación técnica a finales de 2011. Con 4,46 metros de longitud, el Mazda 3 se aproxima peligrosamente a los segmentos superiores y el Focus, diez centímetros más corto, también supera ligeramente las dimensiones medias de los vehículos compactos. Siguiendo la tendencia actual, ambos cuentan con carrocerías dinámicas repletas de aristas y pliegues, aunque hay que reconocer que el Mazda presenta un aspecto más expresivo y agresivo, mientras que el Focus ofrece una presencia más elegante y sobria.

El interior muestra la imagen invertida. Si bien la ordenada sobriedad del japonés le hace parecer casi conservador y, en algunos puntos, quizá barato, en el Ford encontramos una disposición mucho más variada que destila modernidad y elegancia a partes iguales. Quizá su mezcla de superficies resulte demasiado variada y la multitud de botones distribuidos por la consola central y en torno al volante exijan del conductor un cierto periodo de aclimatación, pero en cualquier caso el Focus resulta claramente más cómodo y acogedor. Quizá un buen motivo de la sobriedad del interior del Mazda sea la pantalla del sistema de navegación multimedia que hace que muchos de los interruptores y mandos resulten innecesarios.

Mazda 3: algo anticuado pero espacioso

Donde se les ha ido un poco la mano a los de Mazda es en el número de pantallas, ya que en todo el salpicadero encontramos un total de cuatro, mientras que el Ford –además de la gran pantalla del navegador– tan solo dispone de una pantalla a color de buena resolución con modos de indicación intercambiables situada en el cuadro de instrumentos. Otra solución elegante es la de la palanca del freno de mano que en el Focus está ubicada justo al lado de la palanca de cambios y no detrás como en el Mazda 3. Además, el Focus cuenta con un botón para el arranque del motor, mientras que el Mazda todavía se apaña con el típico botín para la llave de arranque.

En cambio, en lo que respecta a la oferta de espacio existe igualdad. Ya sea a la altura de la cabeza o de las rodillas, en ambos modelos los adultos dispondrán –tanto delante como detrás– de suficiente espacio para viajar de forma relajada, e incluso en los bancos traseros tienen cabida hasta tres personas, dado que en ambos casos el túnel de transmisión es bastante plano. Si bien en situación normal el maletero del Focus de 369 litros de capacidad supera al del 3 en 29 litros, en el compartimento de carga ampliado del Mazda (1.360 litros) caben más de 200 litros más que en el del Ford. El Ford desperdicia unos cuantos litros debido a que el respaldo del banco trasero no se pliega lo suficiente. En cambio, el portón trasero del Focus tiene una apertura más amplia que el del Mazda 3.

Ford Focus: excepcional motor

Bajo los capós se esconden dos motores de gasolina bastante potentes con caracteres muy diferentes. En el caso del Ford, un gasolina con reducción de cilindrada denominado Ecoboost proporciona un gran empuje, ya que gracias a la sobrealimentación y la inyección directa el propulsor de tan solo 1,6 litros desarrolla 150 CV y 240 Nm. De forma intermitente, y gracias a una función similar al overboost, éste llega a generar incluso 270 Nm. Esto permite al Focus acelerar de forma increíblemente rápida.  Su tiempo de aceleración es de 8,6 segundos y la velocidad máxima 210 km/h en combinación con un cambio manual de seis velocidades bastante suave. El potente y temprano empuje que desarrolla el cuatro cilindros resulta sumamente divertido y, además, éste viene acompañado de una acústica bastante comedida que no evoluciona hasta convertirse en un sonido más profundo hasta alcanzar la zona alta de revoluciones. Al detenerse en el semáforo en rojo el motor enmudece por completo gracias al sistema Start&Stopp de serie que, además, permite ahorrar combustible.

Sin embargo, el motor del Mazda 3 muestra una naturaleza completamente diferente. En el caso del cuatro cilindros la casa japonesa sigue apostando por la cilindrada completa en lugar de la sobrealimentación y con la ayuda de una inyección directa de los 2,0 litros también se logran extraer 150 CV, aunque hasta las 4.500 vueltas no consigue alcanzar sus 191 Nm de par motor. Por tanto, los que deseen experimentar todo su potencial deberán alcanzar el rango superior de revoluciones, momento en el cual el motor mostrará una comedida contundencia. Sin embargo, con su gasolina de funcionamiento más áspero el Mazda 3 se sitúa claramente por detrás del Focus. En su caso el tiempo de aceleración es de 10,4 segundos y la velocidad máxima alcanza los 206 km/h.

Consumo: teoría y práctica

Si sus peores prestaciones vinieran acompañadas de un consumo más bajo, entonces el propulsor de Mazda podría ser una alternativa interesante, pero en este punto los japoneses tampoco logran superar el corte pese a contar de serie con un sistema automático de parada y arranque. Según datos oficiales el consumo es de 6,7 litros, cifra que durante nuestra prueba ascendió hasta los 9,4 litros. En el caso del Ford el aumento fue de 6,0 litros (cifra oficial) a 8,9 litros (cifra real). El aumento en el consumo del Focus se debe también al hecho de que el divertido empuje de su turbo nos incitó una y otra vez a pisar a fondo el acelerador, por lo que la prueba de consumo quizá concluyera con unos resultados algo desiguales. Aquellos que sepan contenerse podrían firmar una cifra más cercana al consumo homologado con el Ecoboost que con el gasolina de aspiración del Mazda 3.

Sin embargo, el Focus no ofrece solo grandes satisfacciones en el plano de la dinámica longitudinal, sino que también el trazado de curvas resulta mucho más divertido. Y esto sorprende ya que su chasis ofrece igualmente un nivel de comodidad relativamente bueno y tan solo las sacudidas algo más fuertes pueden llegar a perturbar la tranquilidad de sus ocupantes. Resulta muy divertido entrar a toda velocidad en curva con el Focus ya que éste resulta muy fácil de dominar, se deja conducir con gran ligereza, su dirección se muestra muy espontánea y pese a un ligero balanceo siempre permanece bajo control.

Una cierta dureza

En su nueva edición el Mazda 3 sigue ostentando el primer puesto del segmento de los compactos en lo que a dinámica se refiere. Sin embargo, sigue mostrando una dureza poco delicada que puede llegar a resultar molesta, pese a contar ahora con una configuración más suave. Si bien el Mazda 3 se muestra resolutivo y con escaso balanceo en curva, para el día a día la mayoría de los conductores preferirán sin duda una configuración más homogénea como la del Focus.

En cambio, el Focus sorprende –y no precisamente de forma positiva– en lo que respecta al precio de compra. Si un conductor desea hacerse con un Focus de ensueño no tendrá más remedio que equiparlo con multitud de los extras opcionales que ofrece la marca, así que a los 22.100 euros de partida del Ford Focus Ecoboost 150 (sin descuentos incluidos) tendremos que sumar unos cuantos miles de euros más. Si bien el Mazda 3 con mecánica de gasolina y potencia similar solo es 100 euros más costoso en su adquisición, éste se presenta con un equipamiento de serie ligeramente más amplio. La versión «Luxury», por ejemplo, comparte con el Ford el sistema automático de parada y arranque, los elevalunas eléctricos delante, volante de tres radios, climatizador bizona, programador de velocidad, etc. Las llantas de 17 pulgadas, el sensor de aparcamiento trasero o los retrovisores exteriores térmicos, por ejemplo, deben pagarse aparte en el caso del Ford.

Por otro lado, la firma del óvalo ofrece para el Focus algunos extras especialmente atractivos que en el caso del Mazda ni siquiera están disponibles. Estamos hablando, por ejemplo, de dos sistemas de ayuda a la seguridad: el «Active City Stop» y el programador de velocidad adaptativo con regulación de distancia. Mientras que el primer sistema frena de forma activa el vehículo en caso de que exista peligro de colisión, el programador de velocidad con regulación de distancia mantiene en todo momento la distancia con el coche de delante y adapta la velocidad del automóvil en consecuencia. Hasta hace poco este tipo de extras aún estaban reservados a los segmentos superiores.

Conclusión

Dos puntos decisivos son los que convierten al Focus en todo un ganador. Gracias a su propulsor rápido y eficiente y a su tren de rodaje más equilibrado ofrece una mejor experiencia de conducción en todos los aspectos. Y, además, su interior exhibe una elegancia más moderna y acogedora.

Sin embargo, el Mazda 3 también cuenta con argumentos de peso a su favor. Así, estéticamente el modelo compacto japonés resulta algo más fresco, ofrece la máxima capacidad de almacenamiento y por un precio básico casi idéntico el comprador obtiene algo más de equipamiento –por el que en el Focus habría que invertir unos cuantos miles de euros.

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